La 4T bajo la lupa

— 1 — Cuadernos de Investigación 22 LA 4T BAJO LA LUPA Balance preliminar del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, 2018-2021 Roberto Ignacio Alonso Muñoz (Coordinador)

— 2 — UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA PUEBLA Biblioteca Interactiva Pedro Arrupe SJ Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación ....................................................................................................... La 4T bajo la lupa: balance preliminar del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, 2018-2021 / Roberto Ignacio Alonso Muñoz (coordinador); [autores:] Tadeo Luna de la Mora, Lilia Vélez Iglesias, Cuauhtémoc Cruz Isidoro, Simón Hernández León, Nathaly Rodríguez Sánchez, Gabriel Mendoza Zárate, Julio César Ávalos Huerta, Valentina Campos Cabral, Claudia Elena García Marañón, Miguel Calderón Chelius, Miguel Ángel Corona Jiménez, René Valdiviezo Sandoval, Mar Estrada Jiménez. Puebla, México: Universidad Iberoamericana Puebla: Departamento de Ciencias Sociales: AUSJAL, 2022. Cuadernos de investigación, 22. 1. López Obrador, Andrés Manuel, 1953- 2. Cambio social - México - Historia - Siglo XXI. 3. México - Política y gobierno - 2018- 4. México - Condiciones económicas - 2018- 5. México - Condiciones sociales - 2018- I. Alonso Muñoz, Roberto Ignacio, editor, prologuista. II. Universidad Iberoamericana Puebla: Departamento de Ciencias Sociales. ....................................................................................................... JL 1281 C83.2022 Clasificación Dewey: 320.972 ISBN (volumen): 978-607-8587-46-9 ISBN (obra completa): 978-607-8587-41-4 Cuaderno del Departamento de Ciencias Sociales Primera edición, 2022 DR © Universidad Iberoamericana Puebla Blvd. Niño Poblano 2901, Reserva Territorial Atlixcáyotl, San Andrés Cholula, Puebla, México. CP 72820 libros@iberopuebla.mx Impreso en México Printed in Mexico

— 3 — Índice PRESENTACIÓN............................................................................................................................................5 LOS RIELES DE LA 4T...................................................................................................................................9 LA CONSOLIDACIÓN DE LA MILITARIZACIÓN DE LA SEGURIDAD PÚBLICA.....................23 LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA INFORMACIÓN: ENTRE AGRESIONES, AMENAZAS Y ESTIGMATIZACIÓN.......................................................................................................35 EL ACCESO A LA JUSTICIA EN LA 4T. ENTRE LA VIOLENCIA, LA IMPUNIDAD Y LAS VIEJASPRÁCTICAS.....................................................................................................................................53 LOS GRITOS CONTRACULTURALES DE CIUDADANAS ACTIVAS: LA INTERPELACIÓN FEMINISTA A LA CUARTA TRANSFORMACIÓN...............................................................................65 PUEBLOS INDÍGENAS: ENTRE LA ALABANZA RITUAL Y LA LIBRE DETERMINACIÓN.....87 MEGAPROYECTOS EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN. BALANCE A TRES AÑOS.........101 LA POBREZA EN MÉXICO EN EL CONTEXTO DE LA COVID-19...............................................113 NOTAS PRELIMINARES SOBRE LA ECONOMÍA Y LA POLÍTICA ECONÓMICA DEL PRESIDENTE LÓPEZOBRADOR...........................................................................................................127 SOBRE LOS AUTORES..............................................................................................................................141

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— 5 — PRESENTACIÓN Hace poco más de tres años, el 1 de julio del 2018, Andrés Manuel López Obrador era declarado ganador de la jornada electoral más grande de la historia hasta ese momento. Con una legitimidad irrefutable, de la mano de una fuerza discursiva que traducía eficazmente los principales agravios de las masas populares, la autodenominada “Cuarta Transformación de la vida pública del país” devino gobierno hacia finales de aquel año, rodeada por una infinidad de expectativas sociales alentadas por su propia narrativa. Fruto de un proceso de casi tres décadas como principal opositor a los regímenes del PRI y del PAN, y gracias a una certera interpretación de los dolores y necesidades de las mayorías empobrecidas del país, López Obrador llegaba a Palacio Nacional con la promesa de emprender nada menos que un cambio de régimen, vieja aspiración ciudadana que había quedado frustrada en el 2000, y que ahora se reavivaba con una narrativa sostenida sobre la denuncia del fracaso de los gobiernos neoliberales y el anuncio del despliegue de una nueva forma de hacer política dirigida a priorizar el bienestar social, el combate a la corrupción y la impunidad; un manejo integral de la crisis de violencia e inseguridad, y el compromiso de eliminar el régimen de privilegios que ha beneficiado a una pequeña élite. “Por el bien de México, primero los pobres”, fue la divisa de la oposición triunfante. Hoy, a medio camino del sexenio, la realidad ha golpeado con dureza las enormes expectativas generadas por la 4T entre la sociedad, y la consistencia de su narrativa suscita cada vez más dudas en la medida en que los diversos sectores de una sociedad fragmentada y polarizada siguen sometidos básicamente a las mismas problemáticas que atravesaron a los regímenes precedentes. Hoy, el gobierno de la 4T avanza de manera irregular y entre claroscuros; sostenido más por sus fortalezas discursivas, por el diestro manejo de la agenda del debate público de su líder y por la inoperancia de la oposición política, que por la efectividad de su política pública. Ciertamente, el gobierno de López Obrador ha iniciado un conjunto de medidas orientadas a desmantelar el régimen de privilegios que ha sostenido la desigualdad política, económica y social del país a expensas de las mayorías empobrecidas; lo cual supone un cambio incipiente de enormes proporciones. Tampoco es mérito menor el hecho de que, a pesar de la imprevisible pandemia que ha azotado al mundo entero y ha provocado una incertidumbre generalizada en todas las dimensiones de nuestra vida, la economía nacional haya mantenido una apreciable estabilidad y se haya evitado, hasta hoy, un descalabro mayor al provocado por la crisis sanitaria. No obstante los anteriores méritos, ante la realidad pero también frente a su propia narrativa, el gobierno actual arrastra una enorme deuda. Si bien se ha visto acotado por una serie de resistencias, prejuicios y obstáculos estructurales, lo cierto es que el

— 6 — gobierno de López Obrador no ha podido llevar a cabo una auténtica transición y a ello ha contribuido en buena medida su modo de proceder adversarial y polarizante, que le ha hecho aún más difícil construir las mediaciones de todo tipo que son indispensables para desmontar los obstáculos y vicios que a lo largo de los anteriores regímenes han perpetuado la inequidad, la corrupción y la impunidad que cada día agravian a la mayoría de la población. Especialmente notable es la deuda que el actual gobierno tiene con la agenda de los derechos humanos y la democracia; pues es un pasivo que resta cada día un poco más de legitimidad a su discurso de transformación y hace de la 4T un gobierno, sí, de nuevas narrativas pero cuyas prácticas continúan arraigadas en el arcaico monopartidismo mexicano del siglo XX. Un capítulo que ilustra de manera especialmente elocuente lo anterior es la pauta de militarización que ha caracterizado al actual gobierno, ya no sólo como estrategia privilegiada de combate a la inseguridad, sino como vía de conducción de numerosas funciones que debieran depositarse en manos civiles. Como correlato que avanza con esta dinámica hay que subrayar la cotidiana propensión de López Obrador a sospechar y denostar sin matices a los organismos constitucionales autónomos. Así, precedida por dichos trazos predominantes, el gobierno de la 4T encara ya la segunda mitad de un sexenio que estará marcada por un largo proceso preelectoral que el propio Presidente ha abierto, en el marco del cual se decidirá la consolidación o no de un proyecto de transformación que hoy tiene pocos frutos que acreditar ante la ciudadanía y que despierta cada vez más voces críticas, especialmente entre los organismos de la sociedad civil, los movimientos sociales y la academia, entre otros actores importantes. Muestra de ello son los resultados de las elecciones intermedias del 2021, que produjeron un rediseño del escenario del poder público que no inclinó el peso de un solo lado, lo cual parece reflejar las mociones de una sociedad que ya aprendió que los políticos y sus partidos son simples instrumentos y no la encarnación de fuerzas casi metafísicas, como quisieran ser vistos por obra de sus retóricas. Esta realidad compleja e incierta es a la que se asoman los trabajos que integran este Cuaderno de Investigación, en un intento colectivo de desmenuzar, analizar y sopesar las acciones y los símbolos del gobierno de López Obrador, con plena conciencia de que se trata de un balance preliminar a mitad de camino. Este volumen articula distintas voces y perspectivas académicas en un mismo espacio con el propósito de ofrecer al lector no una valoración definitiva, sino una serie de reflexiones que puedan ser pertinentes para orientar el análisis y la praxis de una sociedad civil activamente comprometida con la democracia, con los derechos humanos y con la justicia. Asimismo, y con especial énfasis, este conjunto de análisis desea oxigenar argumentativamente el saturado y polarizado ambiente de la opinión pública, que ciertamente la propia 4T ha catalizado. El reto que han asumido las académicas y académicos del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana Puebla que han producido estos textos no es menor, pues las numerosas dificultades inherentes a la producción de análisis téc-

— 7 — nicamente sólidos y pertinentes, se multiplican cuando el sujeto de observación es un gobierno que se ha autoproclamado como el operador de una transformación histórica sobre el que la mayoría del electorado ha depositado tan altas expectativas. En este viaje difícil, nuestros académicos no pueden menos que reivindicar la doble tradición que caracteriza a las instituciones confiadas a la Compañía de Jesús, que nos obliga no sólo a honrar la vocación profética de denuncia de todas aquellas condiciones que vulneran a la sociedad, sino también a ser instrumentos de construcción de alternativas de vida digna; siempre, en una y otra función, al lado y en favor de las mayorías empobrecidas. Para el desahogo de los múltiples análisis, este cuaderno realiza un recorrido a través de distintos ejes sobre los que el actual gobierno ha montado su agenda. La militarización como un giro inesperado y contradictorio en su aproximación a los múltiples problemas en materia de seguridad pública; la libertad de expresión y el acceso a la información como grandes ámbitos de dudas y de deudas de un gobierno que se ha mostrado hostil al ejercicio del derecho a saber e informar; el estancamiento de un reformado sistema de justicia que, no obstante, sigue ignorando a las víctimas; la conflictiva relación con diversos movimientos sociales como los feminismos, los colectivos que buscan a personas desaparecidas, los pueblos originarios o los defensores del medio ambiente; la pobreza agravada por la emergencia sanitaria; así como la política económica de López Obrador; son los principales ámbitos de análisis de los trabajos aquí reunidos. El gobierno de la 4T ha demostrado el poder que entraña la palabra como configuradora de la realidad y sus percepciones; con este volumen queremos celebrar desde el espacio privilegiado de la Universidad, el poder que la palabra tiene para honrar la realidad a la vez que buscamos denunciar los mecanismos de subordinación de la realidad a la palabra en un sentido ideológico. La realidad, dice el Papa Francisco, es más importante que las ideas y, vale la pena agregar, es también muchísimo más importante y sobre todo más liberadora que las ideologías, que la reducen y falsifican. Sirva, pues, esta breve presentación como una invitación a acercarse a los análisis que nuestras académicas y académicos proponen en este Cuaderno de Investigación, y recuperar de ellos todo aquello que pueda ser pertinente para iluminar este momento complejo en la vida de nuestro país, en pos del fortalecimiento de nuestros lazos como sociedad y de la consolidación de la democracia y poniendo en el centro la justicia y verdad; bienes sin los cuales no puede haber una auténtica y digna transformación de nuestra vida. Mario Ernesto Patrón Sánchez Rector

— 8 — “La realidad, dice el Papa Francisco, es más importante que las ideas y, vale la pena agregar, es también muchísimo más importante y sobre todo más liberadora que las ideologías, que la reducen y falsifican”

— 9 — Introducción LOS RIELES DE LA 4T Roberto Ignacio Alonso Muñoz El gobierno de Andrés Manuel López Obrador no puede explicarse sin dos rieles por los que avanza. Son carriles en los que se soporta, le permiten andar con agilidad y allanan su camino. No parece haber algo que no transite por ahí, determinándolo y configurándolo. Uno de esos rieles, el que sucede todas las mañanas —la mayoría de las veces en Palacio Nacional– marca la agenda, levanta polémica y da color al debate político. Las mañaneras son un instrumento de gobierno con el que el presidente ha mantenido el dominio de la conversación pública. Escasean los sitios de noticias que no destinen una sección o un tiempo fijo de sus espacios a lo que López Obrador declara por iniciativa propia o a pregunta expresa, no en pocas ocasiones a modo. El otro riel era inesperado. Si bien las conferencias matutinas formaban parte de un estilo ensayado a su paso como jefe de gobierno de la capital del país, gobernar de la mano del poder militar no aparecía en la hoja de ruta que el político de origen tabasqueño bosquejó en su campaña ni en su historia de movilización política. Por el contrario, tanto en 2018 como seis años antes, López Obrador aseguró que de llegar a la presidencia regresaría al Ejército a sus cuarteles, lo que hubiera supuesto un verdadero punto de inflexión en el modelo de seguridad agudizado en 2006 con el despliegue militar. A mitad de sexenio, el papel de las Fuerzas Armadas es central y estratégico. El Ejército y la Marina no sólo no regresaron a sus cuarteles, sino que han sumado poder y tareas por todo el territorio nacional. En palabras del presidente, el apoyo más importante que ha recibido su gobierno es el que le han brindado estas dos instituciones (Villa y Caña, Espino y Morales, 2021). A manera de cuadro introductorio de los trabajos de este cuaderno, el presente artículo busca dar cuenta de dos atributos que han marcado y seguramente terminarán de perfilar el sexenio en curso, con el fin de examinar parte fundamental de las entrañas de la autodenominada Cuarta Transformación (4T). Dos rasgos a los que se ha subordinado la acción gubernamental de su gabinete y que son objeto de crítica permanente tanto desde la oposición como desde un sector de la sociedad que aunque vio con agrado la agenda de transformación enarbolada por López Obrador, hoy advierte los riesgos que suponen ambas vías en lo que resta del sexenio y más allá de éste. La perspectiva es distinta en uno y otro caso. La administración actual llegará a su fin en 2024 y, con ella, el estilo personal de gobernar del presidente. Puede ser que la sociedad no tolere en adelante un gobierno cerrado a la interlocución pública, pero no se ve probable que detrás de López Obrador venga un animal político de naturaleza similar. En cambio,

— 10 — el andamiaje legal que profundiza la participación de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad y en la vida pública en general, permanecerá y será difícil de desmontar (Centro Prodh, 2021). El objetivo planteado se desarrolla en cuatro apartados. Primero, se hace un acercamiento al fenómeno de las mañaneras con apoyo de algunas lecturas que se han hecho desde el periodismo y la opinión pública, estudios cuantitativos que se han llevado a cabo alrededor de ellas y las preocupaciones que al respecto han dado a conocer organizaciones de la sociedad civil. En segundo lugar, de la mano de dos casos brevemente reseñados, se reflexiona en torno a los usos y costumbres de esta herramienta de comunicación política. Hecho este recorrido, en un tercer momento se expone cómo se ha profundizado el papel de las Fuerzas Armadas en el ámbito de la seguridad pública, siguiendo un informe reciente sobre la evolución del poder militar en la actual administración. Finalmente, se hace un recuento de las tareas civiles que hasta la fecha han acumulado el Ejército y la Marina, junto con algunos apuntes sobre el concepto de militarismo. Gobernar (des)informando El 3 de diciembre de 2018 tuvo lugar en el Salón Tesorería de Palacio Nacional la primera conferencia matutina de López Obrador como presidente de México. Acompañado del gabinete de seguridad pública, detrás de un atril apenas visible por su discreto aspecto, el mandatario atendió una veintena de preguntas planteadas desde un auditorio lleno de periodistas, cámaras fotográficas y videocámaras. Al cierre del mes de agosto de 2021, se contabilizaban 685 mañaneras en poco más de mil días de gobierno. Conferencias con una duración media de 108 minutos, un promedio de 580 mil visitas diarias en Facebook y un conteo de más de 50 mil afirmaciones no verdaderas (Spin, 2021). Con base en la duración promedio de las mañaneras, el presidente ha estado expuesto a medios y canales informativos en redes sociales mil 233 horas, esto es, más de 51 días completos. Lo que empezó como un acto para que “los mexicanos tengan información de lo que acontece en nuestro país” (Gobierno de México, 2018) —sin límite ni censura, plural e incluyente—, hoy es un espacio de disputa política que ha sido utilizado también para desinformar y clausurar la información (Artículo 19, 2021). Un espacio que el 30 de junio de 2021, la víspera de la celebración oficial de los tres años del triunfo obtenido en las urnas en 2018, inauguró una nueva sección semanal bajo el nombre “Quién es quién en las mentiras” con el propósito de desmentir información falsa difundida en medios de comunicación y redes sociales, erigiéndose en tribunal de la verdad. Durante los primeros 100 días de su gobierno, las mañaneras se convirtieron rápidamente en objeto codiciado del análisis político y la interpretación periodística. Sin que fueran desestimados sus riesgos, este ritual matutino captó la atención pública y

— 11 — se volvió un medio de contacto directo entre el político y sus seguidores, así como una oportunidad de diálogo entre los medios de comunicación tradicionales, personalidades con presencia creciente en las redes sociales y el presidente de México. No habría mejor alegoría de la voluntad de proyectar la idea de un presidente sin intermediarios que las mañaneras (Aziz, 2019). El contraste fue decisivo. Durante su sexenio, Enrique Peña Nieto compareció de manera abierta apenas un par de ocasiones ante los medios, con más excepcionalidad que naturalidad, multiplicándose así el interés en la posibilidad de interpelar al presidente de la República y hacerlo, además, a la vista de todas y todos, en vivo y en directo tanto en televisión abierta como en Facebook y YouTube.1 Las mañaneras se posicionaron muy tempranamente como un noticiero en sí mismo, con invitados, primicias y control de la agenda informativa (Campos, 2019). A condición de saberlo aprovechar, escribía Jorge Zepeda a unos meses del inicio del sexenio, “las mañaneras pueden convertirse en un espacio políticamente decisivo entre la sociedad y el gobierno” (2019). Un año después, el mismo periodista señalaba que la aparición diaria de López Obrador era parte del núcleo de su estrategia para gobernar, un riel, como lo sostiene este texto; en medio de acusaciones y descalificaciones hacia su gobierno, apreciaba, las mañaneras constituían “el instrumento para la madre de todas las batallas: la disputa por la opinión pública” (2020). Al año siguiente, el analista acusaba ya el agotamiento del espacio, en buena medida porque los medios de comunicación con mayor peso en el país no han sabido aprovecharlo (2021). Algo semejante a lo que desde 2019 alertaba Salvador Camarena: “hacemos (los medios) como que participamos en una rueda de prensa para que el Ejecutivo haga como que informa”. ¿En qué se han convertido las mañaneras? De acuerdo con la consultora SPIN,2 que lleva un análisis diario de las conferencias matutinas, el periódico que con mayor frecuencia retoma el contenido de las mañaneras en sus primeras planas, dentro de los siete de mayor circulación nacional, es La Jornada,3 seguido de Excélsior y Milenio. Dentro del mismo grupo, los que menos incurren en esta práctica son El Economista, El Universal y Reforma. La palabra corrupción ha sido pronunciada 5 mil 258 veces con corte al 15 de julio de 2021. Del 3 de diciembre de 2018 al 30 de junio de 2021, fueron documentadas 56 mil 181 afirmaciones no verdaderas, siendo 88 de ellas el promedio diario. Al 16 de agosto de 2021, los personajes del periodismo y la vida intelectual más mencionados eran Enrique Krauze (122), Héctor Aguilar Camín (101), Carlos Loret de Mola (61), Ciro Gómez Leyva (42), Joaquín López-Dóriga 1 El canal de Andrés Manuel López Obrador en YouTube, por donde se transmiten todos los días sus conferencias matutinas, tenía a finales de agosto de 2021, 2.8 millones de seguidores. 2 El seguimiento de SPIN-Taller de Comunicación Política a las mañaneras puede revisarse en su página web y en sus redes sociales. Ver: http://www.spintcp.com/conferenciapresidente/ 3 De acuerdo con las organizaciones Artículo 19 y Fundar, La Jornada es el rotativo que más presupuesto público ha recibido durante el gobierno de López Obrador; sólo en 2020 recibió 208 millones 402 mil 543 pesos, apenas detrás de Estudios Azteca (TV Azteca) y Grupo Televisa.

— 12 — (29) y Raymundo Riva Palacio (20). Al 30 de abril de 2021, quienes más habían participado en estas conferencias de parte del gabinete eran el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, con 132 asistencias y 89 participaciones; de la Coordinación General de Comunicación Social, con 117 asistencias y 109 participaciones; de la Secretaría de Relaciones Exteriores, con 105 asistencias y 98 participaciones; de la Secretaría de Marina, con 105 asistencias y 41 participaciones; y el titular de la Secretaría de Salud, con 99 asistencias y 81 participaciones. Lo que esta numeralia refleja es que, a tres años de gobierno, este inédito ejercicio representa una herramienta de comunicación política con la que el presidente busca controlar la agenda pública, apuntalar narrativas oficiales, influir en la conversación pública a costa de distorsionar la realidad, descalificar a quienes ubica como sus adversarios y fortalecer la imagen de integrantes de su equipo más cercano. Para la organización Artículo 19 (2021), las mañaneras son un arma de gobierno que ha tergiversado un ejercicio informativo, transparente y de rendición de cuentas en principio plausible, “para convertirse en uno donde se concentra y posiciona la agenda del Ejecutivo a cualquier costo, incluso sacrificando la verdad sobre el desempeño gubernamental” (12). En su informe de 2019, esta organización de la sociedad civil fijó su atención en la preocupante tendencia de usar dicho espacio para estigmatizar y descalificar voces críticas, concretamente las de periodistas. En el informe de 2020, a ello se sumó la tendencia a la desinformación. Respecto a las afirmaciones no verdaderas, Artículo 19 subraya: Aun cuando el impacto social real de estas declaraciones no es mensurable, sí podemos decir que tiene repercusiones en el ejercicio del derecho a la información y la libertad de expresión, sobre todo, si el principal mecanismo de acceso a información oficial es la conferencia matutina del presidente (61). La sospecha de la fórmula agotada puede encontrar explicaciones en lo que Artículo 19 resume en una línea al apuntar que la tribuna de las mañaneras es una en la que el presidente pontifica, juzga, moraliza, estigmatiza, informa y desinforma; la sección “Quién es quién en las mentiras”, el epítome de ello. Usos y costumbres de las mañaneras Se ha dicho ya que las conferencias matutinas son una herramienta de comunicación política cuya intención es controlar la agenda pública y, por tanto, la legitimidad de la agenda gubernamental. Esta finalidad se alcanza siguiendo diferentes caminos. A juzgar por el tiempo que destina a su ceremonia de todas las mañanas, López Obrador ha hecho de la comunicación una estrategia para gobernar. Así, envía mensajes políticos, gira instrucciones, hace anuncios oficiales, informa sobre situaciones es-

— 13 — pecíficas y mantiene una imagen cercana a la población que le ha permitido, con todo y crisis sanitaria y económica, mantener un nivel de aprobación alrededor del 60%.4 Las propias conferencias matutinas tienen un nivel promedio de valoración positiva de 50%, según una encuesta nacional telefónica de El Financiero.5 Esta encuesta registró en abril de 2018 el nivel más bajo de opinión favorable hacia las mañaneras (37%). No obstante, la misma encuesta recogió que para 62% de la población el presidente informa mucho o algo con sus conferencias, al mismo tiempo que critica mucho o algo a sus adversarios y opositores; para 60% hace mucho o algo de proselitismo político a favor de su proyecto y para 49% habla mucho o algo con la verdad. Los números dejan ver que más que un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas, se trata de un instrumento político que algunas veces informa pero otras veces deriva en propaganda. La polémica frase con la que el presidente se escuda en la existencia de “otros datos” para evadir la realidad que con frecuencia es retratada con cifras oficiales proporcionadas por su administración, clausura todo intento de escrutinio y, por tanto, de corrección. Por ello no coincide la población a la hora de asociar información con verdad. López Obrador podrá hablar mucho, pero esto no equivale a que lo dicho sea veraz. Los “otros datos” que el presidente dice tener —sobre todo, en materia de derechos humanos— parecen no existir en los acervos documentales de las dependencias a su cargo. […] Cuando el presidente emite una declaración que tiende a desdeñar problemas como la violencia contra las mujeres o que busca estigmatizar a víctimas de la violencia criminal y de Estado, solicitar evidencia documental que sostenga sus afirmaciones tiene como consecuencia entrar a un laberinto burocrático para obtener esos “otros datos” o para, de plano, corroborar que no existen (Artículo 19, 2021: 19). Las mañaneras devienen así en un obstáculo para la rendición de cuentas, pues no sólo impiden la discusión con base en evidencia, sino que en ellas se asume que la petición de cuentas es una afrenta al proyecto de transformación, no un reclamo democrático. Es en el mismo tenor que ocurren las descalificaciones a la prensa, a las organizaciones sociales, a la academia y a toda institución que al menor asomo de crítica y cuestionamiento recibe como respuesta una ola de ataques y hostigamiento que comienza en Palacio Nacional y suele migrar a las redes sociales.6 Dos casos son ilustrativos de este manejo. 4 De acuerdo con la encuesta nacional realizada por Alejandro Moreno y publicada en El Financiero, el mayor nivel de aprobación registrado fue de 83% en febrero de 2019, mientras que el más bajo ha sido en junio de 2020 y junio de 2021 con 56%. 5 Esta encuesta se hizo a 500 mexicanos adultos los días 17 y 18 de abril de 2021 con base en un muestreo probabilístico de teléfonos residenciales y celulares en las 32 entidades federativas. 6 El laboratorio de análisis del comportamiento en redes sociodigitales, SignaLab, ha advertido repetidamente sobre el uso de cuentas para denostar perfiles, hostilizar el ambiente digital e inhibir la conversación pública alrededor de temáticas críticas hacia el gobierno de López Obrador. No se trata de un fenómeno

— 14 — El 28 de agosto de 2020, el presidente y su vocero embistieron contra organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación, señalándolos por recibir recursos del extranjero, específicamente de Estados Unidos, para criticar la construcción del Tren Maya. La acusación topó con pared. Animal Político (2020), uno de los medios incluidos, reveló que el acuerdo con una de las fundaciones extranjeras mencionadas fue para un proyecto que se realizó antes siquiera de que iniciara el gobierno de López Obrador. En el caso de las organizaciones sociales, una amplia red de asociaciones, colectivos y personas alertó que la declaración presidencial “genera un efecto multiplicador que permite y legitima la actuación de otros actores estatales y no estatales, en perjuicio de las personas defensoras y periodistas, debilitando aún más el Estado de derecho en nuestro país” (Espacio_OSC, s/f); y llamó tanto al gobierno federal como a los gobiernos locales a “cesar discursos y acciones que estigmatizan y criminalizan la labor de las personas defensoras de derechos humanos y periodistas”, “generar espacios adecuados de diálogo abierto con las organizaciones de derechos humanos quienes defienden los derechos de los pueblos y comunidades afectadas (por megaproyectos)”, y “posibilitar una discusión pública sobre temas de interés social y adoptar un discurso a favor del pluralismo y crítica” (Espacio_OSC, s/f). Siete meses después, el 26 de febrero de 2021, López Obrador y su vocero —nuevamente— reclamaron a la prensa que presentó las cifras que había dado a conocer la Auditoría Superior de la Federación relativas al sobrecosto en la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Esta vez no sólo llamó por su nombre a las empresas informativas, sino que mostró un video con la recopilación de la cobertura noticiosa de más de una docena de medios. A los dos días de haber entregado los informes de fiscalización de la cuenta pública de 2019, la Auditoría se retractó del costo estimado inicialmente, sin embargo, lo que hizo la mayoría de los medios exhibidos fue simplemente reportar lo dicho por la propia institución. Estos ejemplos no son sino antecedentes de la sección “Quién es quién en las mentiras”, una práctica excesiva con la que el presidente decidió institucionalizar la desinformación a través de versiones imprecisas, omisiones y datos falsos (Animal Político, 2021). Con el pretexto de hacerle frente a la manipulación que se presenta en los medios y las redes sociales, en sus siete primeras emisiones esta sección ha exhibido el comportamiento y la cobertura de varios medios y periodistas, tropezando reiteradamente y repitiendo con yerros y desmesuras lo que declara combatir. nuevo ni propio de este sexenio, pero sí es uno que ha evolucionado en los últimos años, trascendiendo incluso la categoría de bot con “cuentas que reaccionan de manera orquestada para atacar-defender intereses específicos en momentos específicos” (SignaLab, 2020). A decir de este espacio académico, estamos ante una tecnoartillería política con “perfiles utilizados para sostener sistemáticamente el tren de conversación a favor o en contra en una discusión” y reforzar la narrativa de visualizar a la prensa como enemiga.

— 15 — Militarización de la seguridad pública El 15 de junio de 2021, apenas unos días después de las elecciones intermedias con las que Morena perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados —aunque la mantiene con sus partidos aliados—, López Obrador anunció que para la segunda mitad de su mandato presentaría tres reformas constitucionales: una en materia electoral con el fin de renovar al INE y eliminar diputados y senadores plurinominales, otra para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad y una última con el objeto de trasladar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional. Pese a que las condiciones para lograr avanzar una reforma constitucional en la segunda parte del sexenio no son tan favorables como lo fueron en la primera, un documento interno de la Secretaría de la Defensa Nacional dado a conocer a principios de agosto de 2021 confirma que esta dependencia prepara ya una reorganización administrativa con miras a hacer de la Guardia Nacional la tercera fuerza armada del país (Medellín, 2021). ¿Qué sucedió para llegar hasta aquí? Como estrategia, la militarización de la seguridad pública se pronunció a finales de 2006, cuando el expresidente Felipe Calderón Hinojosa tomó la decisión de hacer uso de las Fuerzas Armadas para combatir el tráfico de drogas y el crimen organizado vinculado al primero. Militarización entendida como un proceso a través del cual, funciones primordiales del Estado se llevan a cabo con lógicas militares (Arana y Anaya, 2020). Desde entonces inició en el país un conflicto armado entre carteles y entre estos y fuerzas de seguridad que ha dejado tras de sí más de 350 mil homicidios y más de 80 mil personas desaparecidas. Ante esta ola de violencia y la crisis de derechos humanos que la acompaña hasta la fecha —tortura, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales7—, la sociedad reclamó en 2018 un cambio de rumbo para pacificar al país. Como ha sido dicho ya, López Obrador prometió desde 2012 un viraje en el modelo de seguridad que comenzaría dando por finalizado el despliegue de las fuerzas castrenses. En 2018, ya como presidente electo, fue a más y se comprometió incluso con una agenda de justicia transnacional a petición del movimiento de víctimas. A la oferta de la desmilitarización se sumaba un horizonte de verdad, justicia, reparación y no repetición. No obstante, dos semanas antes de que iniciara su gobierno, en plena discusión en la Suprema Corte de Justicia de la Nación de la Ley de Seguridad Interior con la que su antecesor, Enrique Peña Nieto, buscó darle certeza jurídica al papel central de las Fuerzas Armadas en materia de se7 En su informe de 2015, “Situación de derechos humanos en México”, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos denunció la existencia en el país de una grave crisis de derechos humanos, identificando el aumento de la violencia, niveles críticos de impunidad y una inadecuada atención a las víctimas. En abril de 2021, en el quinto informe de seguimiento a sus recomendaciones, este organismo internacional sostiene que los desafíos persisten y la crisis continúa. Ver: https://www.oas.org/es/cidh/docs/anual/2020/capitulos/ IA2020cap5.MX-es.pdf

— 16 — guridad pública, el presidente electo propuso la creación de una Guardia Nacional con mando militar como su principal estrategia para combatir la delincuencia organizada. Sabedor de que el máximo tribunal del país estaba por declarar inconstitucional la Ley de Seguridad Interior impulsada en la administración anterior —cosa que ocurrió al día siguiente de su anuncio—, López Obrador planteó una reforma constitucional con la que, meses más tarde, logró hacer legal lo que la Corte había declarado ilegal (Pérez, 2019). La Guardia Nacional fue resultado de un intenso debate legislativo que incluyó audiencias públicas con destacada presencia de actores sociales y logró sujetarla a un mando civil en el texto constitucional. Sin embargo, su composición con cuerpos castrenses, su adiestramiento militar y su coordinación operativa por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional desde octubre de 2020, revelan que la militarización de la seguridad pública no sólo se ha mantenido, sino que se ha profundizado. Para el Centro Prodh (2021), el desdibujamiento del carácter civil de la Guardia Nacional puede notarse en dos dimensiones. Por un lado, la legal, particularmente en sus leyes secundarias, a saber, la Ley de la Guardia Nacional, la Ley Nacional de Uso de la Fuerza y la Ley Nacional de Registro de Detenciones —las tres impugnadas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por visos de inconstitucionalidad e inconvencionalidad—. Por el otro lado, su funcionamiento. Como lo reporta el Centro Prodh en su informe Poder militar. La Guardia Nacional y los riesgos del renovado protagonismo castrense, la estructura e integración de esta institución, sus mecanismos de control y la regulación de la carrera y la doctrina policial en su interior, están atravesados por un componente castrense que, con base en los análisis que esta misma organización y otras han realizado sobre las consecuencias de que la seguridad pública esté en manos de las Fuerzas Armadas, tiene como riesgo la perpetuación de un modelo fallido: violaciones a derechos humanos, continuidad de la violencia y desbalances en la relación cívico-militar. Por si la propia creación y el desarrollo inicial de la Guardia Nacional no fuera suficiente para hablar de militarización, el presidente dispuso a través de un acuerdo fechado el 11 de mayo de 2020 del uso de las Fuerzas Armadas para llevar a cabo tareas de seguridad pública hasta el 27 de marzo de 2024, ensanchando la ruta de pavimento para la actuación del Ejército y la Marina en labores que no les son propias y con los resultados ya conocidos. El acuerdo establece que esta actuación debe ser de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria,8 criterios que quedaron asentados en la Constitución con la creación de la Guardia Nacional. Pero el acuerdo solamente los enuncia, sin desarrollarlos, e incluso los contradice. Contenido en apenas una página, no justifica el carácter excepcional, temporal y restringido de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad pública; carece de un asidero le8 Estos criterios son los que la Corte Interamericana de Derechos Humanos estableció en su sentencia del Caso Alvarado Espinoza y otros vs. México.

— 17 — gítimo para el uso de la fuerza, estando impugnada ante el máximo tribunal del país la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza; no prevé mecanismos de control y rendición de cuentas civiles, efectivos e independientes, más aún, señala que la actuación de soldados y marinos estará bajo supervisión y control militar; y refuta el texto constitucional al no subordinar las labores de las Fuerzas Armadas a la autoridad civil, instruyendo ni más ni menos al titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana a coordinarse con —no anteponerse a— los responsables de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Marina. El acuerdo fue impugnado con una controversia constitucional en junio de 2020 por la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, sin que a la fecha en que se redactó este artículo haya sido discutido en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Militarismo: con el Ejército todo, sin la Marina nada Durante los primeros dos años de su gobierno, López Obrador aseveraba reiteradamente que para el 1 de diciembre de 2020 estarían sentadas las bases de su proyecto de transformación. Lo dijo antes de la pandemia y lo sostuvo en medio de ella. De hecho, llegó el día y aseguró que había conseguido el objetivo, enumerando como los cimientos de su transformación el respeto a la Constitución; la existencia de democracia y transparencia plena; libertades garantizadas, incluyendo el derecho a disentir; que no hay censura, fraudes electorales ni violaciones a los derechos humanos; la austeridad y la autoridad moral; el fin de los privilegios y la preferencia por los pobres; la protección a la naturaleza; la igualdad de género y el repudio a la discriminación, el racismo y el clasismo; el fortalecimiento de los valores morales, culturales y espirituales; y el cuidado y la promoción del patrimonio cultural e histórico.9 Sin dejar de mencionar que este repertorio es debatible, el listado no parece ser exhaustivo pues omite uno de los fundamentos que sostienen la autodenominada 4T: las Fuerzas Armadas. Estas se han hecho cargo de tal cantidad de faenas que el término militarización ha quedado corto, entrando a escena el concepto de militarismo. El protagonismo de las Fuerzas Armadas no sólo es en el ámbito de la seguridad, sino que se ha expandido a múltiples campos. No por nada tan sólo el presupuesto 2021 de la Secretaría de la Defensa Nacional creció 19.71%, convirtiéndose en el más elevado de su historia (Tourliere, 2020). Las Fuerzas Armadas, en consecuencia, han ganado terreno como el principal aliado del presidente, al grado de conjeturarse que para cada problema en México hay una solución militar (Storr, 2020). Aquella máxima atribuida a Benito Juárez “con el pueblo todo, sin el pueblo nada” y citada por López Obrador en múltiples discursos, bien podría refrasearse para decir que, en la 4T, con el Ejército todo, sin la Marina nada. 9 Ver: https://lopezobrador.org.mx/2020/12/01/discurso-del-presidente-andres-manuel-lopez-obrador-informe-2-ano-de-gobierno-2018-2020/

— 18 — El ensanchamiento de la presencia militar en la vida pública comenzó temprano en el sexenio con las acciones de combate al robo de combustible, estrategia en la que el presidente incorporó prontamente al Ejército en tareas de resguardo de zonas conflictivas y custodia de pipas de combustible, y continuó con otras actividades como el traslado y la distribución de libros de texto gratuitos o, en el caso de la Marina, la contención del fenómeno del sargazo en las playas del Caribe mexicano. Actualmente, las Fuerzas Armadas concentran entre su catálogo de encargos la vigilancia de las fronteras con el fin de frenar el paso de migrantes centroamericanos que se dirigen a Estados Unidos; la entrega de programas sociales; la instalación y administración de viveros; la distribución de equipos e insumos médicos; la elaboración de trajes para el personal médico; la remodelación de hospitales; la distribución, custodia y aplicación de vacunas contra el SARS-CoV-2; la construcción del nuevo aeropuerto internacional de Santa Lucía que posteriormente administrarán,10 sucursales del Banco de Bienestar, cuarteles de la Guardia Nacional y tramos del Tren Maya —polémica obra en el sureste del país que también administrarán junto con el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec—; la vigilancia de aeropuertos y carreteras; y el control de puertos y aduanas.11 Según un recuento realizado por El Universal en marzo de 2021, López Obrador le había solicitado a las Fuerzas Armadas asumir al menos 27 quehaceres que anteriormente se encontraban en manos de civiles. En julio de 2020, el mismo diario había documentado 13 tareas adicionales, con lo que en ocho meses acumularon casi dos actividades más por mes. Así, mientras avanza la militarización de la seguridad pública, avanza también el militarismo, “que consiste en la preponderancia del poder militar sobre el poder civil en términos políticos y en donde la esfera castrense influye en la toma de decisiones políticas del Estado más allá de las del sector de seguridad y defensa” (Arana y Anaya, 2020). En México, esto es visible en tres evoluciones: la subordinación de las fuerzas civiles bajo el mando operativo de la Secretaría de Defensa Nacional, ejemplificada en la Guardia Nacional; el uso de las Fuerzas Armadas para implementar los grandes proyectos de infraestructura del gobierno federal (aeropuerto, Tren Maya y sucursales del Banco de Bienestar); y la habilitación del Ejército y la Marina como la primera respuesta del gobierno para atender cualquier emergencia o crisis (Storr, 2020). 10 De acuerdo con información reportada en medios de comunicación, la concesión otorgada a los militares tiene una duración de 50 años. Ver: https://www.elfinanciero.com.mx/empresas/2021/08/23/gobierno-otorga-concesion-de-santa-lucia-a-militares-por-medio-siglo/ 11 Una tarea más asignada por la Cámara de Diputados a las Fuerzas Armadas, aún pendiente de la aduana del Senado a la fecha en que se redactó este texto, fue darles un asiento en el Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación, responsable, entre otras cosas, de establecer las políticas nacionales en materia de investigación científica y definir prioridades y criterios para la asignación del presupuesto en ciencia, tecnología e innovación.

— 19 — En América Latina, con formas más sutiles que los golpes de Estado de antaño, el nuevo militarismo es potencialmente igual de desestabilizador (Ríos, 2019). En México, el militarismo no parece ser percibido ampliamente como un problema y, más aún, parece ser tranquilamente aceptado (Escalante, 2021), pero no por ello deja de ser amenazante para la democracia el crecimiento del poder militar sobre el poder civil (Arana y Anaya, 2020). A decir de Castañeda y Alvarado (2021), se trata de un empoderamiento por la vía de nuevas atribuciones y responsabilidades administrativas que atrofia las capacidades de un gobierno civil de por sí debilitado en sus propias funciones, así como las capacidades de las Fuerzas Armadas para concentrarse en su quehacer original de defensa nacional. Al acercarse a la genética militar, Escalante (2021) da en la diana al distinguir en la disciplina y la lealtad el núcleo de la identidad castrense, dos virtudes lejanas del canon democrático —o por lo menos de la vida cívica— que colocan la eficiencia del Ejército y la Marina en función del cumplimiento de órdenes, no de la eficacia de su despliegue. ¿Hacia dónde se dirige un país cuando la solución a sus problemas pasa únicamente por las Fuerzas Armadas? Para sorpresa de muchos, un actor que lejos se encontraba siquiera de un papel de reparto en el libreto original, ha obnubilado a otros personajes y se ha apoderado de la narrativa de la historia de la 4T. De la periferia que tenía augurada se ha trasladado al mero centro. La pregunta ya no es por qué ha sido así, sino para qué, colocando el propósito de esta incursión en el núcleo del argumento. Conclusiones Más allá de las acciones y sus resultados, el balance preliminar de la llamada 4T no puede pasar por alto el modo de proceder de quien la encabeza y la promueve. Es más que un estilo pues no se reduce a su forma de actuar, claramente ilustrada en las mañaneras. Se trata también de observar e identificar quiénes son los personajes principales de la obra. No está claro si el guion se escribió en los términos en que se está representando antes del inicio de la función. Lo que no deja lugar a dudas es la centralidad imprevista de las Fuerzas Armadas en la materialización del proyecto político de López Obrador. Si el Ejército y la Marina son los actores principales, las mañaneras son el plató de una escenificación. Las conferencias matutinas han sentado un precedente de la mayor relevancia respecto a la interlocución del presidente con los medios de comunicación y otros canales informativos. Difícilmente podrá haber en el futuro un Ejecutivo federal aislado de esta exposición. Lo que resulta un precedente negativo es el uso que se la ha dado a esta herramienta. Utilizar la tribuna presidencial para desinformar, descalificar y estigmatizar contraviene el sentido democrático de la transparencia en el poder y el sustrato igualmente democrático de toda relación de rendición de cuentas.

— 20 — A diferencia de las mañaneras, conocidas en el estilo personal de gobernar de López Obrador, el protagonismo de las Fuerzas Armadas no se barruntaba siquiera. Al contrario e independientemente del nivel de confianza que la ciudadanía tiene en ellas, la expectativa de una parte del electorado residía en que dejaran de atender funciones que les son ajenas por diseño, cuyo desempeño en un Estado democrático de derecho debe estar en manos civiles. Este protagonismo que ha convertido al Ejército y a la Marina en los principales aliados del presidente es quizá la mayor sorpresa y, al mismo tiempo, la mayor preocupación del autoproclamado nuevo régimen. En ambos casos es posible distinguir la necesidad de introducir correcciones bajo estándares democráticos que garanticen, por un lado, información oportuna y veraz, así como explicaciones y justificaciones sobre las decisiones públicas; y, por otro lado, mecanismos de control civil acompañados de esfuerzos institucionales de gran calado para afianzar la vía civil en el ámbito de la seguridad pública. Por lo que toca a la expansión del poder militar en distintas esferas de la vida pública, la pregunta sobre la finalidad de esta decisión es la que debe desentrañarse en perspectiva amplia y profunda, en el marco de una discusión nacional sobre las Fuerzas Armadas y su impostergable democratización. Referencias Animal Político (2020, agosto 28). Gobierno de AMLO acusa a Animal Político y a OSC de recibir recursos para atacar al Tren Maya. https://www.animalpolitico.com/2020/08/gobierno-amlo-animal-politico-recursos-atacar-tren-maya/ Animal Político (2021, agosto 17). Disparidad en publicidad oficial: Televisa, TV Azteca y La Jornada concentran el 28.6%. Animal Político. https://www.animalpolitico.com/2021/08/ disparidad-publicidad-oficial-televisa-azteca-jornada/ Animal Político (2021, junio 30). Imprecisiones, omisiones y dichos falsos: así estrena el gobierno sección ‘Quién es quién en las mentiras’. Animal Político. https://www.animalpolitico.com/ elsabueso/quien-es-quien-mentiras-impresiciones-dichos-falsos/ Arana, D, y Anaya, L. (2020, noviembre 16). De la militarización al militarismo. Nexos. Prevención y castigo. Blog sobre la política de seguridad. https://seguridad.nexos.com.mx/?p=2350 Artículo 19 (2020). Disonancia: voces en disputa. https://disonancia.articulo19.org/wp-content/ uploads/2020/07/DISONANCIA-INF-A19-2019-PDF-WEB.pdf Artículo 19 (2021). Distorsión: el discurso contra la realidad. https://articulo19.org/wp-content/ uploads/2021/03/Book-1_ARTICLE-19_2021_V03.pdf Aziz, A. (2019, febrero 2). Un presidente sin intermediarios. El Universal. https://www.eluniversal.com.mx/articulo/alberto-aziz-nassif/nacion/un-presidente-sin-intermediarios Camarena, S. (2019, febrero 12). Las mañaneras. El Financiero. https://www.elfinanciero.com. mx/opinion/salvador-camarena/las-mananeras/ Campos, R. (2019, enero 27). La mañanera, el noticiero. El Economista. https://www.eleconomis-

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