La 4T bajo la lupa

— 133 — Sin embargo, el objetivo principal de recuperar un crecimiento sostenido y suficiente para responder a los requerimientos del crecimiento de la población no se ha logrado. Desde hace 38 años la economía ha crecido en promedio anual alrededor de 2%, y en los últimos dos años el resultado ha sido nulo, dando como resultado bajos niveles de empleo y bienestar, que se reflejan en que la población de México enfrenta dos problemas muy delicados derivados de un modelo económico que genera desigualdad. Por un lado, la creciente cantidad de adultos mayores en pobreza, por otro, la gran cantidad de jóvenes con oportunidades de progreso muy limitadas, que desde hace más de 40 años se han refugiado en la economía informal, en la migración y desafortunadamente también en los últimos años en las actividades delictivas. Ambos grupos de la población son prioritarios para evitar un conflicto social mayor, más allá de la violencia e inseguridad que ya se vive. Frente a esta población vulnerable, a la que se suman mujeres, niños y personas con discapacidad, el gobierno ha realizado una reestructuración del gasto funcional para orientarlo al desarrollo social, creciendo 3.8% entre 2019 y el 2021. Para hacerlo tuvo que reducir y cancelar otros programas, sobre todo para aumentar más el gasto en salud por la contingencia de la pandemia de Covid-19. Hay que recordar que el gobierno anterior no aumentó el gasto en salud en sus últimos tres años (Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, 2020) y que la infraestructura y calidad de los servicios han sido muy deficientes desde hace décadas. Con todo, el gasto en desarrollo social representa una derrama en la economía y un crecimiento de la demanda con perspectiva social. Al bajo y desigual crecimiento económico en México, hay que agregar la concentración espacial de las actividades productivas y de la población, con los respectivos costos económicos, sociales y ambientales. En este contexto se insertan los proyectos de inversión del gobierno federal. Primero, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, que ayudará a bajar la concentración y presión sobre la Ciudad de México, al descentralizar la transportación y el flujo de personas, mercancías y vehículos con el respectivo impulso al desarrollo de la región donde se construye. Segundo, la Refinería Dos Bocas, que en una perspectiva estratégica representa la formación de una cadena productiva para generar bienes con mayor valor agregado que sólo el petróleo crudo, para un mercado que todavía se calcula para más de 30 años.73 Tercero, el Tren Maya, para promover el progreso del sureste peninsular, detonando el desarrollo de las regiones, aprovechando los recursos naturales con una política de cuidado ambiental sustentable, que permita a las comunidades beneficiarse social y económicamente. Cuarto, el Tren Transístmico que permitirá la transportación eficiente entre el Pacífico y el Golfo de México, lo cual 73 Tanto la Agencia Internacional de Energía como la Organización de Países Exportadores de Petróleo asumen que hacia el 2050 seguirá la demanda de petróleo, pero representará tan sólo el 27.5% del mix energético según la OPEP. Ver: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2021/05/14/mercados/1620993999_111899. html

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3