La 4T bajo la lupa

— 116 — La prometida transformación se ha topado de frente con la pandemia de Covid-19 que ha condicionado la situación social y económica. Analizaremos los cambios en la magnitud de la pobreza y lo que se puede decir de su vínculo con la crisis de la pandemia y las políticas sociales implementadas. Pobreza en el contexto de la Covid-19 Del 2018 al 2020 ha aumentado la pobreza tanto en términos porcentuales como absolutos. La pobreza extrema muestra un incremento todavía mayor ¿Pero podía ser de otra manera frente a la crisis de salud y económica que ha supuesto la Covid-19? Como mencionamos, prácticamente de los años noventa hasta la segunda década de este siglo no se redujo la pobreza en términos porcentuales. Esto, sin embargo, quiere decir que hay muchas más personas pobres hoy que hace 30 años (Calderón, 2016). También es cierto que ha habido una reducción en la intensidad de la pobreza. Tenemos más pobres, pero en condiciones relativas de menor carencia. Con la llegada del gobiernode LopezObrador se generóuna enorme expectativa de reducción de la pobreza. Esto es así tanto por su llamado, desde 2006, de que “por el bien deMéxico, primero los pobres”, como por su reivindicación de una posturamás social y de izquierda. Efectivamente, desde el inicio del gobierno se han instrumentado diversos programas que atienden centralmente a la población en pobreza. Estos programas se han enfocado en el modelo de trasferencias directas. A diferencia de los programas que se venían ejecutando no suponen una condicionalidad. Tampoco han implicado una focalización radical, como suponía el Progresa-Oportunidad-Prospera, en algunos casos porque el programa parte de una lógica universal, como los apoyos a personas adultas mayores o las becas escolares, y en otros porque se desecharon los viejos padrones y la instrumentación de un nuevo padrón de beneficiarios ha sido muy errática. Hay que considerar tres elementos en la lógica de una incidencia efectiva en la pobreza por parte del gobierno. Primero, no hay un factor con más incidencia en la pobreza que el comportamiento de la economía y la política económica. La pobreza se ha mantenido constante de los noventa a la fecha en términos porcentuales, aunque se observaban reducciones en periodos de estabilidad y crecimiento, y aumentos en las etapas de crisis. Está claro que la disminución real de la pobreza no depende sólo de la estabilidad y el crecimiento, también está vinculada con la distribución de la riqueza. Esto impacta el ingreso de los hogares y, por tanto, su capacidad de satisfacción de necesidades. En consecuencia, la política económica es central en el combate a la pobreza. En segundo lugar, el diseño y efectividad de las políticas sociales. El nuevo gobierno rediseñó por completo la política social, esto implica, aun y cuando estuviera muy bien implementada, un periodo de ajuste para lograr la mayor efectividad en el funcionamiento de ésta. La pobreza no es sólo un problema de transferencias monetarias, también está relacionada con el aumento de las capacidades y oportunidades de trabajo.

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