La 4T bajo la lupa

— 19 — En América Latina, con formas más sutiles que los golpes de Estado de antaño, el nuevo militarismo es potencialmente igual de desestabilizador (Ríos, 2019). En México, el militarismo no parece ser percibido ampliamente como un problema y, más aún, parece ser tranquilamente aceptado (Escalante, 2021), pero no por ello deja de ser amenazante para la democracia el crecimiento del poder militar sobre el poder civil (Arana y Anaya, 2020). A decir de Castañeda y Alvarado (2021), se trata de un empoderamiento por la vía de nuevas atribuciones y responsabilidades administrativas que atrofia las capacidades de un gobierno civil de por sí debilitado en sus propias funciones, así como las capacidades de las Fuerzas Armadas para concentrarse en su quehacer original de defensa nacional. Al acercarse a la genética militar, Escalante (2021) da en la diana al distinguir en la disciplina y la lealtad el núcleo de la identidad castrense, dos virtudes lejanas del canon democrático —o por lo menos de la vida cívica— que colocan la eficiencia del Ejército y la Marina en función del cumplimiento de órdenes, no de la eficacia de su despliegue. ¿Hacia dónde se dirige un país cuando la solución a sus problemas pasa únicamente por las Fuerzas Armadas? Para sorpresa de muchos, un actor que lejos se encontraba siquiera de un papel de reparto en el libreto original, ha obnubilado a otros personajes y se ha apoderado de la narrativa de la historia de la 4T. De la periferia que tenía augurada se ha trasladado al mero centro. La pregunta ya no es por qué ha sido así, sino para qué, colocando el propósito de esta incursión en el núcleo del argumento. Conclusiones Más allá de las acciones y sus resultados, el balance preliminar de la llamada 4T no puede pasar por alto el modo de proceder de quien la encabeza y la promueve. Es más que un estilo pues no se reduce a su forma de actuar, claramente ilustrada en las mañaneras. Se trata también de observar e identificar quiénes son los personajes principales de la obra. No está claro si el guion se escribió en los términos en que se está representando antes del inicio de la función. Lo que no deja lugar a dudas es la centralidad imprevista de las Fuerzas Armadas en la materialización del proyecto político de López Obrador. Si el Ejército y la Marina son los actores principales, las mañaneras son el plató de una escenificación. Las conferencias matutinas han sentado un precedente de la mayor relevancia respecto a la interlocución del presidente con los medios de comunicación y otros canales informativos. Difícilmente podrá haber en el futuro un Ejecutivo federal aislado de esta exposición. Lo que resulta un precedente negativo es el uso que se la ha dado a esta herramienta. Utilizar la tribuna presidencial para desinformar, descalificar y estigmatizar contraviene el sentido democrático de la transparencia en el poder y el sustrato igualmente democrático de toda relación de rendición de cuentas.

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