La 4T bajo la lupa

— 89 — rechazo; como fue el discurso de “modernización” de Miguel de la Madrid o el de “solidaridad” con Carlos Salinas de Gortari. Este trabajo de construcción simbólica a través del rito y del mito político ha sido relevante en el tema indígena, porque ha manifestado una distancia entre las expectativas de los pueblos indígenas y las promesas del presidente. En el rito republicano de la transmisión oficial de poderes, el 1 de diciembre de 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que con su gobierno “comienza un cambio de régimen político”; “una transformación pacífica y ordenada”, pero “profunda y radical”. Por la tarde de ese mismo día tuvo lugar, en el zócalo de la Ciudad de México, centro simbólico del país, otro rito político y cultural inédito. Se trató de un rito de purificación y de institución de su autoridad dirigido por integrantes de comunidades indígenas. El presidente fue sahumado con hierbas y le fue entregado el bastón de mando, pretendidamente como símbolo de autoridad según los usos y costumbres de los pueblos indígenas. Con este signo reconocieron su autoridad y le dieron la encomienda de servir y de mandar obedeciendo; el presidente tomó el mandato de rodillas; con este gesto, puso, por un momento, en el centro del escenario nacional a los pueblos indígenas, reconociendo y legitimando su existencia. Fue una celebración emotiva, tanto para los indígenas presentes como para el presidente. Parecía la confirmación o el preludio del cambio de régimen político anunciado. El ritual terminó con el discurso de los 100 compromisos de gobierno, donde enfatizó la atención especial que recibirían los indígenas durante su mandato: En primer lugar, vamos a dar atención especial a los pueblos indígenas de México. Es una ignominia, una vergüenza que nuestros pueblos indígenas vivan, desde hace muchos años, bajo la opresión y el racismo, la pobreza y la marginación a cuestas. Por eso, todos los programas de gobierno tendrán como población preferente a los pueblos indígenas de las diversas culturas del país (Presidencia de la República, 2018: 1). Para el presidente, de acuerdo con su discurso, los indígenas no tienen otras demandas políticas, sus principales problemas son la pobreza y la marginación. Por eso, para salir de la pobreza propone que los subsidios, que ofrecen los programas de gobierno, se dirijan preferencialmente a los pueblos indígenas. Y para salir de la marginación propone, sin la necesidad de consultarlos, unos proyectos de desarrollo regional. Así lo manifestó en el discurso que pronunció ese mismo día, en la mañana, ante el Congreso de la Unión, donde anunció la construcción del Tren Maya y del corredor del Istmo de Tehuantepec. Dos proyectos de desarrollo que, según han denunciado académicos, organizaciones no gubernamentales y organizaciones comunitarias de esas regiones, ponen en riesgo la vida y el territorio de diferentes pueblos indígenas (CEMDA, 2020; El Universal, 2021).

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