Talento IBERO 2021

93 Tomé mi tiempo sopesando cuál sería la mejor de las opciones. Por último, como ya dije, decidí poner punto final al dilema dejando de colocar la llave y llegando a primera hora de la mañana, logrando así cierto equilibrio de conciencia. Procedí a retirarme; me dirigí a la estación con la esperanza de alcanzar el último convoy. Llego a la parte más turbia de mi relato. Hube de atravesar un parquecito. La luz de los faroles alumbraba pobremente mi camino. De la oscuridad, sin que yo lo sintiera, se acercó a mí un hombre. Era bajito, sus rasgos ensombrecidos por la espesura de la noche, la ropa desgarbada desprendía un fuerte olor a resistol industrial. A mi sobresalto inicial le siguió un profundo miedo arraigándose a mis entrañas, paralizando mis miembros, exaltándolos, embotando mi mente y a la vez agilizándola. Me pidió la hora, volteé para todos lados buscando esperanza. Le dije que no traía nada, lo cual no dejaba de ser verdad. Me dijo que había salido recientemente de la cárcel, y que pedía dinero para no robar. Sus manos metidas en los bolsillos de su chamarra me provocaron inquietud. Le repetí que no traía nada, que no era de esa ciudad gris y monstruosa, que me esperaban en otro lado. Me alejé volviendo sobre mis pasos, tímidamente huyéndole la vista. Caminé primero despacio, sintiendo su presencia en mi nuca. Apresuré el paso. De pronto, con un grito que escindió la densidad nocturna, en voz gangosa dijo: “¿Crees que no te alcanzo, culero?”. ¿Sucumbiría la cucaracha ante la rata? Comencé a correr, un intento inútil por años de inactividad física. Antes de alejarme siquiera un metro, algo me golpeó en la cabeza. El dolor me desorientó y tropecé. Caí sobre el fango, el hombre se acercó a mí y comenzó a golpearme con ahínco; me propinó patadas, utilizó los puños. Con acordarme se me revuelve la bilis. Yo protegía mi rostro. Esculcó entre los pliegos de mi ropa y mis bolsillos con violencia, sacó mi cartera, la encontró vacía. Me espetó que era un jodido. Llevaba encima unas cuantas monedas y el

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