Talento IBERO 2021

78 Ante las puertas del paraíso “Sempronio: ¿Tú no eres cristiano? Calisto: ¿Yo? Melibeo soy y a Melibea adoro, y en Melibea creo y a Melibea amo”. La Celestina, Fernando de Rojas Fuertes pasiones me dominan, me hacen su marioneta, guían mis pasos por una senda que podría recorrer con ojos cerrados. Locura, ansiedad, esperanza, fé, entusiasmo, tormento; el mejor término escapa a mi memoria. Enmudezco, que ante lo que no puede ser nombrado es mejor callar. Camino por esta senda por primera vez sin necesidad de disfraces y anonimatos. Confío y temo mi suerte. Si los sueños tuvieran la capacidad de anunciarnos el futuro, sucedería lo siguiente: nuestros cuerpos chocarían en amoroso frenesí, aliento, vaho y sábanas sudorosas serían los únicos vestigios de nuestra tierna colisión. He soñado con esto por las últimas noches. Han sido noches en las que no he descansado en lo absoluto, bien al contrario, me he vuelto blanco de las torturas de una obsesión imperiosa y ardiente. Cavidad soy del loco amor y en mi hace su delirio, y se deleita tomando tu figura para con tu mano exprimir mis entrañas; se ha vuelto imposible acallar este dolor. Lo callaría, si fuera posible, y entregaría con gusto mi corazón a un buitre si esto me prometiera darle fin a mi sufrimiento. Pero entonces, ¿qué sentido tendría (si como yo ves la mano de Dios en cada acontecimiento de la existencia) el que el maestro haya seleccionado las parejas para realizar el proyecto final? Es mejor vivir mil vidas de tormento que no sentir nada en lo absoluto. El deseo de verte da sentido a mi existencia. Y con gusto llevo a cuestas mi vergonzoso deseo, grilletes y cadenas me atan a él, como si fuera un alma en pena condenada a deambular por toda la

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