Talento IBERO 2021

44 —Es que me dormí —mentí, aunque apenas me dio la voz. A mí no me gusta mentir, casi nunca lo hago, pero esta vez me salió de repente, como si fuera natural. —Ve por tu hermana y dile que la comida ya está lista, mientras yo voy por el termómetro. La obedecí. Cuando llegué al cuarto de Laura parecía que ya se había tranquilizado, estaba menos pálida y ya no temblaba, aunque pareciera que ni me escuchó llegar. Su mirada estaba perdida. Tuve que repetirle dos veces que bajara a comer. Ella se movió lentamente. —No tengo hambre. Fue su única respuesta, pero aun así bajó conmigo al comedor. Cuando llegamos mamá me sentó en mi silla, me tomó la temperatura poniendo el termómetro en mi axila, su fría superficie me hizo cosquillas. Ella me lanzó una mirada para que me quedara quieto. Mientras tanto, Amelia servía la comida. Cuando hubo acabado, dejó la cacerola sobre la estufa y salió del comedor. Laura le preguntó: “¿A dónde vas?”. —Por mi niño. No lo he visto desde que salí al mandado. Vayan a decir que soy mala madre. Laura quiso decir algo, pero decidió mejor quedarse callada y se perdió de nuevo su mirada en su plato. —No tengo hambre —volvió a susurrar. No había pasado un minuto cuando de repente, un grito salido del piso de arriba nos sobresaltó (aunque de cierta forma ya lo esperábamos) rasgando nuestros tímpanos. Se escucharon los pies de Amelia bajando las escaleras de forma ruidosa y acelerada.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3