Talento IBERO 2021

43 —Mi niño, Nathanael. ¿Segura andas bien? Nomás deja le doy algo rápido de comer, que ya se me pasó su hora de la comida. Y Laurita rugió con todas sus fuerzas: —¡No! ¡Te pedí que hicieras la comida! —y dulcificando su tono— Además, Carlos y yo ya le dimos de comer, por eso no te preocupes… Ahorita anda durmiendo. Amelia pareció ignorar el grito de Laura y digo: —Qué gusto me da que así sea. Se ve que acá lo quieren un montón, no sé qué sería de mí sin ustedes. Yo estaba en las escaleras oyéndolo todo, cuando escuché los pasos de Laura saliendo de la cocina, fui corriendo a mi habitación. Me metí a mi cuarto y ahí me quedé, solo. No supe bien porqué, pero de repente el llanto empezó a correr por mis mejillas. Intenté ahogar mis sollozos con la almohada, y así estuve, chillando sobre la cama hasta quedarme dormido. Cuando desperté me sentía débil, con esa sensación que a uno le da cuando se siente enfermo. Escuché ruidos en el primer piso. Bajé a la sala aún débil y entré al comedor. Ahí estaba mamá con Amelia. —Honey, justo te iba a llamar para comer. ¿Quieres ver lo que te compré? Me condujo a la sala, y ahí saco de una bolsa negra de plástico una piñata de Mickey Mouse. Ella quería que mi fiesta fuera de Mickey, yo la quería de dinosaurios, pero la piñata estaba muy bonita, así que abracé a mi mamá. —¿Qué tienes, Carlitos? Estás caliente.

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