Talento IBERO 2021

40 —¡Así no es, bruta! —le grité. Ella me lo dio. —¡Hazle como quieras, pero cállalo! Para no tener ni un año pesaba mucho. Ella se encerró en su cuarto y me dejó solo, con Nathanael en brazos. Intenté arrullarlo, pero él era muy pesado para mí. No quería que Laura siguiera enojada conmigo, porque si no, iría de chismosa con mamá de que le pegué al niño, y entonces me regañaría y hasta podría cancelar mi fiesta. Recordé la ocasión en que Nathanael lloraba por calentura, Amelia lo acostó en una tina y le dio un baño, sólo así se calmó. Pensé que, si yo le daba un baño, se calmaría. Lo malo que la tina del bebé estaba sobre el armario de Amelia, ni saltando le llegaba. Es por eso que me gustaría crecer más, para alcanzar las cosas que están lejos. Dejé a Nathanael sobre la cama donde dormía con Amelia, esperando que así se calmara un poco, pero seguía con sus pucheros. Si seguía molestando a Laura entonces tendría muchos problemas, así que se me ocurrió una idea: si lograba ponerlo en una canasta, podría bajarlo por el tinaco a darle un baño, así como he visto en las películas cuando quieren recolectar agua de un pozo y bajan una cubeta con una cuerda. Lo bueno que el tinaco casi siempre está lleno y no me sería difícil meterlo al agua. Subí las escaleras hacia la azotea, logrando apenas mantener el equilibrio con el peso del bebé entre mis brazos, éste ahora daba patadas en mi estómago, lo cual hizo más difícil mi subida. Debía descansar con cada escalón que subía. Logré llegar al tinaco, me tropecé como dos veces, pero creo más me lastimé yo que Nathanael, porque caí sobre mis brazos y me los raspé; aun así, el susto del golpe hizo que gritara más fuerte. Para llegar al tinaco hay que subir unos escalones de metal en forma de espiral, pasando por una puerta que da hacia

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