Rúbricas 11

20 • Ser claro y preciso usando una sola instrucción que explique qué se espera que haga el niño. Estas instrucciones deben ser estructuradas y explicadas por pasos. Por ejemplo: “Haz los ejercicios del 1 al 10, de la página 39, del libro de matemáticas”, en lugar de decir: “Ponte a trabajar” • Antes de dar una instrucción, asegúrese de que el niño esté prestando atención • Colóquese frente a él, ponga la mano sobre su hombro y mírelo a sus ojos, para posteriormente solicitarle que explique, con sus propias palabras, la instrucción antes de realizar la actividad • Acepte y exprese los sentimientos que las actitudes de su hijo le generan, aunque sean “malos”. La realidad es que todos cobijamos sentimientos que “no se supone” que tengamos, como hostilidad, culpa, miedo, celos, envidia y resentimiento, entre otros. Aunado a esto hay que enseñarle la diferencia entre sentir y actuar. Los sentimientos, como el enojo, son aceptables, mientras que actos como pegar, no lo son. Se sentirá menos culpable si sabe que tener “malos” sentimientos no quiere decir que él sea malo • Solicite que refleje sentimientos, comentándole al niño que lo observa enojado, triste, asustado, etcétera • Escúchelo y converse con él, más que preguntar y exigir explicaciones • Usar estrategias de solución de problemas donde el mismo niño genere soluciones y analice las consecuencias de cada una de sus propuestas. Redes de apoyo para los niños inquietos, distraídos y con bajo rendimiento escolar Con frecuencia, padres y maestros se sienten frustrados porque los niños no “hacen caso”, o no siguen instrucciones. A menudo esto ocurre por los estilos de comunicación que se adoptan. Fotografía: tes.com

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