Pasos Nueva Época 7

15 Melissa Patricia Santos Piñeiro* ¿Calidad en la formación o calidad en la infraestructura? los numer s de la evaluacion Introducción En las Instituciones de Educación Superior (IES) es muy sonado el tema de las acreditaciones, pues se pretende certificar la calidad educativa, la cual, en palabras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 1995), “es aquella que asegura a todos los jóvenes la adquisición de los conocimientos, capacidades, destrezas y actitudes necesarias para equiparles para la vida adulta” (citado en Ramírez y Lorenzo, 2009). Sin embargo, ante tal afirmación podríamos pregun- tarnos: ¿Las acreditadoras realmente certifican la cali- dad académica alcanzada por una institución? ¿Ése es su verdadero propósito? ¿Qué traen consigo? Por tal motivo, el presente texto tiene como objetivo presen- tar desde una perspectiva internacional si, efectiva- mente, las acreditaciones certifican la calidad de la formación profesional y la formación para la vida de los educandos. Dentro de la esfera internacional existen países en donde la manera de aplicar las acreditaciones acadé- micas es muy diversa y, en otros, muy similar. Sin embargo, lo más importante a analizar es la forma en que llegan a alcanzar la calidad educativa desde esas similitudes o diferencias. A continuación, se presenta- rán los casos de Canadá, Malasia, España, Colombia y México para dar crédito a lo antepuesto. Según Van Der Donckt (1995), en Canadá la acreditación es para certificar las competencias profe- sionales, de manera que 41 órdenes profesionales (colegios) certifican la competencia de sus miembros utilizando los servicios de organismos canadienses o americanos. Esto se realiza a través de prácticas de autorregulación de profesiones por las órdenesmismas, las cuales pueden exigir que los candidatos respondan a ciertas condiciones antes de obtener el derecho de práctica, que va más allá del título universitario. El modelo de acreditación de Malasia es practicado a través del Consejo Nacional de Acreditación (LAN, en inglés), y hace énfasis en los aprendizajes de los alumnos y egresados. Estos aprendizajes son evaluados a través de las diferentes competencias que debieron haber desarrollado al final de su periodo de formación. Los rubros que se evalúan son: conocimientos y habilidades prácticas; habilidades sociales y responsabilidades; valores, actitudes y profesionalismo; comunicación, lide- razgo y trabajo en equipo; resolución de problemas y habilidades científicas; gestión de información y habili- dades de aprendizaje para toda la vida, y habilidades de gestión y emprendimiento (Silas, 2014). Por otro lado, la acreditación española se efectúa a través de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA, 2017), la cual realiza comisiones, grupos o agencias, integradas por profe- sionales o especialistas en cada una de las áreas del conocimiento, para evaluar, acreditar y certificar las enseñanzas, el profesorado y a la institución; con el propósito de garantizar unmayor nivel de conocimiento del programa y una menor tendencia al sesgo. Esto, mediante la valoración del currículum vitae, los planes de estudio y la competencia del profesorado. Podemos observar que la definición de la OCDE en cuanto a calidad educativa se cumple en Canadá y Malasia, mientras que en España no. Como hemos visto, en los dos primeros países, para acreditarse se necesita que los estudiantes demuestren, a las instancias acreditadoras, que están lo suficientemente preparados para desempeñarse profesionalmente. Sin embargo, el caso español, deja atrás el propósito de calidad educa- tiva en los educandos para dar más importancia a los profesores. Si bien, los profesores son esenciales y significativos, muchas investigaciones han demostra- do que la credencialización de los profesores no siempre tiene un impacto en la formación de los alumnos. En Latinoamérica, la importancia de las acreditacio- nes se focaliza más en los insumos y recursos con que se cuenta, así como en la congruencia de los objetivos, asignaturas, temas y procesos de formación, pero no en la preparación de los estudiantes para el mundo laboral (Silas, 2014 y COPAES, 2017).

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