Pasos 0

L a evaluación todavía tiene “mala prensa” en nuestro país. Curiosa y paradójicamen- te, ha sido en el sector educativo donde se han dado las mayores resistencias para una cultura de evaluación de los procesos educativos. En la educación básica, de to- dos es conocido, la evaluación jamás ha estado vinculada a los distintos procesos de contratación, promoción o retiro de los profesores. En las universidades se ha avanzado en distintos ambientes de eva- luación, pero todavía muchos profesores siguen viéndola con temor, descalificación o confusión. En la Universidad Iberoamericana Puebla creemos que la evaluación es inherente a la mística de la Compañía de Jesús. El P. Francisco Ivern, S.J., profesor de la univer- sidad jesuita en Río de Janeiro afirma que una universidad transparente y respon- sable supone la práctica de la evaluación como una cultura organizacional que la realiza periódica y participativamente. “Es necesario insistir en la evaluación, con- dición esencial para ir mejorando” (Carta Ausjal, 2008, p: 22). Esa es la filosofía eva- luativa de nuestra Universidad, apostarle al “magis” ignaciano que no es otra cosa que dar lo mejor de sí, descubrir los aspectos a mejorar de mi práctica docente, saber ser retroalimentado para ser mejor como pro- fesor. La evaluación de la práctica docente bus- ca indagar en qué medida se está logrando que logre identificar las condiciones que hacen esto posible. De esta manera, creemos que al evaluar (los aprendizajes, las prác- ticas docentes, los procesos edu- cativos, los planes de estudio, etc.) logramos reflexionar lo que somos y lo que hacemos. Eso requiere de la participación de todos, porque todos somos responsables de construir la calidad académica que deseamos. Al evaluar la calidad de los procesos educativos, visualizamos áreas de oportunidad para la mejora continua de nuestro quehacer y, además, pro- movemos una cultura del esfuerzo y la evaluación. En la UIA Puebla queremos que la evaluación de los alumnos genere mejores claustros académicos, que la evaluación a la evaluación de los profesores propicie notas más riguro- sas que rompan con la cultura del mí- nimo esfuerzo, que la autoevaluación de los profesores y la evaluación de los coordinadores de las plantas do- centes fortalezca el prestigio de sus programas académicos. Este año empezaremos a evaluar el aprendi- zaje, la formación en competencias. El único fin: ser mejores cada día, que la Universidad aprenda de sí misma, que nuestros procesos edu- cativos sean cada vez mejores en calidad académica y pertinencia so- cial. Con estos propósitos, felicito la iniciativa del claustro de Evaluación por dar vida a esta publicación llama- da Pasos . Deseo que se constituya en un espacio donde todos los acto- res que hacemos posible el arte de educar analicemos, reflexionemos y propongamos medios que hagan posible que nuestra Universidad esté a la altura de los retos que nuestra época propone. *Director General Académico de la UIA Puebla juanluis.hernandez@iberopuebla.edu.mx 6 El papel de la evaluación académica en la UIA Puebla Juan Luis Hernández Avendaño* c o n t e x t o s que el estudiante desarrolle en su capaci- dad cognitiva y epistemológica, al mismo tiempo que aprende a ser autónomo en la búsqueda del conocimiento; es decir, en qué medida no depende de su profesor y se autoafirma tanto en su persona como en su identidad profesional. Por su parte, la evaluación también quiere retroalimen- tar al profesor para que su ejercicio docen- te sea reiteradamente de calidad, y para

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