Talento IBERO 2021

30 —Teresa tiene la razón, Juan. Sólo tú puedes verme. —¡Pero se han vuelto locos! ¡Largo! ¡Largo de mi casa! —¡Válgame! Me parece que deliras, ahí no hay nadie, Juan. ¿Qué dices? ¿Con quién hablas? Juan comenzó a dudar de la entereza de su juicio, pero no quiso ceder ante los amantes. —¡Ahora mismo se me van los dos! ¡A mí nadie me va a tratar de estúpido! Se dispuso a tomar el brazo de Federico, pero este le contestó: —¡No me toques! Que tocarme sería tentar a la muerte. Tú a mí no me conoces, pero yo a ti sí. Tengo tiempo observándote, Juan. Ante ti lloraría mis penas si eso se nos permitiera a nosotros los muertos. —¿Muertos? —¿Qué dices? ¿Muerto? ¿Quién? Ay de mí, que me parece que en verdad mi esposo delira. Ven, siéntate, ¿no dijiste que hoy tuviste un día largo?... Juan hizo caso omiso de las palabras de Teresa y enseguida interrogó a Federico. —¿Cómo podrías ser un espectro si estás desnudo y no veo a través de ti como suele decirse que sucede con estos? —Necio. El león no es como lo pintan, querido Juan. ¿No entiendes que la ropa y demás posesiones de nada sirven cuando uno ha pasado por el umbral de la muerte? —Pero eso es imposible.

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