Rúbricas 17

Rúbricas XVII El proceso de lectura en la educación media superior... 134 135 Rúbricas XVII Retos y perspectiva de la Educación Media Superior en Universidades Jesuítas cuenta la pertinencia del contenido de las materias que componen la malla curricular para crear un acercamiento a la crítica del mundo que les rodea. Algunos de los temas elegidos por las y los docentes son los feminicidios, la violencia de género, la brecha salarial, la pandemia, entre otros, suponiendo así que la lectura sea un acto recreativo y de adquisición de conocimientos que trastoquen la realidad de las y los receptores, constituyendo, así, que la lectura sea un reto para todas las partes que intervienen en dicho proceso. - La lectura en la Educación Media Superior: un reto Leer no solamente implica un acto mecánico, sino también un proceso mediante el cual las y los alumnos adquieren hábitos de lectura; además, es la forma por la que los sujetos establecen una relación con la cotidianeidad para entenderla como una práctica social en la que se generan contextos socioculturales y, en especial, un aprendizaje significativo. De igual manera, la lectura favorece un proceso de comunicación oral y escrita que ayuda al discente en las materias relacionadas con el lenguaje y la literatura y, además, le permite establecer vínculos con las otras asignaturas, favoreciendo la comprensión y la creación de entornos para fundar individuos competentes tanto en el área artística o lingüística, como en las demás ramas del conocimiento. Isabel Solé, en el artículo “Competencia lectora y aprendizaje” (2012), expone que las competencias que deben desarrollarse mediante el proceso de lectura son “la capacidad de comprender, utilizar, reflexionar e interesarse por los textos escritos para alcanzar los propios objetivos, desarrollar el conocimiento y potencial personales y participar en la sociedad” (49). Ahí radica, justamente, la importancia de la lectura, la cual coadyuva a la obtención de conocimientos y genera procesos cognitivos significativos que afectarán a los lectores en la vida cotidiana y los ayudarán a comprender la cotidianeidad. Si bien durante la pandemia, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi), se reportó que, en promedio, por persona, se leen 3.9 libros al año (Redacción El Economista, 2022), estos datos aún muestran un promedio más bajo si se considera que la mayoría del estudiantado del nivel medio superior no lee de forma autónoma y frecuente; así, el panorama para la lectura resulta desolador. El proceso de enseñanza-aprendizaje de la literatura a nivel medio superior está mediado por las funciones de esta disciplina, es decir, los textos literarios no sirven exclusivamente como un elemento estético en el que se cuenta una historia, sino que ellos son un producto sociocultural del tiempo y de la época en la cual fueron escritos. Para ello, quien imparte las materias relacionadas con la lectura deberá considerar que no solamente en los textos literarios se puede confrontar a los estudiantes con la realidad social en la que se encuentran inmersos, sino que también puede apoyarse de periódicos, blogs, revistas y documentos especializados que desarrollarán sus competencias lingüísticas, configurando el pensamiento abstracto, crítico y reflexivo. A. M. Luna Peña, L. R. García Oyervides et al. (2017: 76) explican que en México “más de la mitad de los jóvenes estudiantes […] solo leen si tienen que hacerlo”; por consiguiente, el principal reto de la enseñanza de la literatura es que el alumnado se involucre en la lectura y que encuentre en los textos elementos que le permitan identificarse a través de una historia o un tema que sea de su interés, por lo tanto, es menester conocer los intereses de los estudiantes, identificando algunos temas que les sean relevantes y que consoliden estructuras conceptuales que coadyuven a la toma de decisiones con responsabilidad, donde se aproximen a textos en los que connoten las posturas de quien escribe y formen su propio criterio crítico y analítico del tema de interés, cuestionando el mundo que les rodea. Lilia Mercedes Alarcón, Jorge Fernández P. y Mariana Figueroa L., explican que, en México, “los estudiantes de educación básica aprenden a decodificar un texto, pero no logran comprender su significado; asimismo, revelan que un alto porcentaje de los estudiantes que egresan de la secundaria sólo son capaces de realizar las tareas de lectura más elementales” (2006: 198). Lo anterior quiere decir que las y los alumnos que ingresan a la educación media superior poseen, en su mayoría, carencias lectoras en las que solamente son capaces de comprender una parte de lo que están leyendo. Si bien, antes del confinamiento asegurar la comprensión lectora de las y los estudiantes era complejo, el entorno de pospandemia no es muy alentador; esto debido a las posibles afectaciones, tales como la pérdida del interés en los estudios escolares, el ver a las instituciones como un espacio

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