Rúbricas 16

93 Rúbricas XV Humanidades digitales 1. Breve antecedente del webcómic en México La red puso de nuevo en la mira a los creadores de historieta, quienes desde sus trincheras creaban historias sin el yugo de la censura, ni financiamiento de la industria editorial. Sean Fenty, Trena Houp y Laurie Taylor en su artículo “La historieta no tiene quién le escriba” señalan que los: “webcomics are often best suited as webcomics simply because their intended audiences are frequent web users” (2004, párrafo quinto).1 Es decir, a la historieta se le denomina como webcómic únicamente por emplear el nuevo soporte digital en Internet. Los mismos autores definen al webcómic como: “comics that are made first for the web, made by an independent creator, who may be working with others but who all have no originary print version and no corporate sponsorship” (2004, párrafo sexto).2 En nuestro país no podría ser de otra manera, porque gran parte de los creadores no cuentan con los recursos para imprimir su trabajo, por esta razón la mayor parte de las historietas primero se exhiben en Internet y si logran instaurarse en el gusto del público, quizás puedan saltar al libro físico. El historietista e investigador de cómic, Luis Gantus ha escrito sobre la desmantelación de la industria del cómic mexicano, y advierte que en la actualidad “la industria editorial no se puede llamar industria cuando nada más está compuesta de dibujantes” (RompevientoTV, 2019). Gantus también reconoce cierta carencia en el medio cuando dice que hay bastantes dibujantes talentosos, pero pocos escritores; y editores, casi nadie. No existe una industria sino una escena. 1 “Webcómics a menudo son más adecuados como webcómics simplemente porque sus destinatarios son usuarios frecuentes de la web”, la traducción es mía. 2 “Cómics realizados en primera instancia para la web, creados por un autor independiente, que pude colaborar con otros, pero que no tienen una versión impresa original ni patrocinio corporativo”, la traducción es mía. Algunos pioneros del webcómic mexicano fueron: Raúl Treviño, con su historieta por entregas, Nómadas del Yermo (2013), la cual publicó en su totalidad en su sitio web, entre enero de 2010 y marzo de 2013, y estuvo disponible para su lectura de manera gratuita. Otro caso bastante peculiar fue el de Dono Sánchez Almara y su obra Turbo Desafiante (2013); en este trabajo el autor hizo un atisbo por innovar la historieta, empleando los recursos que permitía el medio; en algunas viñetas deslumbrantes, se podían apreciar algunos elementos dinámicos, como destellos de rayos, luces, y algunos objetos animados. Por obvias razones estos detalles técnicos se perdieron en su versión impresa. Algunos otros ejemplos son los de Bunsen (2018) de Jorge Pinto; Caballo Negro de Jorge Cavazos; Cindy la Regia de Ricardo Ariel Velderrain Castro, alias Ricardo Cucamonga; y el trabajo de Josué Marín, mejor conocido como Josuédric. Cabe mencionar que la mayoría de los proyectos antes señalados tenían sus propios dominios web (algunos aún los conservan), aunque esto ha ido cambiando en nuestros días debido a que la mayoría de las nuevas generaciones que se dedican al arte secuencial, no pagan por albergar sus trabajos en páginas de Internet. Las redes sociales, como Facebook, Twitter, Instagram, entre otras, les permiten exponer su obra, sin necesidad de gastar por un hospedaje en la red. En el artículo “Los nuevos héroes del cómic mexicano”, el historietista Bernardo Fernández, alias BEF, afirmó: “recientemente el refugio natural del cómic mexicano ha sido la red. Decenas de webcómics se publican con gran éxito todos los días desde sus propias páginas o en las redes sociales. Gran éxito que se mide en likes, no en dinero” (2015: 23). El trabajo de los narradores gráficos en nuestro país sigue siendo una labor de resistencia, con un espíritu de “hágalo usted mismo”, los creadores de historieta se encargan de escribir, dibujar, colorear, promocionar y distribuir supropia obra. Salvo algunas excepciones en las que, gracias a los miles de seguidores en redes sociales, los trabajos saltan de

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