Rúbricas 16

Rúbricas XV Humanidades digitales 87 ejecutando otra actividad, como conducir un auto o realizar tareas domésticas. En cuanto a la interactividad es frecuente que los comentarios, anécdotas y reacciones que los oyentes comparten a través de la página web del podcast o mediante las diversas plataformas sociales sean utilizados como material para elaborar nuevos contenidos auditivos. Otra característica valiosa es que cada episodio presenta diferentes voces narrativas y testimoniales. En “El náufrago”, por ejemplo, aparecen la voz del host Daniel Alarcón, de la productora Silvia Viñas, del náufrago Salvador Alvarenga, de Jonathan Franklin el autor del libro 438 y de otros periodistas. Cada una de estas voces cumple una función específica. La conjunción de todas ellas le otorga al episodio un sentido colectivo que no puede ser replicado de igual manera en una crónica testimonial puramente escrita. Este último punto subraya el sentido de colectividad del proyecto de Radio Ambulante que es un trabajo en conjunto realizado por un nutrido grupo de periodistas, ubicados en diversas latitudes del continente. Es precisamente la tecnología de la comunicación informática la que construye las plataformas que hacen posible una colaboración estrecha, simultánea y efectiva entre participantes de muchos países de la región, lo que fructifica en el resultado palpable de que las historias del podcast surgen de todos los territorios de América Latina y de Estados Unidos. Respecto a la distribución del producto final, la difusión de una crónica 2.0 ya no sigue la lógica de la distribución tradicional de las editoriales o de las publicaciones periódicas. Los podcasts son fácilmente accesibles a escala global una vez que se publican y no conllevan un costo para el usuario, excepto el de la navegación por la red. Esto, claro está, plantea la problemática adicional de cómo hacer que el proyecto resulte viable económicamente. Dado que no cobra por los podcasts, Radio Ambulante se apoya de subvenciones públicas, donaciones, un programa de membresías y una app llamada lupa, diseñada para aprender español como lengua extranjera con base en los contenidos del podcast. Conclusiones Escribir sobre la crónica, insistir sobre la crónica... ¿Después de Darío y Morris? ¿Después de José Martí, Victor Segalen, Joseph Roth, José Gutiérrez Solana, Josep Pla, Rodolfo Walsh, George Weller, Truman Capote, Gabriel García Márquez, Hunter S. Thompson, Nicolas Bouvier, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, Ryszard Kapuściński, Juan Goytisolo, Oriana Fallaci o Gay Talese? Más que nunca... porque la Historia avanza como un tanque y cada presente reclama sus testigos, sus intérpretes, sus cronistas (Carrión: 14-15). La crónica es necesaria, enfatiza Jorge Carrión en el prólogo a Mejor que ficción: Crónicas ejemplares, antología que reúne crónicas contemporáneas de Latinoamérica. Pero si quiere ser relevante, añadiría yo, como tantas otras manifestaciones humanísticas, artísticas y culturales, deberá reinventarse para estar en sintonía con los nuevos tiempos. Los y las cronistas del siglo XXI serán no sólo pergeñadores de textos, sino también productores de relatos que se valen de la multimedia y de las nuevas tecnologías de la información. Radio Ambulante ganó en 2014 el Premio Gabriel García Márquez de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (fnpi) en la categoría de innovación, lo que revela que la unión entre la crónica 1.0 y 2.0 es y será siempre estrecha y que la segunda es la evolución natural de la primera. El fenómeno no es para nada nuevo, la mutabilidad se encuentra inscrita en este género narrativo a medio camino entre la literatura y el periodismo, y bien puede explicar el secreto de su larga supervivencia en el territorio americano. Por el momento todo indica que el estado de salud de la crónica 2.0 es bueno. Prueba de ello es la aparición de múltiples y entusiastas jóvenes que la ejercitan, y la gran cantidad y diversidad de proyectos que, como Radio Ambulante, se generan desde la digitalidad. Y esta es una excelente noticia. Dadas las difíciles condiciones sociales que imperan en nuestro continente es importante descubrirnos a través de historias reales que nos identifican y nos otorgan un sentido de pertenencia e identidad, en este sentido, la crónica resulta un producto no de primera, pero sí de imperiosa necesidad.

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