Rúbricas 16

48 La autorreferencialidad que persigue al usuario en la red impacta también la comunicación con sus semejantes; se convierte en un juego de espejos en el que se distrae con el embeleso de su propia imagen. Por otro lado, el pensamiento del sujeto es un hilván apresurado de ideas desarticuladas; producto, muchas veces, de hilos de tuits, de omnipresentes memes, noticias falsas o imágenes alusivas al torrente de acontecimientos del momento. El efecto del tropel de información es fugaz, fluye a la velocidad del scrolling en las pantallas y aturde el pensamiento y la reflexión. Si, como se ha dicho, el ambiente digital magnifica lasmanifestaciones del hombre, en particular, la World Wide Web, sobre todo en su versión 3.0, es el medio ideal para la coacción a través del control del proceso de subjetivación. Dicho proceso se refiere a la elaboración de un yo como proyecto, es decir, la conformación de identidad personal. El dominio de la subjetivación escala al ámbito de la pisque. Implica que se ha superado el biopoder, es decir, el control del cuerpo, denunciado por Foucault en el siglo XX (p.84), y se ha llegado al control de la emoción y la manipulación de la identidad personal, esto es en el ámbito del psicopoder. ¿Cómo operan los mecanismos de control? Han hace referencia al panóptico de Bentham como antecedente: La libertad y la comunicación ilimitadas se convierten en control y vigilancia totales. También losmedios sociales se equiparan cada vezmás a los panópticos digitales que vigilan y explotan lo social de forma despiadada. Cuando apenas acabamos de liberarnos del panóptico disciplinario, nos adentramos en uno nuevo aún más eficiente (2014a: 11). Esta manera de ser y estar en su entorno le ofrece la ilusión de mayor autonomía y libertad. Sin embargo, mientras más se manifiesta en el campo digital, su despliegue es materia para quienes tienen intereses capitalistas, que lo ven como consumidor y quieren controlar su voluntad. La huella digital que deja el individuo es la nueva producción inmaterial que alimenta al capital. Este continuo uso de la libertad expone al sujeto a lo que Han le llama el reino de la transparencia: Se reclama transparencia en nombre de la libertad de comunicación. La transparencia es en realidad un dispositivo neoliberal. De forma violenta vuelve todo hacia el exterior para convertirlo en información. En el modo actual de producción inmaterial, más información y comunicaciónsignificanmásproductividad, aceleraciónycrecimiento (2014a:12). Así, de forma voluntaria, la comunicación del individuo fluye sin obstáculos para depositar su vida en forma de datos en una pila infinita, también conocidos como Big Data. La persona se cosifica y, si no reflexiona sobre el mecanismo de sujeción al que se expone, tiende a su mayor transparencia o desnudamiento. La materialidad personal se atomiza en los datos que dan cuenta de su talla, su apariencia, de lo que come, de lo que le preocupa, de cómo se divierte, de qué lee, de cuántos “amigos” tiene, a quién influye, quién lo influye a él, de cómo gasta el dinero, de cuánto y en dónde tiene deudas. Pero la transparencia a la que se hace alusión va en un solo sentido. El poder de los datos puede configurar el presente y predecir el futuro del individuo inserto en un grupo social. La construcción de escenarios posibles acotan la incertidumbre, en términos mercadológicos, con la que trabajan

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