Rúbricas 16

39 Rúbricas XV Humanidades digitales de ideas. No se trata de imponer verdades o dominar el pensamiento. La captación creativa está en el horizonte de nuestras preguntas. Estas preguntas se potencializan en el arte de dejarnos llevar por una conversación. En ese juego dialéctico que tiene la conversación, “el preguntar es más un padecer que un hacer. La pregunta se impone; llega un momento en que ya no se le puede seguir eludiendo ni permanecer en la opinión acostumbrada” (Gadamer, 2012: 444). Para que la dialéctica del preguntar pueda ponerse de pie necesita del contacto con lo otro. En estos tiempos virtuales es un gran reto cultivar conversaciones que se puedan sostener en la dialéctica del preguntar. No solamente se trata de que nuestras conexiones se adecúen al ambiente digital y al descubrimiento de nuevas maneras de conectarse por medio de plataformas digitales, sino que es imprescindible saber estar en vínculo con lo otro, es necesario el darse e interactuar en un mundo. La mayoría, de alguna manera, estamos conectados digitalmente, pero falta la cercanía física, la comunidad palpable físicamente. Tengo la sensación de que, poco a poco, vamos desplazando el estar en contacto por estar conectados. Para aclarar esta idea, necesitamos pensar su diferenciación. No es lo mismo una sociedad conectada a una sociedad cuyos integrantes están en contacto. El estar conectado es estar disponible, estar en línea. Esto quiere decir estar al alcance del otro en cualquier momento del día. Pero este alcance no significa el destierro del aislamiento y tampoco garantiza que pueda existir una escucha, un encuentro y un vínculo en donde pueda darse la dialéctica del preguntar gadameriana. La tecnología nos ha ayudado a conectarnos en una red que nos permita tener noticias del mundo y que el mundo tenga alguna noticia nuestra, pero esto no garantiza que exista un entrelazamiento con los demás. Quien está en contacto entrelaza su vida con el mundo y con la vida de los otros. Estar en contacto significa sentir otra vida, que lo otro nos pueda tocar, que nos afecte; es en esta cercanía que me entrelazo. La palabra “contacto” se compone de los siguientes términos latinos: el prefijo de unión cum, y tactus, acción y efecto del verbo tangere que significa “entregar”. Esto quiere decir que quien está en contacto da algo de sí mismo. Sin embargo, la comunicación digital es una conexión extensiva; esa comunicación en lugar de dar algo de sí entre el entrelazamiento con lo otro, se limita a establecer conexiones de información. En pocas palabras, no podemos dejar a la ingeniería tecnocientífica el don de la creatividad. Nosotros ingeniamos técnicas asombrosas para utilizarlas y ponerlas al servicio de esta autocreación llamada vida. Sin embargo, una tecnología no podrá recrear la vida. Esto quiere decir que la vida se gesta a sí misma y nada puede sustituir a esa capacidad de hacer nacer. La vida es la única que sabe parir desde sus entrañas. Una tecnología no recrea vida. La tecnología solamente reproduce vida. La tecnología nos ha ayudado a conectarnos en una red que nos permita tener noticias del mundo y que el mundo tenga alguna noticia nuestra, pero esto no garantiza que exista un entrelazamiento con los demás. Fotografía: Pexels

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