Rúbricas 16

37 Rúbricas XV Humanidades digitales planificada. Y, en este tiempo, no queremos que nuestro proyecto de vida esté suspendido por lo extraño. Al eclipsar lo desconocido también apagamos la capacidad de estar abiertos a que acontezca algo en nuestra vida. La experiencia de vivir no puede ser programada. Ésta se vive como un acontecimiento impredecible, que la mayoría de las veces genera sorpresa e implica ruptura y, sobre todo, conlleva dolor. No podemos controlar ni manipular esa experiencia. Nietzsche (2011), afirma en Ecce homo que “para ser dueño demí, tengo que estar desprevenido” (p. 54). En esta misma línea, HansGeorg Gadamer (2012) lo expresa en Verdad y método: “La experiencia es, pues, experiencia de la finitud humana. Es experimentado en el auténtico sentido de la palabra aquel que es consciente de esta limitación, aquel que sabe que no es el señor ni del tiempo ni del futuro; pues el sujeto experimentado conoce los límites de toda previsión y la inseguridad de todo plan” (p. 433). En efecto, las experiencias cruciales siempre ocurren cuando tenemos las defensas bajas. Esa repentina irrupción de lo real nos asalta por sorpresa. Las circunstancias nos aprietan, nos incomodan, pero la deformación que producen las contingencias en nosotros, en el fondo, nos van formando. Con base en esto, podemos decir que, al enfocar nuestra visión de forma mecanicista y determinista, clausuramos nuestras posibilidades de crear nuevos caminos de realización humana. Hoy, nuestras actividades están sujetas a ser funcionalizadas a través de reglas precisas. Sin embargo, nuestromundo no es un entramado de causa y efecto que se puede formular y describir matemáticamente y que, por tanto, no deja ningún lugar a la libertad. El peligro de dejarnos llevar por este espíritu del cálculo, este espíritu que está sentado en una ética utilitarista y que está gobernando con el ideal tecnológico de someternos a la inteligencia artificial, es que reduce nuestra inteligencia a un conjunto de procesos, concatenados bajo la precisión de un ordenador que codifica y cuantifica nuestra existencia. El azar, lo inesperado y lo impredecible son elementos que no están considerados en este espíritu del cálculo, y esto nos va incapacitando para abrir camino a nuestra creatividad. Nuestra vida va orientada al cúmulo de informaciones, donde la calidad de nuestro trabajo se rige por las cantidades de aquello que es objeto de rendimiento. La dificultad de ser creativos ante la lógica de lo tecnológico La lógica de la tecnología digital potencializa la actividad acelerada y petrifica la capacidad misma para actuar siendo conscientes del sentido de nuestros actos. Estamos encerrados en el aparato digestivo de su fuerza y nos devora la oferta seductora de obtener aquello que deseamos de forma inmediata. Al momento de experimentar, cada día con más fuerza, su dinamismo voraz de demandas nos provoca una sensación de nunca estar satisfechos con nada. Así, vamos celebrando la novedad y añoramos un mundo hecho de primicias, que nos ofrezca algo atractivo para nuestra existencia. Queremos comprar lo que nuestra sociedad no ha producido. Esperamos ansiosamente la nueva versión de un dispositivo luminoso. La sociedad nos quiere vender aquello que no se ha inventado. El consumo desmesurado de intensidades nos hace creer que estamos enmovimiento. Vamos avanzando aceleradamente a una tierra desconocida. Lo importante es sentir que estamos en constante cambio, vivimos en una dinámica apresurada por querer ser los primeros en probar las mieles de la innovación. Nuestras acciones, al anclarse en un único modo de comportamiento, se han paralizado por el cálculo anticipado y por la administración de nuestra existencia al servicio de la estrategia, de la competencia, de lo útil y de la simulación de dominio. Esta comprensión nos convierte en sujetos estacionarios. Somos sedentarios, ávidos de algo diferente, pensamos que nos dirigimos hacia un futuro que nos promete un nuevo comienzo, donde el progreso de nuestra humanidad sólo es ilusorio, estamos estancados en la necesidad de que algo nuevo nos pase en la vida. Pero

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