Rúbricas 16

33 Rúbricas XV Humanidades digitales medio técnico digital me permite distanciarme más de lo que me acontece. En la primera descripción tengo una distancia, sí, pero en la segunda, esta distancia está más disponible para mí: en el inconsciente me reconozco que puedo manejar esta distancia a mi antojo. Me siento más seguro de mis acciones, descubro que puedo tener el control de la situación. Aquí radica la diferencia de las dos descripciones. La diferencia se relaciona con el modo de captación del mundo. En la segunda descripción capto el mundo desde el medio técnico digital. En este modo me encuentro menos capturado por el devenir, por el espacio, por la temporalidad inmediata. Soy un sujeto más desligado del afecto de la realidad dolorosa. Esto hace que me engañe y sienta que puedo controlar las circunstancias que acaecen. Y esto es lo peligroso. Este modo de disponibilidad que tengo sobre mis afectos me convierte en un sujeto más soberano sobre ellos, siento que puedo empoderarme y gobernar mis afectos. De esta manera, existe la posibilidad, con mayor facilidad, de fingir y manipular mis afectos. Yo puedo administrar y gestionar mis afectos al momento de tener el control de la situación a través del dispositivo electrónico. Pero, quizá lo único que estamos haciendo es anestesiarnos de la realidad. Y es así que puedo llorar ahora, viendo al muerto de hambre, pero, puedo cerrar la conexión, salir de mi casa a fumar un cigarro en el jardín, regresar a la casa, encender de nuevo el dispositivo, seguir llorando, pero, otra vez, cierro por otro momento el dispositivo, puesme da hambre y voy a comer algo, y, así sucesivamente. Esta sensación de empoderamiento es una ilusión; la tecnología digital nos ha hecho creer que podemos fabricar nuestros afectos. Nos engañamos pensando que tenemos el control de nuestra vida. En el medio de captación tecnológico digital siento que puedo fabricar mi dolor por el muerto de hambre con muchísima más facilidad. Los dispositivos electrónicos nos han engañado al pensar que nos facilitan el encuentro con la realidad, pero en el fondo, lo que ofrecen, es una sensación temporal de seguridad en la incertidumbre. La tecnologíaofreceuna sensacióntemporal de control y seguridad; nos informan de situaciones complejas que existen en nuestro mundo, pero “los ejes de resonancia entre sí mismo y el mundo permanecen mudos” (Rosa, 2019: 24). Cuando se somete nuestra vida desde la captación tecnológica digital como control y seguridad, más que acercarnos a construir una relación con el mundo y tomar posición ante él, nos va alejando de la capacidad de irnos apropiando de ese mundo que habitamos. Nos dejamos llevar por el bombardeo de información, los clics que damos en los dispositivos nos van anestesiando del mundo. No sabemos hacia dónde vamos, ni para qué vamos, el chiste es subirnos a un barco, dejarnos llevar por las olas, dando respuestas y soluciones inmediatas todo el tiempo, engañándonos que tenemos el control remoto de nuestra vida. En este sentido, cabe preguntarnos: ¿con qué intención se fabrican estos dispositivos?, ¿cuáles son sus intereses? Esto es lo que veremos en el siguiente apartado. El peligro de someter nuestra vida al cálculo Los dispositivos electrónicos no son neutrales, la problemática está en el juego de los intereses y con qué visión de sociedad ymundo se construye esa tecnología. Con esta afirmación no pretendo decir que la tecnología virtual es mala en sí misma. El peligro está en que nosotros, los humanos, quienes aplicamos la tecnología, nos reduzcamos a sus categorías. Como si la tecnología tuviera vida propia. El riesgo que podemos tener los humanos es pensar y actuar desde la racionalidad de medios, orientar nuestra existencia desde lo instrumental o lo estratégico, es decir, reducir la vida al cálculo y la previsión. Someter nuestra existencia a la cosmovisión que brinda la tecnología digital sería vaciarnos en unas categorías que se pueden calcular, administrar y gestionar. Nos hemos comprimido a un mundo administrado,2 donde la libertad, la praxis y nuestra capacidad 2 Esta expresión remite al diagnóstico que realizó la Escuela de Frankfurt (Horkheimer y Adorno, 2006).

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