Rúbricas 16

11 Rúbricas XV Humanidades digitales A partir de finales del siglo XX y en los albores del siglo XXI asistimos al resquebrajamiento de las segundas realidades creadas por ideólogos, filósofos y pensadores del conocimiento y, desgraciadamente, tal resquebrajadura no permitió que aflorara de nueva cuenta la realidad fundacional que había sido abolida en el advenimiento de la Modernidad y su razón instrumental, con sus detractores endemoniados y sus sepultureros posmodernos. La era de la muerte del sujeto, el fin de los meta-relatos y la falta de certezas morales, daría lugar a un eclipse aún mayor en nuestra de por sí desgarrada imagen previa de la realidad: el eclipse como digitalización de la existencia. La digitalización de la existencia Como ya habíamos apuntado al principio de la presente reflexión, vivimos no sólo en un tiempo de desorden social y estructural, sino en un mundo semiotizado digitalmente. Tal semiotización digital de la existencia humana presupone, en su origen, el eclipsamiento de la realidad que venía fraguándose desde los inicios de la Modernidad ilustrada, en los siglos XVI-XVII hasta llegar al desencanto ante los grandes relatos de dicha modernidad con su correspondiente crítica posmoderna y deconstruccionista. Desde un punto de vista mucho más cotidiano, la semiotización digital implica que todo acto de nuestra existencia, su significado, su sentido (orientación) y su valor comunicativo depende, no de la realidad originante previa a la experiencia digitalizada, sino, a modo contrario, de su mediación digital. De otrora vivir enunmundo en que realidad, experiencia y simbolización se involucraban mutua y dinámicamente en un proceso ontológico de luminosidad de la realidad (la consciencia iluminando su misterio en lo real), pasamos a una suerte de semiósfera digitalizada en que nuestra existencia, su simbolización y su misterio se encuentran eclipsados por lamediación digital que la encubre o anula. La semiotización digital implica que todo acto de nuestra existencia, su significado, su sentido (orientación) y su valor comunicativo depende, no de la realidad originante previa a la experiencia digitalizada, sino, a modo contrario, de su mediación digital. Fotografía: Freepik

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