Rúbricas 12

40 cansancio lo ahonda. Peter Handke disecciona los tipos de cansancio que nos aquejan en la actualidad: hay cansancios con culpa; otros, cansancios con miedo y otros más, de soledad compartida: A media tarde del […] un cansancio catastrófico irrumpió en el cine Apolo desde un cielo claro y despejado. Víctima de él fueron un hombre y una mujer, que, unidos hombro con hombro unos momentos antes, fueron catapultados, cada uno por su lado, por la onda expansiva del cansancio y, al final de la película, que por cierto se titulaba Sobre el amor, sin mirarse siquiera ni decir una sola palabra, siguieron cada uno un camino distinto que les separó para siempre.14 El drama arroja a un individuo agotado para el encuentro, y el reconocimiento del otro se vuelve imposible, por lo que la soledad es la condena, aun viviendo hombro a hombro. No se puede salir de este estado mediante el amor. Es la violencia la que sacude del letargo para lanzar a las víctimas del cansancio hacia la pregunta: “¿qué nos pasó?” No es de extrañarse que, como se muestra en el documental, sea más atractivo hacer muñecas como juguetes sexuales cada vez más parecidas a las mujeres, pero sin un alma qué explorar, y mujeres cada vez más parecidas a las muñecas, cuyo físico impávido oculte un alma que se apaga en el tedio. Más aún, no se puede dejar de lado la consideración de que el deseo es el motor del erotismo. Lo que se desea es poseer al otro; “pero sólo se puede poseer un objeto y sólo se puede desear (en el sentido sexual del término) a un sujeto. Esta contradicción aboca el deseo a lo imposible”.15 Al desear el placer propio, sin trascender en el otro, cada vez serán más frecuentes ejemplos como el que se refiere en el video: los Neko-cafés o cafés de gatos. En Tokyo existen alrededor de 50 de estos establecimientos, los cuales por 10:00 euros la hora, permiten que sus clientes, con carencias afectivas, encuentren relajación y contacto físico con felinos que pasean libremente por el lugar. Se designan en el documental como “minusválidos sentimentales”, a quienes tienen al amor como una asignatura pendiente y encuentran en estos cafés una opción para las caricias, la dulzura y los mimos. En este escenario, el amor y el placer sexual se reducen exclusivamente a lo que se pueda comprar en el tiempo libre on-demand. La aspiración ya no es encontrar a un semejante, no está esa pareja, dispuesta para 14 Ensayo sobre el cansancio: 8. 15 André Compte-Sponville, Ni el sexo ni la muerte: 182. el encuentro. La transacción se reduce a la búsqueda de un objeto de placer. El hombre limita su sexualidad al simple acto animal que no se decanta en simbolismos ni trasciende al momento placentero. El otro es sexualizado como objeto excitante. No se puede amar al otro despojado de su alteridad, sólo se puede consumir. En ese sentido, el otro ya no es una persona, pues ha sido fragmentado en objetos sexuales parciales. No hay ninguna personalidad sexual.16 El espíritu no encuentra el reposo del sentido, al no haber continuidad ni unidad en la representación. El ser se encuentra errante y fragmentado. Todo indica que Eros está destinado a la agonía en solitario, incomprendido. Para toda tragedia humana existe, al menos, un mecanismo de evasión, un sedante que ayude a resignificar la angostura de horizonte que resulta de la falta de sentido de un plano mayor. La positividad, como valor exacerbado, viene acompañada de la llamada “sociedad de la información” en la que la tecnología facilita la comunicación y los datos del mundo se encuentran en la palma de la mano. En tal coyuntura, no hay lugar para el misterio, todo es transparente, no se requiere asimilación, el homo videns17 no tiene que esforzarse en conocer lo ajeno porque todo entra obscenamente18 en su vida a través de una pantalla para conformar lo que Sartori llama su video-vivir.19 Tampoco hay lugar para la abstracción, fuente de simbolismo; se considera el mundo como dado a partir de lo que se puede captar mediante la imagen sin imaginar el campo de fuerzas que existe detrás. Baudrillard contrasta el drama de la alienación, cuando aún se reconocía a la alteridad, con el éxtasis de la comunicación, en donde todo pasa a ser parte del sí-mismo. Sin darse cuenta, el individuo va reconfigurando su manera de percibir el mundo, condicionada por la mediación inmediata y vertiginosa. Este nuevo paradigma es extensivo a la relación con sus semejantes. Baudrillard toma la teoría del juego de Roger Caillois para iluminar la transformación cultural que la sociedad contemporánea ha sufrido en el paso de la 16 Byung-Chul Han, La agonía de eros: 13. 17 Giovanni Sartori, Homovidens, la sociedad teledirigida: 11. 18 Para decirlo con Baudrillard, El otro por sí mismo: “Ya no es la obscenidad de lo oculto, reprimido, oscuro, sino la de lo visible, de lo demasiado visible, de lo más visible que lo visible, la obscenidad de lo que ya no tiene secreto, de lo que es enteramente soluble en la información y la comunicación”: 18. 19 Homovidens, la sociedad teledirigida: 11.

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