Rúbricas 12

110 de mil tejidos. Ellos creían que abriría los ojos al día siguiente y que tendría los ánimos de levantarme. Se paraban al lado de mí y me decían que me iba a recuperar, eran cumplidos inútiles. Mi cuerpo no se iba a parar nunca porque ya no lo necesitaba, ya no necesitaba pararme a abrazarlo y decirle que era un imbécil. Entonces se apareció este personaje. Resulta que no hablábamos en días, pese a los meses eternos de pláticas nocturnas, disque abrazos con futuro. Pero cuando los gritos comenzaron, estruendosos y queditos, nos daban menos ganas de hablar y más de reprochar. Yo sé que todo mi letargo comenzó con un dolor que él no quiso calmar y que motivó a que mis facciones se vieran moribundas. Cuando él entró en la habitación, ambos sentimos el feo hedor de la pérdida, de la impotencia por no poder hacer nada a favor de mí. Él estaba sufriendo más de lo que yo había sentido cuando me quedé postrada, esperando a que me contestara mis deseos silenciosos de arreglar las cosas. Él no supo que yo me estaba muriendo aún antes de que comenzara la indiferencia entre nosotros. Colocó su cara tan cerca de la mía que pudo contar mis poros, me olió como si quisiera sacarme el perfume, se acercó tanto a mis ojos que pareció desconocerme, luego se levantó un poco y me reconoció como en aquellos AGUJERO EN MEJILLA QUEBRADA María Fragoso Mora1 Cuando quedó inconsciente mi cuerpo, cuando me di cuenta de que ya no podía moverme, noté que se empezaba a quemar todo lo demás que ya no me servía. Quien vino a visitarme supo que estaba postrada eternamente en una cama con colchón mullido y sábanas 1María Fragoso, oriunda de la Sierra norte de Puebla, fue ganadora del tercer lugar nacional en el concurso de cuento corto interactivo “La experiencia de leer” en 2014, organizado por la Dirección General de Bibliotecas, de CONACULTA con su cuento-corto “Carcafacia”. Se introduce en el mundo editorial con la primera publicación de sus cuentos: Puntos Fugaces (Editorial Lunetario, 2015) y recientemente ha publicado su primera novela Las nubes del suelo (Editorial de la 3 norte, 2018). Es ilustradora de diversos textos para niños y jóvenes, colabora con artículos académicos en la revista Opción del ITAM y la revista Rúbricas de Ibero Puebla. Continúa sus estudios en Literatura y Filosofía en la Universidad Iberoamericana Puebla y es docente y promotora de talleres de escritura creativa y artes plásticas.

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