Rúbricas 11

Rúbricas XI Ciencias de la Salud en la Ibero Puebla 47 Realizado un ejemplo de esta teoría, la cual hace referencia a que la depresión es aprendida y condicionada por interacciones negativas, puede decirse que una persona con debilidad visual puede tener depresión por no poder realizar algunas actividades comunes, debido a la pérdida de visión parcial o total. Sin embargo, no sería suficiente decir que se origina gracias a la pérdida de interacciones o que han transcurrido de forma negativa, como tampoco se puede apoyar la idea de que la depresión es aprendida, puesto que se intenta inferir en este trabajo que la depresión está ligada a procesos internos que se han visto afectados de forma involuntaria. Teorías interpersonales A diferencia de las teorías conductuales de la depresión, existen las teorías interpersonales que James Coyne, Gotlib y Hammen sostienen. Estos autores afirman que la depresión es una respuesta a la ruptura de las relaciones interpersonales. La respuesta de las personas del entorno sirve para mantener o exacerbar los síntomas depresivos. Cuando la ruptura interpersonal se produce, los depresivos se vuelven hacia aquellos de su entorno en busca de apoyo social, pero sus demandas persistentes llegan a ser aversivas. Sugieren que uno de los primeros síntomas depresivos es la autofocalización o autoconciencia. Una vez que la depresión se ha iniciado convergen dos factores que la mantienen y exacerban: factor interpersonal y sesgo cognitivo negativo. Puede interpretarse como cuando una persona adquiere debilidad visual parcial o total, por algún tipo de síndrome o accidente, en automático comienza con depresión a consecuencia de la pérdida visual. Teoría de la desesperanza La teoría de la desesperanza (TD) de la depresión oTeoría de la depresión por desesperanza (Abramson, Metaisky y Alloy, 1989) consiste en un modelo cognitivo de vulnerabilidad-estrés. De acuerdo con la TD, las personas que poseen estilos inferenciales negativos (es decir, la vulnerabilidad) tienen mayor riesgo que aquellas que no exhiben dichos estilos para desarrollar síntomas depresivos, especialmente los síntomas del hipotetizado subtipo de depresión por desesperanza, cuando experimentan sucesos vitales negativos (estrés). Esta teoría arroja uno de los puntos que se desean tocar en este trabajo, pues tener una pérdida visual repentina podría representar el estilo inferencial negativo que plantean Abramson, Metaisky y Allov (1989), ya que afecta de forma directa la autonomía de la persona al trasladarse y desenvolverse en un espacio, tener limitaciones en ciertas actividades, perderse de cierta información que hay a su alrededor y tener dificultades en el aprendizaje; estos aspectos constituyen el estilo inferencial negativo que genera en la persona sentimientos de autodevaluación e incapacidad que forman parte del concepto de vulnerabilidad cognitiva propuesto en la TD. La vulnerabilidad cognitiva está constituida por tres patrones inferenciales desadaptativos: 1) tendencia a inferir que los factores estables (probabilidad de persistir durante el tiempo) y globales (probabilidad de afectar a muchas áreas de la vida) causan los sucesos negativos; 2) tendencia a inferir que los sucesos negativos presentes conducirán a eventos negativos futuros; y 3) tendencia a inferir características negativas sobre sí mismo/a cuando ocurren sucesos negativos (Abramson, Alloy, Metalsky, Jolner y Sandín, 1997). En esta línea, las personas con vulnerabilidad biológica, como la discapacidad visual, tienden a perder gran parte de su autoestima y a percibir los aspectos negativos como globales en su vida, es decir, atribuyen los acontecimientos negativos a su discapacidad, al igual que sufren muchas experiencias negativas que van construyendo perspectivas de cómo será su futuro, lo cual altera sus estados emocionales y conducta. La teoría de la desesperanza de la depresión plantea puntos muy importantes que podrían servir a la investigación como se ha podido demostrar anteriormente, sin embargo, no cumple con uno de los objetivos específicos que implica tener una perspectiva de mejora de la situación emocional y funcional para personas con discapacidad visual, las cuales no se ven reflejadas en dicha perspectiva y sólo toman en cuenta los aspectos negativos de una enfermedad y toma a los individuos sin esperanza. Teoría cognitiva de Beck La teoría cognitiva de Beck ahonda más en los hechos de una persona depresiva en torno a su pensamiento sobre sí misma y sobre aquello que la rodea. A pesar de que esta teoría no apoya los objetivos de la investigación merece ser mencionada, pues muestra uno de los aspectos que constituyen la depresión, como la tendencia a percibir de forma equivocada todo lo que constituye la vida del paciente. Beck, Rush, Shaw y Emery (1979) refirieron que las personas depresivas tienden a interpretar sus experiencias como pérdidas o fracasos y a evaluar los sucesos negativos como globales e irreversibles. Esto da cuenta de la existencia de un sesgo sistemático en el procesamiento de la información, conducente a una visión negativa de sí mismo, del mundo y del futuro (triada cognitiva negativa). (Pérez, Jofré, Azpiroz, y De Bortoli, 2009). De acuerdo con estos autores, varias investigaciones enfatizaron que la depresión en los pacientes renales crónicos se encuentra asociada a comportamientos de no adhesión al tratamiento médico, lo cual conduce a un deterioro en la calidad de vida, a una salud más pobre y a un aumento de los riesgos de mortalidad (De los Ríos, Ávila y Montes, 2005; Drayer et al., 2006; García et al., 2002; Kimmel y Peterson, 2006). Este postulado no aporta mucho a nuestra investigación, por considerar aspectos que van un paso adelante al

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