Rúbricas 11

32 De acuerdo con el Diagnóstico Nacional sobre la Situación de Trata de Personas en México (2014), la disminución de la población masculina y femenina debido a las migraciones en este país se debe principalmente a la falta de oportunidades laborales y, en menor medida, educativas, que hacen muy difícil el desarrollo de una mejor calidad de vida para la población. Esto, aunado a la pobreza y marginación, obliga a las personas en edad de trabajar a migrar, ya sea de manera nacional o internacional (UNOCD: 80). Una mujer puede ser plagiada en su país de origen y de ahí ser trasladada a un país de destino donde será explotada sexualmente. Sin embargo, cuando hablamos de mujeres que están en el proceso de migrar a otro lugar o región y se encuentran en países de tránsito sus posibilidades de ser víctimas de trata se multiplican debido a las condiciones de vulnerabilidad que envuelve no sólo el ser mujer, sino ser una mujer migrante. Pues de acuerdo con la OIM (2006), el 80% de las víctimas de trata en el mundo son mujeres y niñas. Con el simple hecho de ser mujer ya se está en desventaja, pues el mayor número de víctimas de trata lo representa el género femenino. Aunado a esto las mujeres que migran se encuentran en países que desconocen, sin recursos económicos, sin personas que las apoyen durante el viaje y siempre con el riesgo inminente de sufrir violencia sexual. Así, como mencionan Lexartza et al., en su informe Mujeres centroamericanas en las migraciones: Una mirada alternativa frente a un discurso homogenizante sobre las migraciones (s.f.): El tránsito entre el lugar de origen y el destino al que se aspira a llegar es uno de los momentos que más riesgos entraña el proceso migratorio. Con frecuencia las personas migrantes se enfrentan a trayectos desconocidos en los que no cuentan con redes de apoyo. Adicionalmente, en el caso de quienes transitan de manera irregular, forzadas por legislaciones que limitan el libre tránsito de las personas, se asumen mayores riesgos. En el transitar clandestino las personas migrantes quedan desprotegidas frente a las violaciones de derechos humanos (35). Según la CNDH (2009), los migrantes indocumentados de diferentes nacionalidades que realizan su trayecto de migración por México son altamente vulnerables, y esto se debe a que viajan en medios de transporte que representan un alto riesgo, hacen uso de caminos de extravío o aislados, duermen en sitios públicos y completamente expuestos, no tienen ningún conocimiento de las zonas que atraviesan, evitan constantemente algún tipo de contacto con las autoridades, no conocen sus derechos o, en ocasiones, deciden no ejercerlos (pues esto implicaría volverse visibles), están alejados de sus redes de apoyo, no saben con quién acudir en caso de necesidad y desconocen las leyes del país. Así, esas y más condiciones los hacen presa fácil de delincuentes y del crimen organizado. Esto se ve especialmente acentuado en las mujeres migrantes y en su condición de vulnerabilidad, pues son víctimas de los secuestradores que abusan sexualmente de ellas, las prostituyen o las venden a tratantes para ser usadas con fines sexuales. Girardi et al., en el libro Mujeres Transmigrantes (2010), explicitan dos informes que han denunciado, de manera documentada, los secuestros masivos de migrantes por parte del crimen organizado, que se encuentra coludido con las autoridades. Estos informes son el “Quinto Informe Sobre la Situación de los Derechos Humanos de las Personas Migrantes en Tránsito por México”, de Belén, Posada del Migrante, Humanidad Sin Fronteras, A.C., Frontera Con Justicia, y el “Informe especial de la CNDH sobre los casos de secuestro en contra de migrantes”. Este último, publicado el 15 de junio de 2009, reporta que se han registrado 9 mil 758 víctimas de secuestro con un cálculo aproximado de 25 millones de dólares obtenidos por los secuestradores. Dichos secuestros se descomponen en los siguientes porcentajes, de acuerdo con el Registro Nacional de Agresiones a Migrantes y la CNDH: […] El 55% de los secuestros se realizó en los estados del sur del país; el 11.08 por ciento en las entidades del norte; el 1.2 en la zona centro. Por estados, Veracruz y Tabasco van a la cabeza de los plagios realizados con dos mil 944 y dos mil 378, respectivamente. Los casos en el resto de las entidades son: Tamaulipas, 912; Puebla, 92; Oaxaca, 52; Sonora, 45; Chiapas, 42; Coahuila, 17; San Luis Potosí, 15; Estado de México, 6; Guanajuato, Nuevo León y Tlaxcala, 5 casos en cada uno; Chihuahua 2 y Distrito Federal. En tres mil 237 eventos no fue posible identificar el lugar en el que fueron secuestrados. Dos mil 464 plagios ocurrieron en alguna parte del tendido ferroviario y 34 en alguna estación del ferrocarril. El 67% de los secuestrados procedían de Honduras; el 18% eran salvadoreños y 13% guatemaltecos; también se detectaron migrantes secuestrados procedentes de Nicaragua, Ecuador, Brasil, Chile, Costa Rica y Perú. Mujeres migrantes fueron prostituidas o vendidas con fines de explotación sexual. De los migrantes secuestrados, el 67.44% viajaban acompañados, es decir, se trata de secuestros colectivos que permiten obtener en un solo evento mayores recursos y potencian el pánico de los plagiados hacinados en espacios reducidos. A su vez, Girardi et al. (2010) explican que en el caso de las mujeres migrantes, además de que comparten Factores de vulnerabilidad en mujeres víctimas potenciales de trata de personas

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