Pasos 9

4 i n n o v a n d o El Área de Síntesis y Evaluación en el Departamento de Negocios. Retos y desafíos inacabables Adriana Cruz y Corro Sánchez* E n el año 2004, hace ya casi 10 años, en la Universidad se im- plementaron planes de estudios cuya actualización significaba un cambio radical, ya que además de establecer asignaturas nuevas que respondían a los desafíos propios de cada profe- sión, implicaba un cambio de enfoque en la educación: pasar de un enfoque centrado en el profesor a otro centrado en el alumno. El catedrático entonces adquiere un papel importante en el proceso de aprendizaje, más que en un docente tradi- cional se convierte en un acompañante del estudiante, como se menciona en el Consejo Internacional de la Compañía de Jesús del 2001: “Él creará las condiciones, proporcionará las oportunidades para que el alumno pueda llevar a cabo un pro- ceso de experiencia, reflexión y acción”; así el educando deja de ser una figura pasiva para asumir su papel como gestor de su aprendizaje. Además fue importante el cambio de conceptualización del modelo educativo, ahora basado en una educación bajo el enfoque de competencias, que no sólo supone la adquisición de conocimientos, sino una formación integral que implica el desarrollo de un conjunto de elementos: conocimientos, habili- dades, actitudes y valores, que en unión con la filosofía huma- nista de la Universidad representan un enorme reto para quie- nes formamos parte de la comunidad académica. Implementar este modelo educativo supone, a su vez, una forma diferente de evaluar. Así, “evaluar” adquiere otro significado que la mera asignación de una calificación que se basaba, sobre todo, en el desempeño académico del alumno. Si cambiar el modelo educativo signifi- caba un reto, pensar en cómo evaluar de manera diferente lo era más. Es entonces que se creó el Área de Síntesis y Evaluación (ASE) que es, sin duda, la asignatura más importante del mapa curricular y, por su significado, representa el diferencial por excelencia de nuestra Universidad en relación con las demás. Desde entonces, el Departamento de Negocios ha trabajado de manera continua este aspecto, pasando por una serie de cambios deriva- dos de la constante evaluación y retroalimentación, tanto de alumnos como de profesores, que conforman la academia. En el ASE I los alumnos deben elaborar, de manera interdisciplinar, el diagnóstico de una empresa real, solicitando mediante un acuerdo, in- formación que les permita evaluar en un nivel de iniciación la organización, controles internos, mercadotecnia, el talento humano, etc., ejecutando un conjunto de actividades que deben llevar a cabo para presentar ante el empresario el reporte final de su diagnóstico y sus recomendaciones de mejora. Esto incluye también una reflexión profunda de la forma cómo el equipo trabaja, desde su conformación, su organización, manejo de conflic- tos, etcétera. En ASE II también se trabaja de forma interdisciplinar, pero las actividades tienen un grado de dificultad superior al anterior, dado que se trata de evaluar competencias en un nivel de transición, por lo tanto los equipos de trabajo que se eligen de manera aleatoria deben pensar en un producto nuevo, que satisfaga una necesidad y que, además, tenga un im- pacto social. Este proyecto implica varios apartados, tales como: el estudio téc- nico, el estudio de mercado, el estudio financiero y económico, y el impacto social del producto. Así como se describe parece fácil, sin embargo demanda una serie de competencias que se combinan (al referirnos al perfil de cada uno de los alumnos) y que dan como resultado un valioso trabajo de recuperación de síntesis y evaluación de las competencias desarrolladas hasta ese momen- to de su vida universitaria. Y no sólo se trata de la parte académica, sino que se requiere de tolerancia, esfuerzo, organización, hábitos, aceptación, ma- nejo de conflictos, capacidad de comunicación; toda una serie de elementos que enriquecen el trabajo en el ASE II. Es importante recalcar que tanto en el ASE I como en el ASE II, el alumno se ocupa, acompañado del profesor y coordinador, de moldear su plan de vida y carrera, y así plasma en un documento aquello que ha trabajado desde las tres dimensiones del currículo: la profesional, la de inte- gración universitaria y la de articulación social; planea cuándo inscribir sus materias, dónde y cuándo llevar a cabo su servicio social y sus prácticas, si va a realizar un intercambio, e incluso el análisis de contingencias tales como: ¿qué sucede si existen situaciones que no permitan que esto se lleve a cabo?, ¿qué puedo hacer al respecto? El ASE III es un área más personali- zada. Además de establecer un fuerte progra- ma de trabajo académico de preparación para la presentación del examen general de egre- so del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (EGEL-CENEVAL), por ser un criterio de acreditación de este espacio, cada coordinación coopera con sus alumnos próximos a egresar, adaptando la pedagogía ignaciana a este trabajo de recuperación de toda su vida universitaria, en todos los sen- tidos. Es decir, el estudiante CONTEXTUA- LIZA en el momento que se encuentra para dar cuenta de lo que hasta ahí ha logrado. Se establecen una serie de EXPERIENCIAS en donde integra sus dimensiones cognitivas y afectivas, para moverlas a la ACCIÓN, es decir, a la implicación de su profesión, para influir en el contexto que le corresponda estar. Cuando el alumno está atento “logra la percepción y la inteligencia de las realida- des humanas que le cuestionan” (Consejo In- ternacional de la Compañía de Jesús, 2001) y entonces ya puede entrar en un proceso de REFLEXIÓN para asumir el significado e importancia de lo que está estudiando “y a integrar responsablemente ese significado para ir madurando como persona compe- tente, consciente y sensible a la compasión” (ídem). Finalmente, la EVALUACIÓN, sin de- jar a un lado el aspecto académico, toma en cuenta el desarrollo “equilibrado” del alumno como “persona para los demás”. No es una evaluación periódica, se trata más bien del acompañamiento del profesor utilizando di- ferentes métodos, tales como el diálogo per- sonal, las bitácoras del estudiante, ensayos sobre sus dimensiones, charlas con expertos en temas como entrevista, imagen y etiqueta en los negocios, cómo hacer un currículo vi- tae, presentación de mapas mentales, videos y documentales. Lo anterior es lo que se trabaja, de manera general, en las áreas de síntesis y evaluación del Departamento de Negocios. Vamos avanzando, sabemos que es un pro- ceso continuo e inacabable, pero estamos conscientes de que aún nos queda mucho por recorrer, mucho por mejorar y mucho por descubrir; sin embargo el trabajo en equipo, el liderazgo, el amor a lo que hacemos, y a nuestros alumnos, nos impulsa día a día a buscar nuevas formas para lograr “el creci- miento global de la persona, que lleva a la acción, acción inspirada en el Espíritu Santo, y la presencia de Jesucristo, el Hijo de Dios, EL HOMBRE PARA LOS DEMÁS” (ídem). Referencia bibliográfica: Consejo Internacional de la Compañía de Jesús (2001), Pedagogía ignaciana, un planteamiento práctico, Jalisco, México: Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. *Coordinadora de las licenciaturas en Contaduría y Estrategias Financieras, y en Administración Turística y de la Hospitalidad adriana.cruzycorro.sanchez@iberopuebla.mx

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3