75 De hecho, esta estructura ha jugado un papel fundamental en la tercera dinámica, a saber, la co-construcción5 de políticas públicas desde 1996. Asimismo, casi todas las medidas y los programas adoptados por las autoridades públicas en cuanto a la economía social han sido el resultado de propuestas hechas por los actores de ésta. Lo anterior fue posible gracias a la credibilidad acumulada por la sociedad civil en los años anteriores.6 En efecto, antes de 1996, diversas iniciativas le habían hecho ganar legitimidad para intervenir en materia de políticas públicas. A mediados de los años ochenta, las primeras corporaciones para el desarrollo económico de la comunidad, reuniendo a una serie de actores, emergieron como una manifestación de la labor de la sociedad civil en el corazón de la economía. En 1989, el Foro para el Empleo fue una iniciativa no gubernamental que reunió a representantes de los sindicatos, de la comunidad, de las cooperativas, de varios ministerios gubernamentales y de empresas privadas. Por lo tanto, antes de la Cumbre de 1996, el reconocimiento de la importancia de la sociedad civil había comenzado, pero siempre empujado por actores no gubernamentales. La invitación del gobierno a la sociedad civil a participar en la Cumbre era ya un reconocimiento de la importancia de sus opiniones. De frente a los problemas complejos y estructurales de marginalización y pobreza que el gobierno no podía resolver solo, se reconoció la importancia de incluir a otros actores en las discusiones para identificar soluciones que respondieron a la nueva realidad socioeconómica. Por primera vez, se iba más allá del tripartidismo, convocando a otros actores distintos de los sindicatos a participar en discusiones sobre orientaciones económicas y proponer proyectos, junto con otros actores económicos importantes, tales como las grandes empresas privadas. Más allá de la mera participación en una consulta, la Cumbre fue una oportunidad para destacar la importancia de la presencia de la sociedad civil en el debate público y, más concretamente, el reconocimiento de la necesidad de su participación en el desarrollo de la economía social. Esto fue reconocido por el gobierno, tanto por la creación de proyectos conjuntos como por la adaptación de sus prácticas para asegurar la contribución de la sociedad civil en la definición de políticas públicas. Finalmente, cabe mencionar la cultura política de Quebec. Esta cultura, resultante entre otros factores de la conciencia de ser una comunidad francófona relativamente pequeña y minoritaria en América del Norte, y por lo tanto más tendiente hacia la cohesión social,7 durante décadas se 5 Co-construcción se entiende como un proceso de elaboración, aplicación y ajuste de políticas públicas hechas en un contexto de constante diálogo con la sociedad civil. Esto debe distinguirse de co-entrega (codelivery) que supone sólo la implicación de las empresas en una etapa de la acción pública. 6 Chamberlain et al. (2011). 7 Neamtan (2008). A MEDIADOS DE LOS AÑOS OCHENTA, LAS PRIMERAS CORPORACIONES PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO DE LA COMUNIDAD, REUNIENDO A UNA SERIE DE ACTORES, EMERGIERON COMO UNA MANIFESTACIÓN DE LA LABOR DE LA SOCIEDAD CIVIL EN EL CORAZÓN DE LA ECONOMÍA
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