53 Reflexiones finales Es conocido que una de las particularidades de la economía mexicana es la baja penetración del sistema bancario. La oferta de crédito como porcentaje del PIB es baja respecto de los países de América latina y es muy baja con relación a otros países de ingreso medio alto. Aunado a lo anterior, el financiamiento bancario está sumamente concentrado. Buscando combatir estas dos facetas, la reforma financiera se centró en las operaciones de la banca privada y de desarrollo. En este sentido no es casual que al irse diseñando la reforma financiera, la primera idea fue –inapropiadamente– buscar regular la composición de los activos bancarios. Sin embargo, en esta breve nota buscamos resaltar la existencia y potencial que pueden tener otras entidades financieras que con base en tecnologías heterodoxas logran ofrecer financiamiento a sectores poblacionales con ingresos bajos, erráticos, inciertos y difícilmente comprobables. Un porcentaje de estas instituciones –supervisadas por la autoridad correspondiente– han logrado crecer de manera importante y deben ser ya consideradas piezas fundamentales para generar un mayor financiamiento sostenible. A este respecto, quizá la principal debilidad de la reforma financiera es no haber incorporado a las entidades de ahorro y crédito popular como actores clave para el buen logro de la reforma financiera. Bibliografía Cotler, P. (2009). “La Oferta de Financiamiento para las Micro y Pequeñas Empresas en México”. Documento de Trabajo, Departamento de Economía Universidad Iberoamericana. — (2013). “Las tasas activas de interés en el sector microfinanciero de México: un estudio de caso”. Revista Econoquantum, vol. 10, núm. 1, pp-7-26. Cotler, P. y P. Rodriguez (2014). Las Microfinanzas en México. Instrumento de desarrollo e inclusión financiera (Pablo Cotler y Patricia López, coordinadores), Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas. The World Bank (2012). The Little Data Book on Financial Inclusion. The World Bank, Washington D.C.
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