Rúbricas 6

24 Otoño - Invierno 2013 Introducción El propósito de este artículo es presentar los acercamientos conceptuales del Tercer Sector aplicados a la realidad mexicana. Parece que la corriente anglosajona ha sido determinante en cuanto al intento de acercarse a éste para determinar su importancia en México. Ahora bien, hemos observado que, desde la colonización, la “economía popular” es un concepto que permite aproximarnos a una gran parte del mencionado Sector. Sin embargo, en el siglo xix, con la emergencia de nuevas formas de organización, aparecen los primeros actores de la economía social. De ahí la necesidad de distinguir, a partir de entonces los diferentes actores según el concepto tomado como referencia, para reflejar sus múltiples realidades en el país. A continuación presento los elementos fundamentales de ambos conceptos: “economía popular” y “economía social”. El concepto de economía popular El concepto de “economía popular” pretende concentrarse sobre los actores sociales y sus prácticas (en particular de pequeña producción) como expresión de la economía del pueblo insertada en un tejido histórico, cultural, económico, político y social.1 Así, en este acercamiento, los actores populares no están aislados; lo que conlleva a su vez a tomar en consideración la manera cómo los diversos actores ocupan un territorio determinado. Los estudios sobre el tema en países como Chile (véase, por ejemplo, los trabajos de Luis Razeto o Marthe Nyssens) han permitido destacar la multiplicidad de los actores de la economía popular, que persiguen diferentes objetivos. Además, estos actores pueden ser urbanos o rurales, individuales o colectivos. En este último caso hay que analizar las modalidades de organización, ya que pueden ser muy específicas. En particular, en esta reflexión me centraré sobre los actores colectivos, definidos como aquellos que buscan satisfacer sus necesidades cooperando juntos, a pesar de sus diferencias, para la realización de un objetivo común. Estos actores se constituyen y se organizan a partir de identidades comunes. Una parte de los actores populares colectivos están designados por el concepto de Organizaciones Económicas Populares, las cuales son, antes que nada, un proceso de movilización social. Son formas asociativas que surgieron de manera espontánea en diversos contextos y que dieron lugar a una gran variedad de grupos de personas, quienes enfrentan juntas, de manera organizada, una necesidad. Las necesidades pueden ser de alimentación, vivienda, empleo, educación, salud o de capacitación, entre otras. Las bases de la organización que unifican a los miembros son la ayuda mutua, la cooperación y la solidaridad. 1 Oulhaj, L. (1995). Vers le concept d’économie populaire: le cas du Mexique. Tesis de Maestría en Ciencias de la Población, Medio Ambiente y Desarrollo, Bélgica: ucl, 99 pp. Un marco conceptual que me parece pertinente consiste en enfatizar que las prácticas de la economía popular articulan una pluralidad de lógicas, de recursos y actividades. Explicaré brevemente cada uno de estos tres puntos. A nivel de las lógicas, se refieren, sobre todo al hecho de que nunca son puramente económicas: están marcadas por una voluntad de mejorar condiciones de vida familiar o comunitaria así como por una acción que se inserta en un proceso de transformación económico, social y hasta político. Esto permite a los actores populares ser considerados actores de la sociedad civil. Los recursos que vienen de esta articulación de lógicas son diversos. Los recursos mercantiles (relacionados al mercado tal y como el intercambio de bienes y servicios) se articulan a los recursos no mercantiles (como las subvenciones) y a los recursos voluntarios, como el resultado de la reciprocidad entre los actores populares. Las actividades, fruto de estas articulaciones de recursos y lógicas, son diversas y amplias. Se inscriben en una diversidad de ámbitos: salud, vivienda, movilización del ahorro, fuentes de crédito, producción de bienes, etcétera. Son actividades socioeconómicas que resultan de las diversas lógicas y de los recursos movilizados y articulados por los actores populares. Hay también actividades ilegales, pero no son el objeto de nuestro tema. A manera de ilustración del concepto: el caso de los pequeños productores de la ciudad de México y de la ciudad de León Para ilustrar lo anterior, tomando el caso de México y una perspectiva histórica, me referiré brevemente a dos ejemplos: la producción de muebles de madera en el mercado Vasco de Quiroga en la ciudad de México y la producción de calzado realizada por actores populares en la ciudad de León (estado de Guanajuato).

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