Rúbricas 6

19 1. Se trata de un texto de economía dura o pura, que desborda erudición, hecho con gran rigor científico y con una considerable cantidad de fuentes de información, por lo que definitivamente está llamado a formar parte de los textos clásicos en la formación profesional de cualquier estudiante de economía, si es que se aspira a que éste adquiera una formación profesional integral y completa y no sesgada o unilateral. Lo anterior implica que el nuevo profesional de la economía debería conocer y manejar todas las formas de economía y no solamente la clásica o capitalista, típica de la empresa privada, complementada, en el mejor de los casos, con algunos “pincelazos” de la economía de la empresa pública, pero sin incluir el conocimiento de la dinámica de la empresa social y autogestiva, que tiene su propia lógica de funcionamiento y merece un tratamiento específico, con una teoría y metodología propias como las que se sugieren en el libro de Hinkelammert y Mora, que aquí comentamos. 2. Dada su concepción y visión del hombre como referente crucial de toda acción humana y del análisis de la realidad cotidiana, así como por la denuncia del abandono de este referente básico que el capitalismo salvaje hace hoy, llevando al extremo la cosificación de la vida y la degradación del trabajo científico, especialmente el de la economía (el cual se ha llenado muy rápidamente de mitos y supersticiones dogmáticas que se sintetizan en la expresión “la irracionalidad de lo racionalizado” por el pensamiento único), ubica al texto dentro del campo del humanismo social y del pensamiento crítico que quiere recuperar la racionalidad perdida. Se ubica también en esta vertiente, evidentemente por decantarse a favor de la vida como respuesta general a la autodestrucción de ésta por el capitalismo y por el conjunto de propuestas que pone sobre la mesa, encaminadas a recuperar el papel central del hombre en cualquier ECONOMÍA PARA LA VIDA definitivamente está llamado a formar parte de los textos clásicos en la formación profesional de cualquier estudiante de economía Fotografía: Jim Finn Franz Hinkelammert

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