Rúbricas 6

Crisis medioambiental dado el uso irracional de nuestros recursos galería

Directorio Universidad Iberoamericana Puebla Rector Fernando Fernández Font, sj Director General Académico Gonzalo Inguanzo Arteaga Director General del Medio Universitario Noé Agustín Castillo Alarcón Director General de Desarrollo Institucional Xavier Recio Oviedo Director General de Administración y Finanzas Jesús Bernardo Rosas Pozos Comisión Editorial Alfonso Álvarez Grayeb, Diana Margarita Arévalo Herrera, Jorge Eduardo Basaldúa Silva, Aurora Berlanga Álvarez, Francisco Cantú Hernández, Marcos Ricardo Escárcega Méndez, Ana Lidya Flores Marín, Marcela Ibarra Mateos, Gonzalo Inguanzo Arteaga, José Sánchez Carbó. Directorio Rúbricas Consejo editorial Gonzalo Inguanzo Arteaga, Alfonso Álvarez Grayeb, Marcos Ricardo Escárcega Méndez Director Alfonso Álvarez Grayeb Coordinadores temáticos de este número Leïla Oulhaj Francisco Javier Saucedo Pérez Edición y corrección Marcos Ricardo Escárcega Méndez, coordinador, Susana Plouganou Diseño de retícula y diagramación Ana Cepeda - Pedro Bouret Diseño de portada Pedro Bouret Revista de la Universidad Iberoamericana Puebla Número 6, otoño - invierno 2013 Rúbricas número 6, otoño - invierno de 2013, es una publicación semestal editada por la Comunidad Universitaria del Golfo Centro, A.C, con domicilio en Blvd. del Niño Poblano 2901, Unidad Terriotrial Atlixcáyotl, CP 72179, Puebla, Pue., Tel. (222)372.30.00. Editor responsable: Marcos Ricardo Escárcega Méndez. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo número 04-2011-021410194000-102, expedido por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, ISSN en trámite. Licitud de título y contenido número 15290 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa por Formación Gráfica, SA de CV, Matamoros número 112, Col. Raúl Romero, CP 57630, Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México. Este número se terminó de imprimir en el mes de enero de 2014, con un tiraje de 1 000 ejemplares.

5 P resentación Economía social y solidaria en México Algo no funciona bien en el mundo, pues el signo de nuestros tiempos es la crisis: Crisis medioambiental, dado el uso irracional de nuestros recursos y el consumismo exacerbado como estilo de vida; crisis de las instituciones democráticas y de los sistemas políticos al carecer de credibilidad por la mancha de la corrupción y la deshonestidad; crisis social, debido al reparto inequitativo de la riqueza y a las estructuras geopolíticas que generan pobreza, exclusión y violencia; crisis de empleo, ocasionada por el sistema neoliberal y su ineficacia para la creación de condiciones más justas para todos; crisis global, debido a los grandes sistemas de poder con sus decisiones unilaterales, sus intereses económicos y sus alianzas estratégicas que sólo buscan sus propios fines; crisis de valores, dentro de un ambiente de franca indiferencia, individualismo y pragmatismo utilitarista; y finalmente, crisis económica, marcada por desaceleraciones y recesiones, frutos de la incapacidad de los gobiernos para conducir con éxito nuestra economía hacia el crecimiento, desarrollo y bienestar de las mayorías. Es evidente que los modelos y las estructuras actuales han fracasado, pues en su misma esencia yace la injusticia social que se anida en la forma neoliberal como se genera la riqueza y en el sistema de distribución que de ahí se desprende. Por ende, si no atacamos los cimientos del mismo sistema productivo, por más que se hagan obras de beneficencia o programas gubernamentales “de solidaridad”, la pobreza y la exclusión seguirán siendo el estigma que marcará los países del 3° y 4° mundo. Así pues, ¿cuál puede ser el faro que alumbre un nuevo horizonte? ¿Desde dónde podremos construir nuevos sistemas que ayuden a resolver los desafíos que ponen en riesgo, incluso, la propia vida humana? Aparentemente no hay salida o, si hubiera alguna, no parece sencilla. Sin embargo, en medio de este panorama oscuro, también se van vislumbrando algunas claridades. “La realidad siempre da de sí”, con tal de que sepamos –como afirmaba Ellacuría– captar sus posibilidades y actualizarlas mediante la construcción de nuevos modelos, exigiendo a la inteligencia que también ella “dé de sí”. Por eso, y aunque actualmente sea una alternativa relativamente modesta, otro modo va siendo posible; otras vías se van encontrando y podemos afirmar que se está roturando un camino de esperanza. Hoy empezamos a ser testigos de una propuesta que afortunadamente se está erigiendo con gran solidez frente a la lógica capitalista neoliberal. Y a diferencia de ésta que –como hemos subrayado–, ha demostrado su ineficiencia, las nuevas alternativas cuentan cada vez más sus casos de éxito. Así, se habla de una economía social y solidaria que no sólo pretende ofrecer soluciones a los retos actuales, sino además, está abriendo la posibilidad de recuperar una sociedad en la que todos colaboren desde relaciones humanas justas, respetuosas y fraternas, demostrando que el éxito empresarial no se contrapone a la solidaridad y la equidad. De ahí la gran oportunidad que está surgiendo de esta forma de producción justamente llamada Economía social, en contraposición a los sistemas que han

6 Otoño - Invierno 2013 imperado hasta ahora. Para quienes sostienen nuestra sociedad injusta y afirman convencidos que no hay otro esquema de organización económica y financiera, este modelo se está convirtiendo en un golpe de timón que demuestra que sí es posible, desde otras concepciones, construir estructuras más justas, equitativas y realmente sociales. Adicionalmente, a todas luces es evidente que un modelo como éste no sólo es pertinente sino que urge. Es imprescindible encontrar y proponer nuevas formas de realización comunitaria que no se basen en el consumismo, en el gasto, en el dispendio; sino en el compartir equilibrado, en el consumo moderado, en el gozo compartido. Y es así como la Universidad Iberoamericana Puebla ha manifestado su compromiso a través de diversas acciones, con la promoción de un modelo de economía social que incorpora en su planteamiento los principios de equidad, cooperación, solidaridad, democracia y sustentabilidad. Con esto refrendamos nuestra misión de responder pertinentemente a un entorno cada vez más necesitado de alternativas que coadyuven a lograr la justicia social. Así, vamos demostrando que optar por un modelo de organización económica diferente no implica elegir entre intereses sociales o intereses empresariales. Tampoco supondría renunciar a las ganancias o a la rentabilidad en el competitivo mundo de los negocios, como lo han demostrado ya, grandes cooperativas de diversos países que desde una lógica diferente lograron sortear las crisis económicas generando riqueza y empleo, ahí donde otros habían fracasado. Por todo lo anterior, sobran razones para dedicar este número de la revista Rúbricas al tema de la Economía social y solidaria que hoy me enorgullece presentar. En este ejemplar se hará un abordaje conceptual sobre diversos componentes teóricos. De esto hablará Leïla Oulhaj, en su texto titulado “La economía popular y economía social en México”. Por su parte, Dania López y Boris Marañón explicarán los elementos centrales para la promoción de la solidaridad económica en nuestro país. Lo mismo que Juan José Rojas, quien expondrá una serie de reflexiones sobre la propuesta teórica de una Economía para la vida. ¿cuál puede ser el faro que alumbre un nuevo horizonte? Fotografía: Eneas de Troya

7 Otro tipo de experiencia veremos reflejada en el texto “Economías solidarias y educación intercultural. El caso del Instituto Intercultural Ñöñho, A.C.”, que coordina Mario Monroy y en el cual se analiza la relación entre la economía solidaria y la educación intercultural. Por otro lado, en el escrito de Jesús Campos, titulado “Política de gobierno para el sector social de la economía: una realidad por detonar”, se reflexionará en torno a la necesidad de proponer políticas públicas. Del mismo modo, Armando Rendón Corona realizará una crítica a la reciente Ley de Economía Social y Solidaria y sus reformas con el ánimo de contribuir al debate programático entre las organizaciones autónomas para lograr una verdadera política de la economía social y solidaria. Además, encontraremos una experiencia internacional de cooperativismo en el análisis que ofrece Javier Marcos en su artículo “Orígenes históricos de la Cooperativa Mondragón”, en donde expone la historia, los datos y cifras de este caso de éxito, ejemplo claro de un modelo inspirador. Juan Gerardo Domínguez expone las características del modelo de desarrollo conocido como “economía solidaria” y lo contrasta con la economía neoliberal. ¿Es posible el modelo de desarrollo alternativo para México desde el movimiento cooperativo y las redes sociales?, se pregunta. Y José Sánchez Carbó reseña el libro El color de la ausencia, que presenta una amplia gama de historias y de personajes con problemas diferentes cuyas vidas giran en torno a la migración. Deseo en verdad que este ejemplar logre abrir espacios reales y operativos para el Tercer Sector de la Economía en nuestro país, siendo motor que nos ayude a trabajar, transformar la naturaleza y crear relaciones justas y equitativas entre nosotros, cumpliendo con esto, la vocación a la cual todos estamos llamados. El reto, sin duda es grande, pero es y seguirá siendo nuestra apuesta. Fernando Fernández Font, SJ Rector Universidad Iberoamericana Puebla 18 de octubre de 2013 Deseo en verdad que este ejemplar logre abrir espacios reales y operativos para el Tercer Sector de la Economía en nuestro país, siendo motor que nos ayude a trabajar, transformar la naturaleza y crear relaciones justas y equitativas entre nosotros

Índice Presentación Elementos teóricos para la promoción de la solidaridad económica en México Dania López, Boris Marañón Comentarios a la propuesta teórica de Economía para la vida… Juan José Rojas H. La economía popular y economía social en México Leïla Oulhaj Orígenes históricos de la Cooperativa Mondragón Javier Marcos Economías solidarias y educación intercultural. El caso del Instituto Intercultural Ñöñho, A. C. Mario Bladimir Monroy Gómez Crítica a la Ley de Economía Social y Solidaria y su reforma Armando Rendón Corona Política de gobierno para el sector social de la economía Las empresas con alto impacto en el desarrollo: una realidad por detonar Jesús Campos Orozco La “economía solidaria” como modelo de desarrollo alternativo: Comparación con la propuesta de Andrés Manuel López Obrador Juan Gerardo Domínguez Carrasco El color de la ausencia, de Jorge Basaldúa Silva José Sánchez Carbó 5 10 17 23 31 39 45 55 61 71 La economía popular y economía social en México P.23 Orígenes históricos de la Cooperativa Mondragón P.31 Política de gobierno para el sector social de la economía P.55 La “economía solidaria” como modelo de desarrollo alternativo: Comparación con la propuesta de Andrés Manuel López Obrador P.61

galería Crisis de empleo ocasionada por el sistema neoliberal y su ineficacia para la creación de condiciones más justas para todos

10 Otoño - Invierno 2013 Dania López. Maestra en Estudios Latinoamericanos. Profesora en la fcpys-unam Boris Marañón Pimentel. Investigador y profesor en la unam Este artículo tiene por finalidad plantear algunos elementos centrales para la promoción de la solidaridad económica en México. Esto, desde nuestra perspectiva, implica primero, tratar de explicar el origen de estas prácticas desde una perspectiva histórico/estructural, es decir, establecer su surgimiento y expansión a partir de los cambios en las relaciones de poder entre capital y trabajo; segundo, establecer que las organizaciones económicas involucradas tienen una especificidad que las diferencia de las empresas capitalistas, ya que sus prácticas sociales están basadas en la solidaridad entre las personas y con la naturaleza y no en el interés individual egoísta y la búsqueda de la acumulación de capital; tercero, que en el diseño de políticas públicas de promoción el punto de partida debe ser el reconocimiento de tal especificidad de las organizaciones solidarias, esto es, tener en cuenta y respetar sus objetivos, su racionalidad social, de modo que estas novedosas prácticas no queden encajonadas en la informalidad, la microempresa y/o la pobreza. Así, este artículo tiene tres partes: la primera busca explicar el origen de las organizaciones de solidaridad económica, la segunda plantea algunos elementos de caracterización de las organizaciones enfatizando sus objetivos orientados a la solidaridad entre las personas y la naturaleza; y la tercera presenta una breve discusión de los elementos que deberían ser contemplados para la promoción de las organizaciones de solidaridad económica. Elementos teóricos para la promoción de la solidaridad económica en México

11 El origen histórico/estructural de la marginalidad y de la solidaridad económica Las prácticas contemporáneas de solidaridad económica son resultado de las características estructurales que asume el capitalismo desde los años sesenta del siglo pasado, entre éstas, la incapacidad y desinterés para seguir generando trabajo asalariado en las cantidades adecuadas para incorporar a una población económicamente activa creciente. En este sentido, las prácticas de solidaridad económica emergen del proceso de marginalización de la mano de obra entre otras razones, por la automatización de los procesos productivos (Nun; 1969; Quijano, 1977, 1998 y 2006; Rifkin, 1995 y 2002 y Gorz, 1997). El enfoque de la marginalidad de los años setenta destacaba la especificidad del movimiento de las sociedades latinoamericanas, caracterizadas por la heterogeneidad histórico/estructural, totalidades únicas en las que se articulaban diversos patrones estructurales (relaciones sociales, instituciones, identidades y organizaciones). En el subcontinente, las altas tasas de crecimiento económico no significaron una incorporación sostenida de la fuerza de trabajo a las relaciones asalariadas, sino la marginalización de crecientes contingentes de trabajadores del mercado de trabajo industrial/urbano; no sólo se generaba un ejército industrial de reserva para ser incorporado en los periodos de auge del ciclo económico o presionar a la baja los salarios, sino que también emergía un segmento sobrante o excedente de fuerza de trabajo que ya no podría ser incorporado a las relaciones asalariadas. Este sector sobrante de trabajadores constituyó el polo marginal, es decir, estructuras de sobrevivencia de un sector de trabajadores con carencia de acceso estable al mercado de trabajo regulado, los cuales se refugiaron en actividades económicas de reducida importancia, además de aprovechar el asistencialismo del Estado social. Desde esta mirada, la pobreza contemporánea es el resultado de procesos estructurales, y en América Latina está asociada, en general, a las formas particulares que ha adoptado la modernización, ya que se generó un importante sector de trabajadores no incorporados en términos laborales y derechos ciudadanos (Quijano, 1998). Por tanto, la pobreza no es un estado, sino producto de la lógica de acumulación capitalista (Álvarez, 2005). Así, a partir de la década de los setenta, la capacidad de absorción de mano de obra de la economía mexicana disminuyó de manera significativa, debido a una menor tasa de crecimiento y a un mayor peso relativo de actividades con menor generación de empleo, así como a factores demográficos. Esto dio lugar a que se observara un aumento considerable en la importancia relativa de trabajadores ocupados en el sector terciario marginal, característico de la realidad latinoamericana e indicativo de la carencia de empleos en actividades “modernas”. Otras tendencias de la nueva configuración del capitalismo son la creciente financiarización e hipertecnocratización de la economía, lo que supone nuevos retos para los trabajadores, al modificarse las relaciones sociales y las relaciones internacionales de la posguerra. La producción de riqueza requiere menos creación de trabajo asalariado y no necesariamente pasa por la producción; además, el capital ya no está interesado en mantener los pactos sociales a través del Estado-nación, el cual se transformó en el facilitador del proceso de creación ficticia de riqueza (Marañón y López, 2013). Y este sendero se fue consolidando con la crisis económica de los años ochenta y, posteriormente, con la imposición del ajuste estructural en la economía mexicana, a partir de los noventa (Marañón, Sosa y Villarespe, 2009), contexto en el que se puede ubicar la emergencia y proliferación de organizaciones de solidaridad económica. Las especificidades de las organizaciones de solidaridad económica: otra racionalidad, otras relaciones sociales Desde los años setenta y ochenta del siglo pasado, las prácticas de solidaridad económica han cobrado un fuerte impulso en América Latina y en el mundo, debido al crecimiento del desempleo estructural ya discutido, al “malestar del capitalismo” (por sus tendencias destructivas de los ecosistemas y de mercantilización creciente de la vida en general) y al desprestigio de la política partidaria y procedimental (Marañón y López, 2010). Razeto sostuvo que en los años setenta y ochenta, en los sectores populares de Santiago de Chile los trabajadores y trabajadoras enfrentaron la desocupación y el recorte de los derechos básicos impuestos por el gobierno militar de Pinochet, a partir de la organización colectiva y la creación de organizaciones económicas de diverso tipo caracterizadas por la reciprocidad y la democracia directa, el sentido de pertenencia y la identidad de grupo, proponiendo así el término de Economía popular de solidaridad (Razeto, 2007 y 1990) para dar cuenta de estas organizaciones. Coraggio (2007) trata de precisar el ámbito de la economía popular, sosteniendo que ella se basa esencialmente en unidades domésticas que tienen como recurso fundamental el trabajo familiar y, además, una racionalidad no capitalista con potencial para conformar un sector de Economía del trabajo. Singer (2007 y 2006) plantea, por un lado, una visión más restrictiva de economía solidaria haciéndola equivalente a la cooperativa, la misma que conjuga la autogestión con una clara inserción en el mercado en una postura emancipadora gradual; y por otro, establece una dimensión política al plantear la Economía solidaria como una alternativa económica y política al capitalismo. Por su parte, Quijano (2008

12 Otoño - Invierno 2013 y 1998) ha llamado la atención respecto de las diferencias entre economía popular de solidaridad y economía solidaria, enfatizando el carácter político/ideológico de la segunda, así como la necesidad de examinar si estas experiencias son realmente alternativas, en términos de las relaciones sociales que van construyendo y de la capacidad para lograr la viabilidad económica de modo autónomo. Para Quijano, la economía popular es un nuevo desarrollo del polo marginal que presenta combinaciones diversas de mercado y reciprocidad, siendo importante no invalidar las experiencias por tener cierto peso en el mercado, sino considerar el balance global y su orientación predominante: hacia el mercado o hacia la reciprocidad. Teniendo en cuenta estos planteamientos, no sería conveniente situar la reflexión sólo en la discusión conceptual, sino ir a la vida cotidiana de las experiencias de solidaridad económica, con el fin de conocer si ellas producen y viven de un modo diferente al capitalista donde prevalecen relaciones de dominación-explotación-racismo, y si en conjunto pueden prefigurar una sociedad anticapitalista orientada al Buen Vivir; se trata de identificar si estas organizaciones se rigen por una racionalidad solidaria como fundamento de las relaciones sociales, basada en la relación sujeto-sujeto, orientada a la desmercantilización del trabajo, la subjetividad y la vida (López y Marañón, 2013). Para esto es necesario contar con una definición operativa que sintetice los atributos básicos, referidos a la racionalidad y las relaciones sociales, que hablarían de un adecuado desempeño económico y social, considerando los criterios planteados por Quijano (1998, 2006 y 2008): reciprocidad,1 entendida como el intercambio de trabajo y fuerza de trabajo sin pasar por el mercado, la igualdad social y la comunidad como forma de autoridad colectiva; reforzando la reciprocidad a partir de la democracia directa como institución central para la toma de decisiones no sólo en la trama económica sino en las distintas esferas de la vida social. Asimismo, Marañón (2009) propone añadir un criterio referido a la relación sociedad-naturaleza; y Collin y Torres (s/f) sugieren incluir la organización interna de la experiencia (forma de propiedad, tecnología, uso y remuneración del trabajo), así como las relaciones que establecen con el mercado, el Estado y otras experiencias solidarias. Un aspecto adicional que las distingue es que no se proponen la obtención de beneficios desigualmente distribuidos (Quijano, 1998: 134; Marañón, 2010). Finalmente, otra cuestión de vital importancia que no debe obviarse en el análisis es la viabilidad económica. Las organizaciones surgen, como se ha comentado, para tratar de resolver las necesidades 1 Una discusión más amplia sobre la reciprocidad en López (2012). básicas de los trabajadores, por tanto, cada organización debe ser económicamente sostenible. Todos estos aspectos deberían ser evaluados dentro de la tensión entre reciprocidad y mercado (Quijano, 2006). Teniendo en cuenta estos criterios, se propone la siguiente definición operativa: […] se trata de unidades económicas populares organizadas colectivamente, con diversas características en términos de su origen, tipo de organización, escala de operación, ámbito de actividad, dotación de recursos, vínculos con el mercado y con el Estado, pero que tienen como rasgo principal una nueva racionalidad no instrumental, centrada en relaciones sujeto-sujeto y que busca una convivencia equilibrada entre seres humanos y con la naturaleza. En términos de las relaciones sociales estas unidades están basadas en la reciprocidad como forma de control del trabajo y en una apropiación no desigual y privada (capitalista) de los excedentes generados, en la igualdad, en la comunidad como forma de autoridad colectiva y en el derecho de la naturaleza a la existencia y reparación (Marañón y López, 2013: 41). Así, una perspectiva conceptual y analítica específica podría contribuir a caracterizar, de manera rigurosa, las experiencias colectivas de solidaridad económica, más allá de lo normativo y de las posturas particulares de los protagonistas mismos, lo que podría evitar tener una apreciación sobreestimada o subestimada de este universo social. Asimismo, considerar las especificidades de las organizaciones de solidaridad económica contribuye al mejor entendimiento de éstas y, en esa medida, favorecen el diseño de políticas públicas orientadas a su promoción. La política pública como un campo de disputa Se entiende la política pública como: a) el diseño de una acción colectiva intencional, b) el curso que efectivamente toma la acción como resultado de las muchas decisiones e interacciones que comporta y, en consecuencia, c) los hechos reales que la acción colectiva produce (Villanueva, 1992). Además, las políticas públicas reflejan no sólo los valores más importantes de una sociedad, sino también el conflicto entre éstos, al establecer las prioridades (Kraft y Furlong, 2006). En este contexto, la participación en los procesos de políticas públicas significaría impulsar, defendiendo la autonomía, no sólo reivindicaciones sobre apoyos en materia de crédito, producción, transformación, consumo, capacitación, educación, entre otras, sino la

13 disputa respecto de las concepciones que le dan sentido a la vida en sociedad. El pensamiento liberal, eurocéntrico, sostiene que el ser humano es individualista, egoísta y ávido de acumular ganancias y poder y que toda conducta que se aleje de esta orientación es irracional. Por tanto, toda acción económica legítima está orientada a tales fines, pues expresa al homo economicus, siendo su institución básica la empresa capitalista productora de mercancías, de valores de cambio, caracterizada por su organización vertical, por la separación entre quienes deciden y quienes ejecutan las tareas, por la explotación del trabajo asalariado y de la naturaleza. Sostiene, además, que las causas de la pobreza se relacionan, precisamente, con la falta de una conducta racional, individual y egoísta en la población, pues se atribuye a las personas pobres actitudes (ocio, gasto excesivo, resistencia al trabajo disciplinado) y capacidades (bajo nivel de educación) no adecuadas. Desde nuestra perspectiva, se trata de rebatir tal idea, proponiendo que la vida social para los sectores sociales dominados y explotados del país y del mundo tiene como fundamento el respeto entre seres humanos y el de éstos con la naturaleza, el Buen Vivir; esta visión se está enriqueciendo desde la última década con el aporte de los pueblos indígenas. Por consiguiente, se propone una nueva racionalidad, una nueva manera de establecer las relaciones sociales a partir de la solidaridad entre las personas y la naturaleza. Al mismo tiempo, debe plantearse que la pobreza no es natural ni responsabilidad individual de los pobres, sino de relaciones de poder, entre capital y trabajo, que favorecen al primero e imponen al segundo una creciente marginalización, es decir, la creciente dificultad para vivir de modo digno del trabajo asalariado. Por tanto, la pobreza obedece a factores histórico/estructurales y a relaciones de poder de dominación y explotación. Teniendo en cuenta estas consideraciones generales, la acción teórica, política y práctica estaría encaminada a erradicar el imaginario eurocéntrico. En esta orientación, en la dimensión económica debe eliminarse la idea de que todo lo que existe (el trabajo, la naturaleza, la vida) es un recurso para generar ganancias. Esto significa, al mismo tiempo, rebatir la idea de que la economía es una sola, que tiene como sujeto básico al empresario capitalista y a la empresa capitalista como institución y que se actúa con el propósito de generar ganancias apropiadas de modo privado, lo cual implica, además, que las políticas públicas deben ser pensadas, diseñadas, ejecutadas y evaluadas como un momento de la lucha social que debe tener como horizonte histórico la institución de la solidaridad económica, de la economía de los trabajadores, con sus rasgos propios. Lo económico solidario, entonces, debe impulsarse de manera que en cada fase y en cada operación económica una mayor parte del excedente económico sea apropiado por las organizaciones y destinado a una reproducción ampliada de la solidaridad económica. Esto significa que en cada transacción económica, por un lado, se debe tender a una mayor presencia de la reciprocidad (intercambio de trabajo y productos del trabajo sin pasar por el mercado) y, por otro, a avanzar en la apropiación del excedente en las fases de comercialización y consumo (Marañón, 2012). Entonces, deberían discutirse las posibilidades de la solidaridad económica en el espacio más amplio del poder, la política y la transformación societal. En este sentido, es indispensable tener presente que el impulso de otra economía, basada en la solidaridad, no puede ir separado de la institución de un poder político y de una intersubjetividad también solidaria. Socialización de la economía, socialización del poder e intersubjetividad solidaria, son procesos que deben ir consolidándose, ampliándose y apoyándose entre sí. En otras palabras, la autogestión de los procesos económicos debe estar vinculada al autogobierno y a la democracia directa y, ambos, acompañar y ser acompañados por la institución de una intersubjetividad solidaria, entre las personas y con la naturaleza. se propone una nueva racionalidad, una nueva manera de establecer las relaciones sociales a partir de la solidaridad entre las personas y la naturaleza

14 Otoño - Invierno 2013 Lo económico solidario, entonces, debe impulsarse de manera que en cada fase y en cada operación económica una mayor parte del excedente económico sea apropiado por las organizaciones y destinado a una reproducción ampliada de la solidaridad Fotografía: Ian McDonnell

15 Bibliografía Álvarez, Sonia. (2005). “Introducción” en Sonia Álvarez (Comp.). Trabajo y producción de la pobreza en América Latina, Buenos Aires: cedla-clacso. Collin, Laura y Argelia Torres (s/f). Normas para la operación de empresas sociales. Inédito. Coraggio, José Luis (2007). “Introducción” en José Luis Coraggio (Org.). La economía social desde la periferia. Contribuciones latinoamericanas, Buenos Aires: Universidad Nacional de General Sarmiento-Altamira. Gorz, André. (1998). Miserias del presente, riqueza de lo posible, Argentina: Paidós. Kraft, Michael & Furlong, Scott (2006). Public Policy: Politics, Analysis and Alternatives, 2nd ed., Washington, DC: CQ Press. López, Dania (2012). “La relevancia de la reciprocidad como relación social primordial en las propuestas de solidaridad económica y de una sociedad alternativa: algunas reflexiones teóricas” en Boris Marañón (Coord.). Solidaridad económica y potencialidades de transformación en América Latina. Una perspectiva descolonial, Buenos Aires: clacso. López, Dania y Boris Marañón (2013). Racionalidades y prácticas socioproductivas alternativas para el Buen Vivir, México: iiecunam. Marañón, Boris (2009) “La economía solidaria en México: entre las limitaciones conceptuales y la desarticulación práctica”. Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales (amer). Chiapas, México, 17-21 de agosto. _______ (2010). “Algunas limitaciones conceptuales de los enfoques predominantes de economía solidaria en América Latina”. VI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología del Trabajo (alast), Ciudad de México, 20-23 de abril. _______ (2012). “Hacia el horizonte alternativo de los discursos y prácticas de resistencias descoloniales. Notas sobre la solidaridad económica en el Buen Vivir” en Boris Marañón (Coord.) Solidaridad económica y potencialidades de transformación en América Latina: una perspectiva descolonial. 1a ed., Buenos Aires: clacso. Marañón, Boris y Dania López (2013). “Una propuesta teórico-metodológica crítica para el análisis de las experiencias populares colectivas de trabajo e ingresos. Hacia una alternativa societal basada en la reciprocidad” en Boris Marañón (Coord.). La economía solidaria en México. México: Instituto de Investigaciones Económicas, unam. En línea: http://ru.iiec.unam.mx/2378/ Marañón, Boris y Dania López (2010). Economía solidaria y sociedad alternativa en América Latina. Hacia una agenda de investigación desde la descolonialidad. México: rmalc. En línea: http://www.rmalc.org.mx/boletines/alternativas/Boletinalternativas67. pdf Marañón, Boris, Patricia Sosa y Verónica Villarespe (2009). “Producción y reproducción de la pobreza en México” en Ricardo Aparicio, Carlos M. Urzúa y Verónica Villarespe (Coord.). Pobreza en México: magnitud y perfiles. México: Coneval, itesm, iiec-unam. Nun, José (1969).”Superpoblación relativa, ejército industrial de reserva y masa marginal”. Revista Latinoamericana de Sociología, vol. 5, núm. 2, Buenos Aires, julio. Quijano, Aníbal (1977). Imperialismo y marginalidad en América Latina, Lima: Mosca Azul editores. _______ (1998). La Economía Popular y sus caminos en América Latina, Lima: Mosca Azul-ceis. _______ (2006). “Alternative Production System?” Boaventura de Sousa Santos (Ed.). Another Production is Possible. Beyond the Capitalist Canon, London: Verso. _______ (2008). “Solidaridad” y capitalismo colonial/moderno”, Otra Economía. Revista Latinoamericana de Economía Social y Solidaria, núm. 2, Buenos Aires: riless. Razeto, Luis (1990). Economía popular de solidaridad. Santiago de Chile: Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Chile, Programa de Economía del Trabajo (pet). _______ (2007). “La economía de solidaridad. Concepto, realidad y proyecto” en José Luis Coraggio (Org.). La economía social desde la periferia. Contribuciones latinoamericanas. Buenos Aires: Universidad Nacional de General Sarmiento-Altamira. Rifkin, Jeremy (1995). El fin del trabajo, España: Paidós. _______ (2002). La era del acceso. La revolución de la nueva economía, España: Paidós. Singer, Paul (2006). “The rebirth of Solidarity Economy in Brazil” in Boaventura de Sousa Santos (editor) Another Production is Possible. Beyond the Capitalist Canon, London: Verso. _______ (2007). Coraggio, “Economía solidaria. Un modo de producción y distribución” en José Luis (Org.). La economía social desde la periferia. Contribuciones Latinoamericanas, Buenos Aires: ungs-Altamira.

17 Comentarios a la propuesta teórica de Economía para la vida… Juan José Rojas H. Profesor investigador del Departamento de Sociología Rural de la Universidad Autónoma Chapingo y coordinador de la Red Nacional de Investigadores y Educadores en Cooperativismo y Economía Solidaria. Presentación En fechas recientes, bajo la firma editorial de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y el apoyo de la Red Nacional de Investigadores y Educadores en Cooperativismo y Economía Solidaria (Redcoop) ha visto la luz la quinta edición del libro: Economía para la vida. Preludio a una segunda crítica de la economía para la vida, una aventura académica e intelectual, iniciada en 2005 por los economistas Franz Hinkelammert (alemán) y Henry Mora Jiménez (costarricense). En efecto, esta edición mexicana ha estado antecedida por dos ediciones costarricenses, una colombiana y otra argentina, siendo por consiguiente, la más actualizada y completa puesto que, como se dice en el prefacio del libro, no sólo se han “revisado y corregido todos los capítulos de la edición inicial (dei, 2005), sino que se han agregado siete capítulos adicionales, un epílogo y varios nuevos apartados y anexos”. Así, por tratarse del texto sobre economía alternativa producido en los confines de la América Latina que, en nuestra modesta opinión, refleja de mejor manera la lógica intrínseca del funcionamiento operativo de las organizaciones y empresas de la economía social y solidaria, al tiempo que realiza la crítica más profunda, completa y sustentada de la lógica empresarial capitalista, hemos estimado oportuno dedicar el presente artículo a la exposición de algunas de sus tesis centrales, aunque también nos permitimos adelantar algunas de las debilidades o insuficiencias detectadas. En este marco, la pertinencia de las siguientes reflexiones se vincula con el hecho de que si no nos queda suficientemente clara la racionalidad intrínseca y diferenciada de la economía social y solidaria, se corre el riesgo –que a menudo se verifica– de practicar como economía alternativa, un capitalismo disfrazado. Ilustriación con fotografía de: greg westfall

18 Otoño - Invierno 2013 I.Aspectos formales El título de la obra refleja muy bien la tesis central de los autores: el mundo ha llegado a un punto de no retorno en el cual es preciso optar entre la vida o la muerte. “El sistema no puede seguir creciendo sin provocar una crisis ecológica de dimensiones apocalípticas, pero tampoco puede decrecer sin originar una crisis económica y social de enormes proporciones”, se dice en el prefacio. La muerte, el caos y la desesperanza, como único futuro que puede ofrecer el capitalismo global, por una parte, y la vida como opción alternativa, que implica construir otra economía sobre bases totalmente distintas a las del capitalismo dominante, por la otra, constituyen el dilema civilizatorio al cual se enfrenta la humanidad en los albores del siglo xxi. En el subtítulo del libro al utilizar la palabra “preludio”, entendida como comienzo, introducción o versión preliminar de lo que sería una segunda crítica de la economía política (pues la primera fue hecha por Marx al capitalismo decimonónico) se entiende que hacer la crítica de la economía neoclásica contemporánea, implica un esfuerzo colosal que no se agota en esta obra, si bien ésta traza algunos caminos o senderos por los que puede continuarse y completarse en el futuro; pero, quizá lo más importante es que dicha labor crítica se define como una tarea de carácter eminentemente teórica y de alta prioridad estratégica, que es indispensable llevar a cabo. Esto para no dejarse vencer por el pensamiento único y para seguir ejerciendo el derecho a pensar de manera libre y responsable. En este sentido, el libro ayuda a adoptar una posición y actitud cuestionadoras y esperanzadoras frente a nuestra realidad, cuya crudeza frecuentemente atemoriza y sume en la pasividad o la indiferencia a amplios sectores de la sociedad, facilitando los procesos de dominación, domesticación y control, ejercidos por los “poderes públicos” que sirven al gran capital transnacional. Para salir del marasmo y el sin sentido de la vida, Hinkelammert y Mora, en su Economía para la vida… nos invitan a ir: “De la crítica de la economía política a una economía política crítica”, un abundante y dilatado recorrido de reflexión y análisis que empieza con el reconocimiento de la economía como el ámbito de la producción y reproducción de las condiciones materiales de la vida real, continúa con la crítica de la coordinación imperativa del trabajo social a través de las relaciones mercantiles, se detiene en la exposición de la nueva racionalidad reproductiva de la economía social y solidaria, y concluye con un conjunto de consideraciones teóricas y metodológicas que señalan nuevos horizontes para el desarrollo teórico y la crítica de la economía política. Se trata de una presentación o exposición didáctica y ordenada que va de lo más simple a lo más complejo. En una primera parte aborda el análisis del fenómeno económico en cuanto tal, subrayando la importancia de evaluar el sistema de división social, entendido como nexo de coordinación corporal de los hombres, en una época y sociedad concretas, con el circuito natural de la vida, tratando de responder a la pregunta: ¿la división social del trabajo establecida garantiza la reproducción de la vida y de la naturaleza o no? En la segunda parte desarrolla la crítica de la economía capitalista y las relaciones mercantiles dominantes, presentando, en síntesis, el contraste entre la racionalidad del eficientismo individualista y egoísta: medios-fin, propio del mercado capitalista y la racionalidad reproductiva de una economía para la vida. La tercera parte, pensada a manera de introducción general sobre la teoría de la racionalidad reproductiva, empieza por explorar las debilidades de la racionalidad económica capitalista y los fundamentos de la teoría del valor en los neoclásicos y paralelamente con esa crítica va presentando las posibilidades reales de construir procesos alternativos con base en una nueva teoría del valor, sustentada en el valor de uso de los bienes y servicios; es decir, en una racionalidad reproductiva diferente, fundada en criterios éticos que buscan preservar el bien común y que, por tanto, apela a la responsabilidad social de todo acto económico; aborda también el ámbito relativo a la distribución y el consumo, formulando una nueva teoría crítica para ambos procesos económicos; de manera destacada, aborda los problemas de la planificación económica y postula la posibilidad de un control democrático del mercado y, finalmente, como no podría faltar en una propuesta que pretende abordar los ámbitos de lo micro y lo macro económico, plantea la urgente necesidad de recuperar el Estado de derecho a partir de los derechos humanos, para lo cual se apoya en una discusión sobre la vigencia o el fin de las utopías, decantándose a favor de una utopía necesaria y válida para nuestra época. Una utopía o nuevo paradigma, que muy acertadamente, pasa por el ámbito de la arena política, siendo ahí en donde, en definitiva, deberá demostrar su capacidad de convertirse en proyecto general y ciudadano, llevado a la práctica por la decisión voluntaria y democrática de las grandes mayorías. Y en lo que sería una cuarta y última parte, tomando como base lo hasta entonces expuesto y en lo más abstracto del análisis, apoyados en la teoría marxista del valor, se vuelve a reflexionar, con un grado mayor de profundidad, sobre lo que podríamos denominar fundamentos teóricos o epistemológicos, así como la propuesta metodológica, de lo que ellos llaman una “economía para la vida”, así como alrededor de algunos temas complementarios o colaterales como los de la Teoría del valor, la metodología en las ciencias sociales, la metodología en las ciencias económicas, el análisis de la coyuntura desde la perspectiva de una economía para la vida y, finalmente, la espiritualidad del mercado y el mito del poder de la estrategia dominante de la globalización aparentemente irreversible. II. Las fortalezas A nuestro entender, las fortalezas o aportaciones de la obra pueden sintetizarse en lo siguiente:

19 1. Se trata de un texto de economía dura o pura, que desborda erudición, hecho con gran rigor científico y con una considerable cantidad de fuentes de información, por lo que definitivamente está llamado a formar parte de los textos clásicos en la formación profesional de cualquier estudiante de economía, si es que se aspira a que éste adquiera una formación profesional integral y completa y no sesgada o unilateral. Lo anterior implica que el nuevo profesional de la economía debería conocer y manejar todas las formas de economía y no solamente la clásica o capitalista, típica de la empresa privada, complementada, en el mejor de los casos, con algunos “pincelazos” de la economía de la empresa pública, pero sin incluir el conocimiento de la dinámica de la empresa social y autogestiva, que tiene su propia lógica de funcionamiento y merece un tratamiento específico, con una teoría y metodología propias como las que se sugieren en el libro de Hinkelammert y Mora, que aquí comentamos. 2. Dada su concepción y visión del hombre como referente crucial de toda acción humana y del análisis de la realidad cotidiana, así como por la denuncia del abandono de este referente básico que el capitalismo salvaje hace hoy, llevando al extremo la cosificación de la vida y la degradación del trabajo científico, especialmente el de la economía (el cual se ha llenado muy rápidamente de mitos y supersticiones dogmáticas que se sintetizan en la expresión “la irracionalidad de lo racionalizado” por el pensamiento único), ubica al texto dentro del campo del humanismo social y del pensamiento crítico que quiere recuperar la racionalidad perdida. Se ubica también en esta vertiente, evidentemente por decantarse a favor de la vida como respuesta general a la autodestrucción de ésta por el capitalismo y por el conjunto de propuestas que pone sobre la mesa, encaminadas a recuperar el papel central del hombre en cualquier ECONOMÍA PARA LA VIDA definitivamente está llamado a formar parte de los textos clásicos en la formación profesional de cualquier estudiante de economía Fotografía: Jim Finn Franz Hinkelammert

20 Otoño - Invierno 2013 ...“ morir en vida o vivir sin vivir, aceptando pasiva y resignadamente la condición de población prescindible y sacrificable a la que nos condena el capitalismo salvaje y depredador o construir una economía para la vida” ... Fotografía: Liliana Saeb

21 proceso de transformación social. De este modo, la economía asume una misión concreta: el estudio y crítica de las condiciones de la reproducción de la vida a partir de las dos fuentes originarias de toda riqueza: el ser humano y la naturaleza, madre-Tierra; donde la corporeidad del sujeto humano (asalariado, indígena, etc.) es clave para la economía de la vida, lo mismo que su integración con la comunidad, pues es esta última la que “establece el nexo corporal entre los seres humanos y de éstos con la naturaleza”. 3. En el ámbito del análisis puramente económico, con toda la amplitud y diversidad de temas abordados, el libro contribuye poderosamente a dotarnos de elementos teóricos y metodológicos de lo que sería un nuevo marco de análisis de la realidad, con base en nuevas categorías teóricas y en un nuevo lenguaje encaminado a la reconstrucción teórica de la economía en la perspectiva por ellos propuesta, el de la oikonomia y no el de la crematística (o arte del lucro), como una ciencia abocada principalmente a la reproducción de las condiciones materiales que hacen posible la vida personal, social y espiritual de todos los seres humanos, en las mejores condiciones posibles, apareciendo su propuesta teórica con un alcance universalista, es decir, como una economía para todos. Las carencias o insuficiencias Algunos faltantes importantes que podrían ayudar a enriquecer la obra serían los siguientes: 1. Incluir el análisis de otras dimensiones de la crisis civilizatoria actual, tales como las relativas al cambio científico/tecnológico y la revolución de la productividad del trabajo, el problema del envejecimiento demográfico mundial y el nuevo orden internacional derivado de la existencia de una única superpotencia económica y militar dominante, entre otros 2. Siendo un trabajo eminentemente teórico, no ofrece mucho en términos prácticos sobre cómo organizar, desde abajo, los procesos de cambio y cómo crear la base social o la masa crítica indispensable que impulse la gran transformación económica y social que se requiere. El debate sobre las potencialidades transformadoras de la economía social y solidaria no puede limitarse a lo puramente teórico, sino debe avanzar en el análisis de las formas de dominación del capital y de resistencia frente a ese proceso. Así, el problema de la economía social y solidaria no es tanto definirla conceptualmente, sino aprender de la práctica social de los pueblos y cómo puede esa experiencia ayudar a combatir el capitalismo. Dicho en otras palabras, en el nivel de lo inmediato o de lo táctico, el problema de la economía social y solidaria es cómo podemos encontrar juntos otro modo de vivir en sociedad y preservar la vida, sin renunciar al proyecto histórico de la transformación global del sistema capitalista 3. En razón de lo anterior, ayuda poco a clarificar el debate entre las distintas estrategias de acción política e ideológica en proceso de construcción en América Latina, tal como lo han intentado otros autores como el chileno Luis Razeto, el argentino José Luis Coraggio y el peruano Aníbal Quijano, por señalar algunos cuantos y, por lo tanto, definir los modelos de organización a impulsar, las formas de economías de transición, los puntos débiles de la economía capitalista, la legislación apropiada y las políticas públicas indispensables, temas todos ellos que escasamente son tratados en el libro. Y es que la nueva racionalidad de la economía poscapitalista se construye desde distintas vertientes: los aportes científicos, los saberes ancestrales de los pueblos, las experiencias de lucha de los movimientos sociales, las prácticas asociativas y empresariales de los emprendimientos solidarios y las experiencias autogestionarias de manejo del territorio, entre otras fuentes. De esta suerte y para fortuna de la propia teoría de la economía social y solidaria, muchas preguntas quedan igualmente sin respuesta, entre ellas, las siguientes: ¿Hablamos de economía social y solidaria o de economías solidarias?, ¿la economía social y solidaria implica un modelo de organización y gestión económica único o plural y diverso? Conclusión general Con base en todo lo antes dicho, la lectura del libro Economía para la vida… resulta imprescindible para hombres y mujeres que, desde distintas trincheras, luchan todos los días por un mundo mejor y, al mismo tiempo, es recomendable y pertinente para cualquier lector que desee formarse una visión crítica, objetiva y racional de la realidad que lo rodea. Sin duda alguna, el libro está llamado a convertirse en un referente indiscutible en los debates futuros en pos de la construcción de una economía alternativa a la capitalista, puesto que es cierto que el capitalismo no sólo mata directamente mediante guerras regionales de conquista o limpieza étnica o bien por hambre o enfermedades curables, sino que, ante todo, condena a “una muerte en vida” a millones de seres humanos sumidos en la pobreza más atroz y que conforman el Ejército Industrial de Reserva, cuyo trabajo, además de ser explotado, es cosificado y enajenado, provocando con ello el envilecimiento y la degradación moral de los trabajadores a escala mundial. En suma, morir en vida o vivir sin vivir, aceptando pasiva y resignadamente la condición de población prescindible y sacrificable a la que nos condena el capitalismo salvaje y depredador o construir una economía para la vida. He ahí el dilema existencial de nuestros días, que tan oportuna y certeramente nos recuerdan Hinkelammert y Mora.

22 Otoño - Invierno 2013 Bibliografía Giddens, Anthony (1999). La tercera vía: La renovación de la socialdemocracia. México: Editorial Taurus. Gómez, Enrique (2005). Ellos sí pudieron mirar el cielo: La victoria obrera en Euzkadi. México: Ediciones El Socialista. Gonzáles Butrón, María Arcelia (2010). Ética de la Economía: Reflexiones y propuestas de otra economía desde América Latina. Morelia, Michoacán: Ediciones de la Universidad Michoacán de San Nicolás de Hidalgo. Garrido, Fernando (1971). Historia de las clases trabajadoras. Tomo IV: El Trabajador Asociado. Madrid: Editorial Zero. Hinkelammert, Franz y Mora, Henry (2013). Hacia una economía para la vida. Morelia, Michoacán: Ediciones de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la Universidad Nacional de Costa Rica. Servier, Jean (1996). La Utopía. México: Fondo de Cultura Económica. Sobrado Chávez, Miguel y Rojas Herrera, Juan José (2006). América Latina: Crisis del Estado clientelista y la construcción de repúblicas ciudadanas. San José de Costa Rica: Editorial euna. Ugalde Monroy, Luis (1992). “Cooperativismo: Dimensión Cósmica-Visión Indígena”. Querétaro: Colección Cooperativa, núm. 1. Editora Offset Color, S.A. de C. V. Uribe Garzón, Carlos (1995). “La Economía Solidaria”. Serie Divulgativa Coop. Desarrollo, núm. 7. Santa Fe de Bogotá, Colombia.

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