Rúbricas XVII Talante beligerante para una educación combativa 50 51 Rúbricas XVII Retos y perspectiva de la Educación Media Superior en Universidades Jesuítas na nueva; la consciencia no es entender lo que no se entendía, eso es conocimiento; la consciencia es, con los nuevos conocimientos, darse cuenta del potencial para transformar la realidad injusta y aceptar o asumir el reto, lo que llevaría al compromiso; ser comprometidos no es consigo mismos, con la riqueza o con el progreso entendido en términos de mejoramiento económico, que la mayoría de las veces se limita a un beneficio de aquellos que ostentan el poder político y económico. La compasión no debe entenderse como lástima, no es sentir pena y constricción por la realidad, sino moverse con el dolor ajeno como propio, para actuar de manera más ética; por consiguiente, ser competente es estar en condiciones de cambiar estructuralmente esas realidades y no solamente paliarlas. Martín-Baró (1998: 140) considera: […] la conscientización es social, no sólo en cuanto que la conciencia personal sólo tiene sentido como dimensión fundamentalmente social —es decir, en una comunidad de personas y frente al mundo de esa comunidad—, sino en cuanto que el sujeto de la conscientización es ante todo y muy en primer lugar una comunidad, un pueblo. Por eso, si las y los jóvenes realmente se vuelven conscientes, tendría que haber evidencias que apunten a esa transformación personal. Los ejemplos más obvios serían una apuesta por reducir su huella de carbono, disminuir su consumo y hacerlo de manera más responsable y sustentable; mejorar su cuidado colectivo, tener actitudes más incluyentes; trabajar en sus violencias e intolerancias promoviendo y construyendo una cultura de paz y, además, en las propias acciones del ejercicio de ciudadanía en donde se informan y participan de manera organizada para exigir sus derechos, como el acceso al agua, la defensa del territorio, entre otras actitudes y acciones que denoten mayor autonomía y una conducta ética, pues los discursos correctos, la precisión con la que pueden disponer sus ideas para convencernos de que entienden cosas, muchas veces quedan relegados ante acciones que contradicen eso que queremos escuchar y les sale muy bien. Según Baró (1998: 142), “una conscientización que no desencadena las fuerzas liberadoras es una falsa conscientización”, no hay libertad sin consciencia, y los discursos políticamente correctos de las rendiciones de cuenta, de las evaluaciones, de las exposiciones, que analizan información y explican el deber ser de las cosas, no se corresponden con una toma de mejores decisiones. En varias de las preparatorias jesuitas existen lo que Baró (1998) llama “mecanismos complementarios de conscientización”, como las sesiones de tutorías; la Formación Ignaciana como clase y como actividades curriculares, extra y co-curriculares; grupos de interés académico, deportivo y artístico; además de las experiencias, de servicio social, laboral y rural, o los campamentos ignacianos que son una adecuación de los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola, adaptados para acercar a los jóvenes a una propuesta de espiritualidad muy particular. Aunque las actividades y experiencias de contacto con la realidad tienen cada vez mayor relevancia y presencia en el ámbito educativo, ya no son exclusivas de las universidades, ni ajenas para otras instituciones educativas, aunque, por los requerimientos económicos y los recursos logísticos y humanos, aún no son tan generalizadas como sería deseable. Sin embargo, en las preparatorias de las universidades jesuitas implican una tradición que se ha fortalecido y profundizado con el tiempo y la práctica; todavía existen muchos retos para que ellas trasciendan el paternalismo, el cual es difícil de evitar, a pesar de los esfuerzos para que sean significativas y responsablemente abordadas. En este orden de ideas, falta que todos los miembros de la comunidad se alineen y contribuyan a que las reflexiones y experiencias superen esa lástima inicial y los complejos mesiánicos, que parecieran surgir de una idea mal entendida en la que los jóvenes creen que sus acciones cambian la realidad de las personas con las que conviven, cuando lo
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