Rúbricas 17

Rúbricas XVII Sentido de pertenencia como factor protector... 24 25 Rúbricas XVII Retos y perspectiva de la Educación Media Superior en Universidades Jesuítas - Definiciones básicas Para ahondar en el tema, es valioso dar claridad de los conceptos básicos del texto en curso, los cuales son: sentido de pertenencia y factor protector. Sentido de pertenencia en el ámbito escolar se puede entender como “las relaciones positivas que los estudiantes establecen con sus pares y profesores y que les hace sentirse seguros y apoyados dentro de la institución, lo que incide positivamente en sus logros académicos” (cit. pos. Pino-Vera, Cavieres-Fernández y Muñoz-Reyez, 2018: 27). Y se entenderá por factor protector aquella condición que ayuda a reducir o evitar conductas de riesgo; su objetivo es proteger la salud integral del ser humano, ayudándolo a su adaptación al ambiente en el que se desenvuelve (Valdés, citado en Campos, Peris y Galeano, 2011). Sentido de pertenencia (bienestar) El ser humano, en la medida en que genere un concepto integrado de sí mismo, podrá verse inmerso en un contexto de relación con su entorno. Ya sea desde una perspectiva institucional, práctica o social, la educación acuña la responsabilidad de proveer las herramientas y capacidades necesarias para que todos alcancen un desarrollo integral y acorde a los derechos, obligaciones y necesidades que definen el ser-ciudadano (Garcés, Fuentes y Valenzuela, 2021: 105). Para alcanzar dicha visión es fundamental que la escuela sea el espacio y factor en donde exista una relación de identificación, provocando un sentimiento de afiliación para generar satisfacción con el aprendizaje obtenido. En este sentido, el regreso a clases presenciales, después de haber pasado cerca de dos años en confinamiento a causa del sars-cov-2, ha sido un reflejo de la necesidad de los adolescentes por tener ese contacto entre pares. Las relaciones de amistad influyen en el desarrollo cognitivo y emocional del adolescente, en su adaptación al entorno social en el que convive, en el aprendizaje de actitudes y valores, en la formación de la identidad, en la adquisición de habilidades sociales como el manejo eficaz del conflicto y el control de la ira y de la agresión (Martínez, 2013: 2). Si bien, en la virtualidad la interacción fue uno de los grandes retos de la educación, ahora, en el regreso, la demanda por espacios para conocerse, integrarse y adaptarse ha tomado mayor fuerza, pues ha sido la principal necesidad para los estudiantes. Por consiguiente, es importante visibilizar lo valioso que es para una persona, en esta etapa de su vida, el sentirse integrada a un grupo social, y la escuela es el principal escenario en donde se da esta interacción. Se resalta la necesidad de promover espacios de interacción que permitan a los alumnos una buena adaptación al ambiente escolar, pues como explica Osterman (citado en Caso-Niebla y Hernández-Guzmán, 2007), el sentido de pertenencia de un estudiante está vinculado con su buen desempeño y rendimiento escolar, ya que le permite hacer comunidad, favoreciendo su autoestima y seguridad; tal como se ha reflejado en un inicio de este texto. Este es uno de los principales objetivos de la educación media superior, que permite al adolescente plantearse objetivos para seguir con su educación y, a su vez, sentirse autorrealizado, por lo tanto, aquellos que no se sienten integrados, son quienes, por lo regular, reflejan bajo rendimiento escolar, problemas de conducta e, incluso, deserción. Huerta (2018) resalta que aquella persona que se perciba satisfecha podrá sentirse comprometida y motivada con la organización que esté vinculada, en este caso aterrizándolo al ámbito escolar, ya que el resultado esperado dependerá de las experiencias personales alcanzables. La adolescencia es un periodo particularmente formativo que a menudo ha sido ignorado en la psicología contemporánea. El bienestar y progreso de los jóvenes a menudo se miden tan solo a través de su desempeño académico (e.g., calificaciones y notas) (Adler, 2017: 52). Para que todo ello pueda ser alcanzable se requiere de haber promovido espacios con factores protectores, como la confianza, el respeto, el trato digno y la apertura a la interacción sana entre pares. El docente debería buscar algunas vías o canales para generar empatía entre la comunidad estudiantil y formar un vínculo de confianza alumno-maestro sin perder su profesionalismo y fomentar las aptitudes y actitudes de cada estudiante y demás miembros del colectivo escolar (Ortiz y Gálvez, 2019: 147). Entonces, para que pueda existir un sentido de pertenencia en la institución, no es suficiente con la interacción entre pares, pues el rol del profesor funge como un actor principal, ya que promueve el trabajo en equipo, da apertura a la interacción sana dentro del aula y, en la medida en que fomente el compañerismo, puede lograr que los integrantes del grupo se sientan en un ambiente de confianza, lo cual les da sensación de bienestar y, por lo tanto, adherencia a la institución.

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