Rúbricas 17

Rúbricas XVII Entre el nivel superior y el básico... Rúbricas XVII Retos y perspectiva de la Educación Media Superior en Universidades Jesuítas 16 17 Durante el Porfiriato se manifestaron algunos avances, como, por ejemplo, que algunas mujeres se matricularan en la preparatoria. Si bien el número no superó la centena lo importante a considerar es la eliminación de las restricciones legales en este tema. Otro aspecto por destacar es que, ahí donde no llegaba la cobertura estatal, aparecieron instituciones eclesiásticas, como la Compañía de Jesús, con sus seminarios clericales. De acuerdo con Loyo y Staples (2011: 148), entre 1878 y 1908 “había casi tantos alumnos inscritos en estos seminarios como en los colegios del gobierno”. El nivel preparatorio se complementaba con la creación de institutos y liceos —tanto masculinos como femeninos— de carácter laico. La duración de los estudios preparatorianos era de cinco años y, en algunos casos, podían cursarse los primeros años de una carrera; esto permitió ubicarlos en el nivel educativo superior al que solamente una mínima porción poblacional podía acceder. - La Educación media en el Neoliberalismo. ¿Hacia la red primaria? En el último tramo de su gobierno, a inicios de 2012, Felipe Calderón decidió reformar la Constitución en sus artículos 3 y 31 para imponer el carácter de obligatoriedad de la Educación Media Superior. En consonancia con lo anterior y a menos de un año de asumir la presidencia su sucesor, logró que el Congreso aprobara su Reforma Educativa. De esta manera, el 11 de septiembre de 2013 fue publicada la Reforma a la Ley General de Educación que, en su inciso I del primer capítulo establece la obligatoriedad de la Educación Media Superior (Hernández, 2015). La reforma constitucional que, en los hechos, pasaba la educación preparatoria al nivel básico, fue la culminación de una serie de medidas implementadas en materia educativa por los presidentes del régimen neoliberal que se instituyó en México en la segunda mitad de la década de los ochenta del siglo XX. El objetivo de la reforma —al igual que todas las modificaciones constitucionales realizadas durante el periodo de más de 30 años de Neoliberalismo— fue adaptar a México al concierto internacional y dar respuesta a las políticas educativas del régimen que precedió al Neoliberalismo. La ems fue, quizá, el nivel educativo menos atendido a partir del establecimiento de la Secretaría de Educación Pública en el México Posrevolucionario. Si bien la matrícula se incrementó en relación con los números del Porfiriato, el rasgo más significativo fue la modificación a la función propedéutica conferida en su nacimiento, es decir, a una de sus modalidades se le proporcionó un carácter terminal. Lo anterior obedeció a la política industrializadora, característica del régimen nacionalista. En materia educativa, el Estado mexicano orientó parte de sus directrices a la capacitación para el trabajo, lo cual impulsó el incremento en la matrícula. Para el ciclo escolar 1970-1971 el nivel medio superior atendía una población de 279 495 alumnos; dos décadas más tarde el número se incrementó a 1 664 000. A la masificación en el nivel había que sumar la eficiencia terminal, la cual rondaba entre 55 % y 60 % al inicio del régimen neoliberal (Guevara et al.: 48). La política educativa del denominado Régimen de la Revolución trajo implicaciones para la educación privada en el nivel medio superior. De acuerdo con Valentina Torres (2009), tras los periodos de Calles y Cárdenas, el Estado mexicano, a través de Jaime Torres Bodet, hizo un abierto llamado a los particulares para abrir escuelas. Si bien la respuesta fue favorable, la estrategia de los privados se centró en los niveles básico y superior —la Universidad Iberoamericana nacería en esa época—, y el acceso se mantuvo limitado a los sectores sociales altos. El condicionado acceso a la educación no se restringía a cuestiones económicas, sino también a un nivel de exigencia académica considerable, ya que “en los colegios jesuitas sólo un tercio de los estudiantes inscritos se graduaban; pero de esos graduados prácticamente el 90 % pasaba a la universidad” (Torres, 2009: 220); una divergencia notable con los resultados de la educación oficial. Con ese antecedente, la propuesta neoliberal para la ems se situó en tres ejes: la descentralización administrativa, la embestida hacia al magisterio y la modificación de los planes de estudios que se alinearon en la política reformista del régimen. En lo referente a la variante terminal, es decir, la educación técnica, de la ems habría que modificar los planes de estudio para adaptar a los egresados a las necesidades del mercado de trabajo, suprimir su carácter terminal, involucrar al empresariado y aumentar la planta de profesores a tiempo parcial. En el caso de la función propedéutica, los cambios consistieron en desligar los bachilleratos de las universidades —algo que no se logró, aunque tampoco se abrieron

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