95 Rúbricas XV Humanidades digitales cuota mensual, la cual otorga acceso a contenido exclusivo del autor, entre otros beneficios. Además, Dzul explota la plataforma de Facebook al acceder a trabajar en solicitudes de cómics personalizados o tarjetas de felicitación para cumpleaños, acordando un costo, mediante el inbox de dicha red social. Tania Camacho, en su proyecto Jours de Papier, también cuenta con un perfil en Patreon. Pero es en Facebook donde ha creado su comunidad. La autora sabe que la relación con la audiencia es indispensable para mantener su comunidad, por esta razón, usa el medio con el propósito de consultar al público sobre cuáles modelos de ilustración disponibles (a fin de ser impresos sobre tazas o playeras) debería llevar a la imprenta. De esta manera logra hacer partícipe de las decisiones a sus fans. Como apunta Gilles Lipovetsky: No estamos ya en la era de los medios de masas con su comunicación unilateral, sino enelmomentode las redes sociales en línea, de las plataformas relacionales, de los intercambios interpersonales, horizontales, y comunitarios. Una culturade todos hacia todos que permite a los individuos sermenos consumidores pasivos, compartir, discutir, participar más allá de las limitaciones del espacio-tiempo (2011: 56). Los anteriores ejemplos son apenas un esbozo sobre la manera en que la aldea global de Internet empieza a modificar las relaciones entre creadores y consumidores. El trato directo e inmediato, además de generar el valor agregado de pertenencia a una comunidad de arte secuencial, se salta viejos esquemas de censura y mediación. Sin embargo, ahora enfrenta otras restricciones determinadas por las redes sociales y la creciente corrección política de sus usuarios, lo cual, sin duda, saca a relucir una cuestión que es pertinente. ¿Se debe confiar ciegamente en el criterio de la mayoría? O, en otras palabras, ¿la validación de instituciones culturales para determinar el valor de las obras puede ser relegado? No obstante, me parece que existe una tendencia en ciertos autores a ser sumamente complacientes con su audiencia. Es aquí donde aparece una de las consecuencias, debido a que la gran mayoría de contenido en los webcómic son de carácter humorístico, y no pretenden crear una visión crítica de la realidad. Puesto que uno de los competidores en las redes sociales son los memes, ciertos autores buscan imitar los temas en boga para entretener y ampliar su audiencia, algunas veces cayendo en la autocomplacencia del like. Tampoco hay que pasar por alto que uno de los elementos que le dio cierto reconocimiento, en décadas recientes, a la narrativa gráfica, fue su capacidad de politizar los temas que nos atañen como comunidad, es decir como humanidad. Porque antes de las redes sociales, y citando Lipovetsky: “la cultura era el lugar de la altura de la profundidad, hela ahora al servicio de la ligereza frívola” (2011: 45). Carlos Dzul explota la plataforma de Facebook al acceder a trabajar en solicitudes de cómics personalizados o tarjetas de felicitación para cumpleaños, acordando un costo, Fotografía: Instagram @changosperros
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