64 escribieron una novela colectiva titulada El hombre equivocado (1988). Sin embargo, su intención como grupo se limitaba a un experimento, de calidad notable, es verdad, pero falto de propósitos políticos y con aspiraciones más bien lúdicas. Por otro lado, no existe una intención clara por reivindicar un nombre múltiple, pues en la hoja legal aparecen los nombres de cada autor. Por todo esto, El hombre equivocado es producto de un congregado de diez autores que no aspiran a problematizar el concepto de autoría, uno de los blancos al que sí apuntó lbp en su momento. Para José Antonio Cordón, “el ‘nombre múltiple’ violenta también la idea de propiedad intelectual, poniéndolo a disposición de que cualquiera lo utilice con el fin de reivindicar una determinada acción o firmar una determinada obra, creando una situación abierta en la que se diluye toda responsabilidad” (170). lbp criticaría fuertemente la ética capitalista por medio de algunas novelas, performances y actos públicos de carácter contestatario, en el marco de la llamada “guerrilla de la comunicación” (Gradin: 117). Ésta se distinguió por gestar “obras que buscaron socavar el prestigio de la autoridad burlándose de la tradición y las convenciones, incitando a la revuelta, desmintiendo ‘verdades’ hegemónicas” (117). La intervención del colectivo italiano en los medios de comunicación llevó a la distorsión de los usos para los que fueron creados, es decir, al debilitamiento y corrupción de su función más importante: comunicar. lbp tuvo como predecesores a los filósofos y artistas de la Internacional Situacionista, cuya idea […] no era reinventar la vida sino resituarla y resucitar sus zonas muertas. Un pequeño cambio de retrospectiva podía llevar a nuevas formas de entender temas agotados: cambiar el nombre a una sinfonía […] deambular por una ciudad sin destino o ponerle nuevos subtítulos a películas viejas (Goldsmith: 47). Para ello los situacionistas acuñaron tres términos que describen su propuesta estético/ política: la deriva, que consiste en el desvío como una posibilidad inesperada al seguir una ruta establecida; el détournement, un modo de resignificar los objetos, las ideas y los medios que nos rodean para renovar nuestra experiencia frente a ellos; y la psicogeografía, una práctica por medio de la cual se mapean los flujos psíquicos y emocionales de una ciudad en vez de acatar su señalamiento vial como calles, avenidas o rutas ya marcadas. El filósofo francés Guy Debord es uno de los situacionistas más destacados, reconocido además por sus críticas a la denominada “sociedad del espectáculo”, que describe como “la vida en las sociedades capitalistas degradada por la creciente mediatización de las relaciones sociales convertida en imágenes a ser contempladas desde la pasividad” (cit. en Gradin: 119). La acción que detonaría las prácticas artísticas de lbp fue el détournement. Su importancia fue decisiva en el ánimo juguetón y anarquista del colectivo, pues ponía el acento en el uso de la técnica para alterar su aplicación cotidiana y oponerse a discursos reaccionarios promovidos por los medios de comunicación. Una de las provocaciones más famosas de lbp tuvo lugar en 1995, en el programa de televisión italiano Chi l’ha visto? Durante décadas la televisión gozó del monopolio de la comunicación y, hasta antes del advenimiento de las redes sociales, era el medio con mayor presencia en los hogares alrededor del mundo. Aunado a esto, una transmisión dedicada a localizar a personas desaparecidas, en horario estelar, como lo era Chi l’ha visto?, conseguía un efecto significativo en sus espectadores. lbp vio una oportunidad de poner a prueba su talento. El desafío consistió en contactarse con el programa solicitando ayuda para buscar a un tal Harry Kipper, presunto artista británico de body art que sentó un precedente de lo que tiempo después se convertiría en Luther Blissett. Desde luego, tal artista nunca existió, o al menos no como lo presentaron en el programa. Si bien había una dupla de artistas también británicos llamados Kipper Kids, nada tenían que ver con la treta.
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