Rúbricas 16

54 La existencia conectada fue uno de los grandes tópicos del cyberpunk, la premisa que transformaba las historias comunes y corrientes en ficciones especulativas, en material de conjetura sobre el futuro de la sociedad en los lejanos días de 1984, cuando se crea la etiqueta y este género salta de la subcultura a los escaparates libreros con la novela Neuromante de William Gibson como estandarte. Treinta y seis años más tarde, orillados por la pandemia, forzados por el cerco sanitario a recluirnos en casa, a trabajar desde ella, el mundo interconectado pasa a una categoría más activa, más imperativa en lo real. Una transición de difícil cumplimiento para casi todas las industrias, artes y oficios. Elmundo como lo conocíamos ha terminado; esto sólo es un chequeo de canal, la mera función fática del mundo con sus usuarios. Pero decir las verdades tan abruptamente es cosa del pasado. Hoy, y desde el gobierno de Vicente Fox, impera el eufemismo comomedida de “correcciónpolítica”, comomaquillaje extremo. Ya se habla de una nueva normalidad y, si bien toda la educación estaba ya registrando una deriva hacia las costas virtuales, con bibliotecas saltando del papel a lo electrónico (como en el caso de Ibero Puebla), lo cierto es que la transformación íntegra a esta modalidad educativa crea olas caóticas en universidades públicas, en la reticencia de la población promedio a ensayar esta modalidad para proseguir los estudios, con profesores que, en muchos casos, emplean por primera vez la computadora para algo más que redactar informes, hacer listado de calificaciones, responder mails y ver videos. Y, aun así, con estos bemoles, la educación es parte del contingente de vanguardia... La literatura va un paso más allá, encontró, en ese sentido, de manera vertiginosa, la ventaja de este estado de conexión y empezó a explotar las relaciones internacionales y a hacer encuentros soñados de autores y académicos a través de nuevas y viejas plataformas para videoreuniones, encuentros que las fronteras geográficas impedían en la antigua normalidad. Si la regla ahora son estos encuentros remotos de confluencia en las pantallas, saltar a lo internacional es mucho más simple, y ya sin estigma alguno... Eso en la parte brillante, en lo destacable. En lo otro, en lo económico, enfrentamos lo terrible. Una sociedad de convivencia abierta, de movilidad plena hacia dentro y fuera del país, que repentinamente se ve obligada a suspender esos hábitos, a recluirse en casa, a bajar el flujo del intercambio mercantil y a sustituir los paseos reales con simulacros virtuales a través de esas redes que ya había integrado al devenir cotidiano (con su costo de accidentes por uso de celularmientras semanejaba) y sólo eran complemento, no sustituto... Lo económico ha golpeado, como siempre, primero a los más desprotegidos, al comercio informal que, si bien no ha suspendido todas sus actividades, ha visto diezmados sus emplazamientos, sustituidas sus mercancías que ahora ya incluyen, aunque no se limitan, a la producción y venta de máscaras, de caretas y hasta de desinfectantes, para enfrentar la pandemia. Máscaras clon KN95 ya se consiguen en vistosos colores, por no hablar de aquellas de fomi con los estampados más llamativos y variados... Todo para tratar de sobrevivir en un medio donde los videos por demanda, las nuevas plataformas streaming van acabando con el comercio de copias de música en cd, películas dvd piratas... lo que nos lleva una vez más a aquella célebre frase de Neuromante: “La calle encuentra sus propios usos para las cosas”. Cuando Gibson la escribió, se refería a los usos que la gente en el borde hace con los fármacos, al descubrimiento de formas alternas de utilización de lamedicina como drogas recreativas; una frase que se superó a símisma y pronto extendió sudominio a lo electrónico, a lo digital... Y arribó a nuestras latitudes como si nuestra población se hubiera contagiado con las escenas de tianguis callejeros en Blade Runner... Peor aún, en pleno semáforo rojo, con casi todo vacío, excepto esos puestos del comercio informal que deben seguir adelante, contra viento, marea y pandemia. En el cine no haremos escala, por razones de espacio, aunque resulta imposible no mencionar la modalidad de streaming que la Warner Brothers acaba de implementar a través

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