22 El SlowWeb movement El Slow Web movement, como una rama más del Slow movement, tuvo su origen en 2010, cuando el crítico Jim Emerson sugirió la creación de un movimiento de esta índole gracias a la capacidad de la red para guardar y gestionar archivos. Dos años después, Jack Cheng publicó un ensayo en inglés titulado “The Slow web” que marcaría el inicio de este movimiento. Desde luego, está implicado el funcionamiento de la red, pero se enfatiza la sensación del usuario. Cheng cree que la comunicación digital se efectúa en dos redes distintas: por un lado, la fast web, todas aquellas tic que reclaman del usuario acciones concretas e instantáneas ante la presión ejercida, sin ocasión de reflexionarlas. Algunos ejemplos de este tipo podrían ser las redes sociales o el correo electrónico, cuya función principal es atraer la atención. La voluntad del lector se ajusta en un impostergable “ahoramismo”: comentar, responder, compartir, registrarse, comprar, apoyar. Se podría pensar que no existe como tal una imposición, pero pensemos que esta estrategia opera también en forma de restricción. En algunos sitios es forzoso registrarse si se quiere interactuar con el contenido, en otros, las ventanas emergentes o las páginas que redireccionanmuestran publicidad que no es requerida. En el mismo Facebook es preciso guardar la publicación o, por lo menos, reaccionar a ella para no perderla en el palimpsesto de la página de inicio. La web rápida sería similar a la comida rápida: su información debe devorarse y actualizarse a como dé lugar. La inmediatez, el descontrol, la sobrecarga irrumpen en el tiempo propio de otras actividades. En contraste, la slow web no es invasiva con el usuario. Los sitios digitales plantean una forma diferente de consumo al respetar el tiempo de lectura y buscan generar significado, además de brindar conocimiento a través del ritmo pausado, la puntualidad y la moderación. No se rechaza la tecnología per se, sino que este movimiento sugiere jerarquizar las prioridades y así evitar las intrusiones. Frente a las respuestas en “tiempo real”, se opta por las “oportunas”, cuando el usuario las requiere y ha tenido el suficiente tiempo de deliberación. La apuesta es por el ritmo confiable frente a lo aleatorio, por la independencia y mesura antes que el exceso. La interacción que se busca es profunda, no únicamente superficial. Un ejemplo podrían ser las páginas en las que se puede guardar la entrada y desplegarla más tarde, cuando se desee leer el artículo completo o también los programas y transmisiones que respetan un horario, condición indispensable para que el usuario controle su rutina y no tenga que estar a todas horas pegado al dispositivo en espera de un contenido impredecible. Una aplicación que opera bajo estos principios es I Done This. Cada noche, los miembros de un equipo reciben a la misma hora un correo para que puedan escribir los logros y pendientes que hayan realizado durante el día. A la mañana siguiente, encontrarán un resumen que recopila los puntos centrales de cada informe individual. Si bien es cierto que la síntesis podría realizarse inmediatamente, una vez que todos respondieran los correos, la notificación tarda una noche y respeta el tiempo de descanso. Cuatro años después de publicar el ensayo, Cheng lo actualizaría con una nota al principio que, entre otras cosas, afirma:
RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3