Rúbricas XV Humanidades digitales 19 expectativas” (Málishev y Canales, 2000: 84). ¿Cuánto dura el presente ahora? No resulta descabellado afirmar que nos encontramos ante el imperio de lo imprevisto. La duración de los procesos de antaño estabamás regulada. Desde luego, es imposible alterar los ritmos de los que son de tipo biológico o natural; es más, en los de orden sociocultural donde se hace visible este incremento. Nuestra biología va por un lado y nuestra ideología por otro. En el actual sistema, la economía requiere de la aceleración de la productividad y eficacia comomedio de crecimiento: sin su impulso el capitalismo no se habría desarrollado en las magnitudes que conocemos. Esto no solamente se evidencia en una mayor transmisión de información, sino en la cantidad y flujo de mercancías, buscando el mayor rendimiento en la menor unidad posible de tiempo. Comomodelo de producción, la aceleración se consolidó a partir de la Revolución Industrial, gracias a la implementación de las máquinas, cuyo tiempo es contrario al del hombre porque no se cansan nunca. El cambio inició con las máquinas textiles y, más adelante, con la de vapor. La producción en serie y la división se volvieron atributos del trabajo. Ya en el siglo XIX, la medición de las operaciones en la fábrica estaba estandarizada y regulada. Carlos Román explica que el “tiempo social” cuenta con una dimensión cualitativa y cuantitativa, es decir, con significado y medición. Ambos coexisten, por ejemplo, en los calendarios, donde los días se agrupan en semanas y meses, algunos de ellos revestidos con un carácter celebrativo y conmemorativo. No obstante, el sistema ha engullido al mundo de la vida, soslayando las temporalidades sociales que no se rigen bajo los criterios del tiempo productivo, homogéneo y medible (2015: 266). La aceleración no es gratuita, si se economiza tiempo es para poblarlo con más ocupaciones. El trabajo se intensifica con el fin de aprovechar lo ahorrado, aunque no necesariamente el significado, que requiere un proceso de maduración: El ritmo de la vida social crece cada vez más, hacemos las cosas cada vez más rápido, dormimos menos, comemos con prisa, los encuentros con los pares de amigos o con la familia cada vez sonmenos. El hecho es que realizamos más actividades que nuestros antecesores aumentando la densidad social en un periodo de tiempo. Optimizamos los recursos por nuestra mentalidad racional que instrumentaliza la naturaleza y las relaciones sociales (Roman, 2015: 271). Por su parte, las tecnologías digitales también imponen un ritmo determinado. Carles Sora señala que este tiempo estámarcado por la reproductibilidad, reversibilidad e infinitud, en contraposición con la temporalidad propia del hombre (2016, párr. 4). El problema, quizá, sea intentar aparejar ambos forzosamente, circunscribir las actividades en un tiempo que no es el nuestro, a sabiendas de que no contamos con esa capacidad de recepción y asimilación. Inmersos en el vértigo de las tic que presentan todo de forma tan efímera, el presente termina siendo un instante que se desvanece para dar paso a otros. En este tiempo sin tiempo que algunos han llamado timeless time ocurre una desvinculación del tiempo real o local con el de las redes, una especie de destemporalización, debida, en parte, a la descolocación que implica el que pasen cosas en cualquier lugar, en una coordenada espaciotemporal difusa.
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