10 la de la experiencia, la razón de la realidad, el sujeto de lo cognoscible (en el kantismo), la historia de la precariedad de nuestra búsqueda (en el idealismo) y las ideologías, de la existencia en la realidad (siglos XIX-XX), para finalmente, en los autores de la posmodernidad con resaca existencial de los sistemas de pensamiento previos, dar por terminada la elaboración de esta segunda realidad y comenzar la construcción del eclipse: La fantasía, tal parece, puede desprendernos de la realidad produciendo una serie de imágenes que hemos dado en llamar segunda realidad, porque pretenden referirse a la realidad cuando de hecho no lo hacen; y, dejando de lado el fenómeno del error o la articulación inadecuada de la experiencia, la fantasía se desprenderá de estemodo, cuando el hombre que fantasea desarrolla centros de resistencia en sí mismo contra su participación en la realidad, incluyendo la suya, de modo que tal imaginería no es ya verdad sino que expresa la realidad en términos de una resistencia a ella (Voegelin, 1969: 114). A partir de aquí se crea, en diversos pensadores a partir de Kant y Hegel, un espacio intermedio filosófico/ideológico, una realidad conceptual derivada, una hipóstasis categorial cuya comprobación, articulación, difusión y monopolización del conocimiento en círculos académicos y culturales implican este eclipse enque la consciencia del ser humano ya no se vive como integrada en la realidad, sino como escindida, separada de lo real, atrapada en el espacio intolerable entre fenómeno-nóumeno, incapaz de cimentar existencialmente el primero y sin poder acceder en algún modo al segundo. Tal eclipse de realidad implica un doble movimiento de edificación y desilusión: en un primer momento, con sistemas como los de Kant, Hegel y Comte, se atraviesa por una grandilocuencia en que el sistema parece sustituir lo real, para después caer en una desilusión que da lugar a sospechas, deconstrucciones y configuración desencantada de subjetividades. En palabras de Voegelin (1969:116): Puesto que el mundo de la experiencia común puede ser eclipsado, pero no abolido, éste se resistirá a su deformación, y en respuesta forzará a los fantaseadores a revisar sus Segundas Realidades. La proyección imaginativa no será abandonada como un sinsentido, sino que el proyecto originario será cambiado en detalle o reemplazado por otro diferente. Durante tal periodo de discusión, el revisionismo es un fenómeno frecuente, causado por la negativa a disolver el Ego Contraído y detener la proyección imaginante. Históricamente hablando, esto explicaría el hecho de que, después de las utopías ideológicas y los fascismos de los siglos XIX y XX, se pasara a una disección existencialista y posmoderna de los mecanismos de auto-representación del sujeto y sus realidades culturales. En tal segundo ciclo de tensión entre la realidad eclipsada y la propensión deformante del clima de la época, se vertebrarían teorías y antisistemas de pensamiento que buscan cambiar un proyecto de edificación por uno de deconstrucción desilusionada.
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