Rúbricas 16

106 La Ciberpulga Laura Martín Cuando intento rememorar lo ocurrido, no sé en qué medida mi memoria desgobernada deforma los hechos. Poco a poco, como arropada por un abrazo, la pesadilla ha dejado de serlo. Surgió de repente en la pantalla; así como cuando a pleno sol se suelta un aguacero. Yo navegaba, como se me había vuelto costumbre, ajena al reloj y sin rumbo fijo. Llegar a casa no equivalía a caer en la soledad: Internet me acompañaba. Las tardes casi noches o los fines de semana no eran más un largo e irremediable vía crucis que sufrir con resignación. Sin darme cuenta, el tiempo transcurría al deambular entre redes sociales, en buscar con quién chatear un rato, revisar mi correo electrónico o al sumergirme en los videos de Youtube. Fue mientras buscaba algo de música que se plantó ahí, en el ángulo inferior derecho. Achaqué aquella visión al cansancio acumulado y, sin darle mayor importancia, apagué el dispositivo. Como todos los días, calenté un vaso de leche en el microondas, eché cuatro galletas en un plato y me fui con la cena directo a la cama. Aún me pregunto si aquel suceso, en principio de apariencia insignificante, fue producto del azar o del destino, ¿en qué me equivoqué?, si no supe cambiar el rumbo de las cosas omi suerte, irremediable como los sueños, estaba echada. Al regresar del trabajo, exactamente dieciocho horas después de la primera irrupción, encendí de nuevo mi dispositivo y sí, la cosa esa estaba otra vez ahí, plantada en mi pantalla. Primero limitó mi libertad de movimiento; a pesar de la ligereza del aparato, me vi forzada a conectar indefinidamente el cable a la corriente porque “eso” cubría el icono indicador de batería y la máquina consumía una inusitada cantidad de energía. Compré un cargador nuevo e intenté cambiar la batería; pero nada. Era como si el dispositivo y la corriente general hubieran desarrollado una relación única e indisoluble. La “cosa” pegada por dentro del plasma se parecía cada vezmás a una larva. Laura Martín Nació en la Ciudad de México en 1970. Es licenciada en Comunicación y cursó la Maestría de Literatura Iberoamericana en la Universidad Iberoamericana, Puebla. Trabaja como docente de literatura y periodismo en unarte, Puebla, desde 2007. Es alfabetizadora y colabora con diversas asociaciones de mujeres, como tochan en la Sierra Norte del mismo estado. Este trabajo la ha llevado a convertirse en empresaria social a través de la marca de bolsas “Las Patronas” que nace por la inquietud de que las artesanas que colaboran en sus colecciones sean sus propias patronas; dueñas de sus propios destinos. Ha publicado numerosos artículos de periodismo cultural en diversos medios escritos, además de varios relatos en antologías, tanto de adultos como de niños. Entre ellas destacan: Cuentos de Lolitos, La alegría del hogar o la colección infantil Valores para la vida. Asimismo, se ha desempeñado como conductora de radio. Cree en la escritura como herramienta de expresión de la nueva complejidad en las relaciones humanas que traspasan la barrera de lo físico ante el imparable avance de las tecnologías de la información.

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