Rúbricas 15

66 Además de las quejas por la infraestructura urbana, la población lamentaba las condiciones de inseguridad y pobreza. Los vecinos se llegaron a organizar en una asociación denominada el Bien Público, por medio de la cual denunciaban sus principales problemas y exigían mejoras en los servicios urbanos, incluso se presentaron conflictos y disturbios por problemas concretos, como la escasez de agua, que preocuparon a las autoridades del ayuntamiento (Contreras, 2010). Durante la primera etapa de industrialización, la ciudad de Puebla experimentó cambios innovadores impulsados por las fábricas textiles. Desde la utilización de nuevos materiales en la construcción de inmuebles como el cemento, acero, yeso y cristal hasta la implementación de un modelo diferente de uso del espacio productivo. Las fábricas se diseñaron como conglomerados de espacio de trabajo y habitacional para los trabajadores; por ejemplo, La Constancia Mexicana y la fábrica de hilados de Metepec. Este modelo implicaba hacer más eficiente el desempeño de la fuerza de trabajo, los espacios funcionales comenzaron a diseñarse debido a las necesidades que marcaban el proceso de industrialización; obviamente esto significó un nuevo uso del espacio urbano que, a la par, generaría otro tipo de problemas en la ciudad (Montero, 2002); esta vez no solo referentes al acceso a recursos como el agua, sino sobre todo, y por primera vez en la historia de la urbe, por la presencia de residuos que por su calidad y cantidad afectaban significativamente al medio ambiente. Aunque los problemas que enfrentaba la ciudad preindustrial se asemejan temáticamente a los de las ciudades actuales, como la mejora de los servicios y la infraestructura urbana, la limpieza y seguridad en las calles, el uso de los espacios comerciales e incluso la regulación del tránsito de vehículos en la vía pública, lo cierto es que la diferencia entre los tipos de emplazamientos es significativa cuando se agregan variables que complejizan las condiciones de las ciudades, como son el crecimiento de la población y la mercantilización del suelo urbano. De hecho, los cambios más significativos en el crecimiento del espacio urbano van de la mano de la producción de excedentes de capital y, por lo tanto, de los procesos de industrialización. “No puede sorprendernos […] que la curva logística del crecimiento con el tiempo del producto capitalista sea prácticamente idéntica a la de la urbanización o de la población mundial” (Harvey, 2014). Esto significa una ruptura sustancial en los modelos urbanos actuales con respecto a las ciudades del siglo pasado, cuando la tensión principal se encontraba en el ámbito de lo urbano y lo rural; ahora, además, la vida urbana y el ejercicio de la ciudadanía también se modificó radicalmente. - LA CIUDAD EN CRECIMIENTO HACIA LA GLOBALIZACIÓN Actualmente resulta sorprendente que en muchas ciudades son muy parecidos determinados lugares. Los aeropuertos, centros comerciales, áreas industriales o zonas pauperizadas se asemejan hasta llegar a confundirse. Esta uniformidad en la escenografía urbana es el resultado de la llegada de la globalización a la ciudad. Si bien en el ámbito del urbanismo se ha dado una vigorosa discusión sobre el daño o el beneficio de la globalización en las ciudades, para el tema que aquí nos interesa solo hay que señalar la incuestionable complejidad que el fenómeno global ha ocasionado en el mundo urbano actual. El hecho de que el mercado inmobiliario, en la mayoría de los países de América Latina, incluido México, esté en manos de empresas privadas, propicia que las ciudades se expandan hacia zonas no aptas para uso habitacional y genera tensiones y contradicciones en diferentes ámbitos en varios niveles. Por una parte, se ejerce presión sobre el área designada para el soporte agropecuario y, por otra, se abre la posibilidad de establecer asentamientos en lugares de alto riesgo. A su vez, a la población expulsada de sus zonas de cultivo se le limita el acceso a vivienda digna, arrojándolos a espacios que no cuentan con infraestructura urbana básica: acceso al agua, vías de comunicación e incluso el servicio de recolección de basura, por mencionar solo algunos; esto obviamente redunda en profundizar sus condiciones de pobreza. Además, la mercantilización del suelo propicia la fragmentación urbana; es cada vez más común encontrar fraccionamientos cerrados habitados por población de altos ingresos que impiden el libre tránsito de vehículos y personas, paradójicamente, en muchos casos, al lado de estas zonas se ubican colonias populares pauperizadas. Como podemos apreciar, este fenómeno debilita el tejido social y permite que se hagan cada vez más recurrentes actos de violencia que afectan, sobre todo, a la población más vulnerable. Por si fuera poco, la identidad ciudadana también se ve fragmentada. La riqueza por la diversidad de opciones que caracteriza a las urbes resulta solo un espejismo para la mayoría de sus habitantes, quienes viven en constante tensión y preocupación, sin poder acceder a las tan valoradas posibilidades de mejorar su calidad de vida. Las instituciones y organismos gubernamentales intentan implementar políticas públicas que resultan insuficientes y parciales, y muchas veces generan otras problemáticas; solo como ejemplo cabe mencionar la implementación del sistema Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA) en la ciudad de Puebla para facilitar

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