44 Asimismo, en esta propuesta se incluía el desarme de los actores armados, restaurar el orden, la eliminación de las armas, repatriación de los refugiados, el apoyo y asesoramiento para la formación de cuerpos de seguridad, seguimiento de elecciones, desminado y otras formas de desmilitarización, asistencia técnica, fortalecer las instituciones de gobernanza, protección de derechos humanos, principalmente (Mesa, 2008). Ejes de construcción de paz: 1. Prevención de los conflictos: implica un análisis de las raíces y causas de la violencia. Esto supone abordar la multicausalidad de los conflictos actuales y también la definición de estrategias para intervenir cuando la escalada de tensión pueda devenir en guerra. 2. Gestión del conflicto: se refiere a todas aquellas iniciativas que se adoptan durante el conflicto armado: negociación, mediación y protección de civiles a partir de misiones internacionales. 3. Rehabilitación post bélica: medidas a corto plazo encaminadas a superar las heridas de guerra y a la reconstrucción tanto de instituciones como de infraestructura que permita el funcionamiento del país, orientadas a impulsar procesos de desmovilización, desarme y reintegración (DDR) de los excombatientes. Y medidas de largo plazo que implican abordar las causas que originaron el conflicto armado y sentar las bases sociales, políticas y económicas para lograr una paz sostenible y duradera. Lo importante de esta rehabilitación post bélica es también una forma de prevenir los conflictos y la transformación de los conflictos (Mesa, 2008). Mesa (2008) denomina “nuevas guerras” a los conflictos que se producen al interior de los propios estados, es decir, ya no se libran entre estados ni con grandes ejércitos, sino que intervienen múltiples actores armados; para estos “señores de la guerra” mantener el conflicto se ha convertido en una actividad económica y en un fin en sí mismo, generando con ello sociedades rotas y desestructuradas. Además, la cultura de la violencia desarrollada durante un largo periodo penetra en el conjunto de la vida cotidiana, no solo la vida política, sino también social y se refleja en manifestaciones culturales precisas como la música, la estética, la forma de vestir y el imaginario colectivo de poder y, en consecuencia, de éxito. Cabe señalar que las causas socioeconómicas y políticas que originaron los conflictos violentos y armados, no solo no se resuelven durante las confrontaciones, sino que con frecuencia se agudizan. Por otra parte, la desmovilización y reinserción de los actores armados es motivo de problemas, debido a que implica distribución de tierras, asistencia sanitaria, concesión de créditos y toda una serie de medidas que faciliten su reinserción. Esto supone que, en ocasiones, estos actores armados se perciban como beneficiarios de recursos que la propia sociedad no tiene (Mesa, 2008). Las organizaciones de la sociedad civil pueden promover capacidades para la paz, canalizar conflictos y tensiones a partir de la negociación y de mecanismos no violentos de resolución de conflictos, como espacios de encuentro para elaborar métodos propios para la resolución del conflicto. Esto implica que la sociedad civil participe activamente en una nueva forma de relación social estatal, es decir, fomentando la celebración de elecciones, creación de nuevas instituciones de gobierno, educativas y de seguridad que garanticen el funcionamiento del país. Esta refundación del Estado y de la sociedad sobre nuevas bases tendría como objetivo romper los ciclos que propician la violencia (Mesa, 2008). Como podemos observar, la reconciliación es un proceso de largo plazo en el que las organizaciones de la sociedad civil han llevado a cabo acciones como: 1. Iniciativas psicosociales para contener y abordar el trauma 2. Talleres basados en solución de problemas 3. Formación para la gestión y regulación de los conflictos 4. Creación de medios de comunicación para promover la paz 5. Creación de comités por la paz 6. Establecimiento de mecanismos autónomos para la gestión de los conflictos (Mesa, 2008) De acuerdo con lo anterior, observamos la pertinencia de la ES para acompañar los procesos de pacificación, brindando procesos concretos de autogestión económica y, a la vez, que coadyuven a recomponer el tejido social fracturado por la presencia del crimen organizado en la región y, también, que contribuya de manera pacífica a la resolución de conflictos al interior de los territorios violentados. Asimismo, la paz implica la promoción de una cultura democrática, que permita dirimir los conflictos de manera plural, pacífica e incluyente. Que esa construcción de paz atienda de fondo las causas que originaron la violencia derivada de la histórica exclusión económica y social de poblaciones que han permanecido al margen de los beneficios del desarrollo del capital. En ese sentido, la paz necesita de una economía incluyente que ponga al centro el beneficio de las personas a través de la dignificación de su trabajo y en beneficio de los grupos sociales y territorios, para que dinamicen procesos de largo aliento en una economía que beneficie a todos.
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