Rúbricas 14

6 7 Rúbricas XIV Servicio Social Rúbricas XIV Aprendizaje Situado y Praxis Universitaria De esta manera, el trabajo de la Universidad Iberoamericana Puebla es identificado por su carácter social. Esto se traduce en la orientación general que tienen nuestros programas y acciones en atención a los problemas más acuciantes de la mayoría de la población: pobreza y exclusión, desplazamiento y migración poblacional, desarrollo equitativo y sostenible, igualdad de género, conflictos territoriales, generación y distribución de la riqueza, acceso a la tecnología limpia, cui- dado de la casa común. La orientación de la Universidad Iberoamericana Puebla hacia procesos de participación social se traduce en diversos programas y acciones, entre los que destaca el Servicio Social. En esta Ins- titución se plantea una estrategia que se refiere a un tiempo y un espacio universitario enclavado en ámbitos de transformación social en donde equipos interdisciplinarios de alumnos, con acom- pañamiento docente, realizan acciones dirigidas a un grupo social determinado, orientadas a dar respuesta a demandas concretas de organizaciones sociales, comunidades, instituciones públicas o microempresas en situación de vulnerabilidad. 2 Esta estrategia se concreta en características es- pecíficas del Servicio Social que los estudiantes desarrollan en nuestra Universidad a través de la modalidades Disciplinar, Interdisciplinar y de Inserción. Cada una de ellas posee cualidades mí- nimas para la atención de las problemáticas enunciadas, desde una metodología específica. Por las condiciones de vulnerabilidad extrema que se tienen en barrios urbanos así como en poblaciones rurales, el Centro Intercultural de Reflexión y Acción Social, en diálogo con el Área de Servicio Social, está haciendo una labor de promoción importante con énfasis especial en el Servicio Social de Inserción; no porque las otras opciones no tengan relevancia en sus tareas y logros, sino porque las experiencias de Servicio Social en esta modalidad han permitido mayores alcances, tanto en el impacto social como en la formación de los estudiantes. En el presente número de Rúbricas , el lector encontrará reflexiones y testimonios de cómo he- mos emprendido la labor de gestionar y promover el Servicio Social con profunda convicción, a lo largo de la historia de la Universidad. Esta tarea se inspira en el proyecto educativo de la Compañía de Jesús y en la visión y experiencia de diversos actores universitarios para formar sujetos conscientes de sí mismos y de su realidad, competentes en el desarrollo de sus capacidades disciplinares orien- tadas hacia un bien mayor, compasivos en el acompañamiento del sufrimiento del otro y compro- metidos en la trayectoria de vida profesional inmediata con el excluido. La Universidad orienta su compromiso en caminar al lado de los pobres y desheredados, de los que sufren la historia y que son vaciados de su tierra, identidad y cultura. Es en esa trinchera en donde queremos estar, en búsqueda del sentido profundo del quehacer universitario. 2 Soto Badillo, Oscar. (2008). “Anda y Haz tú lo mismo. El Servicio Social en la Universidad Iberoamericana Puebla”, Lupus Magister . Puebla: Universidad Iberoamericana Puebla. PRÓLOGO EL SERVICIO SOCIAL, UNA EXPERIENCIA FUNDANTE -María Aurora Berlanga Álvarez Todo centro jesuita de enseñanza superior está llamado a vivir dentro de una realidad social… y a vivir para tal realidad social, a iluminarla con la inteligencia universitaria, a emplear todo el peso de la universidad para transformarla. P. Kolvenbach (2000b: 308) E l nuestro es un país que ha padecido el impacto de la globalización, la instau- ración por décadas del modelo económico capitalista llamado en estos tiempos neoliberal, que ha tenido como resultado el deterioro ambiental, la violación sis- temática de los derechos humanos y la profundización de la desigualdad y la injusticia. México cuenta con más de 129 millones de habitantes, de los cuales 54 millones viven en situación de pobreza, y de ellos 9.3 millones se encuentran en situación de pobreza extrema. Del total de la población, solamente dos de cada 10 mexicanos tienen posibilidades de acceder a la educación superior; por esta razón es indispensable que quienes disfrutan de esta oportunidad vivan de cerca esa otra realidad, la realidad de los que sufren, de aquellos a los que se les ha negado todo, para que, en un ejercicio de congruencia intelectual, ética y moral, pongan en juego sus co- nocimientos y habilidades para incidir, aunque sea un poco, en un cambio social. Desde la época prehispánica, los pueblos originarios vivían en comunidades en donde se prac- ticaba el trabajo comunitario, fundando relaciones de cooperación y solidaridad. Durante la Co- lonia, Fray Bartolomé de las Casas y Vasco de Quiroga concebían a los colegios y hospitales como instituciones que debían funcionar en beneficio de los desamparados. Con la Reforma Integral de la Educación Mexicana, impulsada por Justo Sierra, se consideró el desarrollo de la extensión de la enseñanza y la investigación científica para contribuir al desarrollo nacional. Estas ideas fueron plasmadas en los artículos 4° y 5° de la Constitución Mexicana, con la consigna de que los profe- sionistas deben ser útiles a la sociedad. En la década de los años veinte del siglo pasado, el titular de la Secretaría de Educación Pública, José Vasconcelos, buscó consolidar la idea de que: “La técnica y el arte tienen como mira final servir al hombre del pueblo. La Universidad dejará de producir profesionistas decimonónicos: individualistas, egocentristas y simuladores. En cambio, se forjará al profesional capaz y solidario”. Inició entonces un difícil proceso de integración de los progra- mas de servicio social en las universidades. Varios años después, en uno de los momentos más luminosos de la historia de nuestro país, durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940), el Servicio Social fue puesto en marcha para los estudiantes de medicina, con todas las contradicciones que esto pudiera significar pues, hasta ese momento, en México se consideraba que la formación universitaria era solamente para las clases privilegiadas y no para extender los be- - Mtra. María Aurora Berlanga Álvarez . Diseñadora Gráfica y Maestra en Gestión Cultural por IBERO Puebla. Funda la Bienal de los Ángeles, arte contemporáneo. Participante en el desarrollo de proyectos como NERUDA 100, Yo también soy hijo de Pedro Páramo, Carteles y poesía URUMEX, y Colección MÉXICO 68/100 Carteles, exhibida en Japón. Miembro de los Consejos Consultivos de la Escuela de Música del Rock a la Palabra, Secretaría de Cultura de la CDMX y del Tecnológico Universitario del Valle de Chalco. Fue coor- dinadora de la licenciatura en Diseño Gráfico, coordinadora del posgrado en Gestión Cultural y Directora del Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura. Actualmente, dirige el Centro Intercultural de Reflexión y Acción Social

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