Rúbricas 14
43 Rúbricas XIV Aprendizaje Situado y Praxis Universitaria 42 Rúbricas XIV Servicio Social Haciendo una retrospectiva, hoy reafirmo que he disfrutado plena- mente la experiencia de ser profe- sora de campo, ya que me permite compartir con las y los jóvenes una postura y un estilo de vida distinto al que tienen en la ciudad de Pue- bla. Comparto el estar inconforme con el “mundo al revés” como dice Galeano, ya que me rehúso a “pade- cer la realidad en lugar de cambiar- la”, me niego a “olvidar el pasado en lugar de escucharlo”, y no puedo dejar de imaginar el futuro en lugar de aceptarlo. Todos los días, desde múltiples trincheras que enlazan lo rural con lo urbano, lucho en con- tra de la impotencia, la amnesia y la resignación; e intento construir otro tipo de relaciones desde la equidad y la justicia, entre hombres y muje- res, entre nahuas y mestizos, entre productoras y consumidores, entre humanos y el resto de las especies de seres vivos con los que compartimos el Planeta. Como describe Víctor Manuel Toledo, nos encontramos sumer- gidos en una crisis económica, so- cial, política, climática, ecológica, energética, alimenticia… una crisis civilizatoria sin precedentes, que re- quiere transformaciones profundas en los estilos de vida de la población en su totalidad. Como académicos nos corresponde guiar a las y los jóvenes universitarios más allá de la reflexión; sumergirlos en el cuestio- namiento profundo del contexto, de los paradigmas que rigen su vida, que norman su comportamiento y que determinan muchas veces sus sentimientos. Considero que en este sentido no hay mejor experiencia que el Servicio Social de Inserción para lograr dichos propósitos. ¡Des- de la praxis, con ayuda del tiempo y de un acompañamiento presencial, lograr activar su consciencia! Creo que el acompañamiento presencial es fundamental para lograr un pro- ceso de inserción óptimo, respetando tiempos y formas de cada estudiante, así como de la propia comunidad; y que al final, en la mayoría de los casos, resulta en una transformación profunda de las y los jóvenes. Visualizo mi trabajo de profesora de campo como tejedora de puentes: entre el campo y la ciudad, lo individual y lo colectivo, lo ancestral y lo moderno, el conocimiento tradicional y el científico…Mi trabajo también consiste en facilitar que las y los estudiantes desarrollen habilidades de escucha y de observación participante, no solamente para analizar y estudiar la cultura ajena, sino para comprender a la “otredad” con mayor empatía, humildad y solidaridad; y así poder llevar a cabo un trabajo con compromiso, responsabilidad, y con una verdadera vocación de servicio. Para ello, el modelo de docencia que utilizo son las comunidades de apren- dizaje colectivo centradas en la experiencia y el análisis en torno a lo vivido, leído, escuchado, olido, bailado, etcétera... Parten de una relación horizontal, basada en la convivencia de experiencias cotidianas en los diferentes proyectos y/o acontecimientos de la vida comunitaria, en donde se van creando lazos de confianza al fomentar, como ingrediente fundamental de las clases, el compartir y valorar la parte vivencial, las experiencias, emociones, reflexiones y percepcio- nes de alumnas y alumnos. Una de las principales características que diferencian el Servicio Social de Inserción de otro tipo de Servicio es la inserción permanente en un ambien- te ajeno a la realidad de las y los estudiantes. El choque cultural que lleva al cuestionamiento profundo sobre su propia “cultura”, idiosincrasia, creencias, pertenencias, profesión, etcétera. Los aprendizajes no únicamente son teóricos, también son prácticos, se aprende haciendo, conviviendo y compartiendo. La personalidad y actitudes de las y los estudiantes cambian, pasan por una montaña rusa que va desde un primer enamoramiento absoluto que ve todo color de rosa, luego comienzan los choques profundos y el cuestionamiento sobre muchas contradicciones, y terminan por aterrizar con el entendimiento analítico sobre una realidad que ya conocieron, probaron, en donde partici- paron, incidieron y ahora valoran mucho más. Se fortalecen aspectos como la paciencia, la tolerancia, el trabajo en equipo, el saber escuchar al otro u otra, la empatía. Se muestran con mayor apertura y mayor disponibilidad conforme pasa el tiempo del Servicio. Las y los jóvenes crecen como personas y como futuros profesionistas, ya que aprenden a relacionarse en lo laboral. Practican habilidades de negocia- ción con diferentes actores y en distintos escenarios, amplían sus capacidades de conciliación y comunicación asertiva. También se enriquecen al convivir entre distintos, logran ser más generosos, valoran su situación privilegiada, desarro- llan autonomía en aspectos personales y emocionales. Desarrollan sensibilidad hacia situaciones o problemáticas que antes, tal vez, ni siquiera identificaban. Alumnas y alumnos se enfrentan a retos que implican el salir de sus espacios de confort, vivir sin tanta tecnología ni redes sociales, adaptarse al ritmo lento de vida de una comunidad pequeña, aceptar nuevas formas de aprender hacien- do, dejarse tocar por situaciones incómodas y dolorosas, cuestionarse constan- temente . Estas vivencias logran en ellas y ellos mayor sensibilidad, aprendizajes mucho más significativos, actitudes de cambio positivas desde su persona y su profesión, y una visión mucho más amplia y profunda de la realidad, que se refleja en madurez intelectual y emocional. ...he disfrutado plenamente la experiencia de ser profesora de campo. No hay cosecha sin siembra, ni nada se produce por generación espontánea; no es noble pedir a otros lo que no seamos capaces de dar, de hacer nosotros. - Don José María Arizmendiarrieta Xochitlán de Vicente Suárez, Puebla a 15 de agosto del 2019
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