Rúbricas XIII Derechos humanos en Puebla 83 Rúbricas XIII Presentación del libro Rompiendo Cadenas. Literatura carcelaria femenina • Las noches en ese lugar son bellas hasta el punto de hacerte llorar • Esa navidad la pasamos en los rezos de Koque. En la casa celebramos con jugo y sándwich • Por ahí se asomaban los clientes y entraban, eran de bajos recursos, se les notaba en el olor, todos ansiosos de ver algo apetitoso, bueno, tiernito y que los dejara satisfechos • Trabajé en muchas casas. Todas me gustaron. Son, o eran, chistosas, con muebles raros, como sofás un poco más altos de lo normal en los que los clientes, al sentarse, quedaban de puntitas, a menos que tuvieran piernas largas. Los altares eran diferentes en cada casa, unos discretos, otros extravagantes, la mayoría dedicados a la Santa Muerte, también a la Guadalupana, a un santo o un crucifijo. Todos tenían flores y frutos frescos, veladoras, inciensos, dulces y uno que otro amuleto, siempre a la vista de los clientes. Lesly también enfrentó una muerte cercana que la fue consumiendo porque las puertas de su corazón se cerraron con la partida de su amigo Lenin, que se suicidó. Él era un joven “estudioso, amable, educado y muy bueno” y era con quien ella pensaba casarse y, en esa abstracción, Lesly llegó a hacerse daño con pequeñas cortadas. Entre su soledad y la sombra de su soledad no había tregua, como ella lo expresa: Este acontecimiento me derrumbó aún más. Llegó el momento en que ya no quería vivir, quería dormir como ellos. Tampoco quería seguir creciendo. Mi ropa era de una niña de seis años, aun cuando sabía que ya no lo era, y mi cuerpo tenía la figura de una mujer, aunque mi mente se resistía a creerlo. Jugaba con mis muñecos. Entre esas sensaciones, una que la hacía sentir mejor antes de ir a la escuela era: “subir a la azotea, mirar el cielo y con el calor se sentía mejor porque con la pérdida de un amigo, confidente, futuro esposo… su cuerpo todo el tiempo estaba frío”. Dice Lesly que “ha aprendido a disfrutar la vida sin excesos (refiriéndose a la prisión); la diversión es bailar sin estar drogada o tomada y aprendí que no solamente con sexo se obtiene lo que uno necesita, que la familia es lo más importante y que es la única que no te abandona. Tal vez para muchos mi vida no sea interesante”. Pero sobre todo nos recuerda la importancia de no usar máscaras.
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