Rúbricas 12

98 Esta maravilla de juego literario, nombrada en su tiempo nonsense poem, tomando como referente los limericks de Edwar Lear,3 aparece en Alicia a través del espejo. En él se expresa, de manera por demás brillante, la habilidad lúdica y el talento literario de Lewis Carroll semántico y fonético, mismos que se analizarán con detalle tratando de salvar las dificultades de traducción.4 Por si fuera poco, es una magistral parodia de una balada medieval (lo que agrega al género como objeto de juego) y del petulante academicismo de su época (el verbo jabber/podría: reúne, en un solo texto, distintas formas de juego manifestadas en alteraciones gramaticales de orden sintáctico, morfológico; traducirse como cantinflear). Además, el reverendo Hodgson se procura el goce de experimentar con los efectos tipográficos y en el libro presenta el poema antecedido de su primera estrofa impresa como un reflejo especular, lo que hace exclamar a Alicia: “¡Claro! ¡Como que es un libro del espejo! Por tanto, si lo coloco delante del espejo las palabras se pondrán al derecho”. Entonces el lector, como si fuera Alicia, descubre ante sus ojos la versión como la presentamos. Y bien, aunque el lector tipo no conozca los borogobios, ni al momio que rantas murgiflaba, si cavila firsuto podrá encontrar en el poema de Carroll una historia, y aunque no tenga acceso a los dibujos de John Tenniel sobre el galimatazo, las rantas y las váparas, habrá construido en su mente una imagen de ellos, poco importa que sea similar o no a la del autor (de hecho se debería considerar autor a Jaime de Ojeda, el traductor, toda vez que resulta imposible hacer una trascripción literal del poema en inglés). Por ello, la expresión nonsense poem es inapropiada, pues el texto sí tiene sentido. Desde el punto de vista de la lectura, el texto se hace comprensible gracias a un fenómeno denominado, por los psicólogos de la Gestalt, integridad de la percepción, el cual consiste en completar, en nuestra mente, objetos, figuras o cualquier elemento de la realidad, incluso textos enteros, hasta alcanzar su buena forma. Esta cualidad biológica de nuestra psiquis permite encontrar sentido a un texto, independientemente de que la significación de un gran número de palabras nos sea desconocidas (o no existan en el idioma), como en este otro ejemplo, de Julio Cortázar: LA INMISCUSIÓN TERRUPTA Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se le ladea hasta el copo. –¡Asquerosa! –brama la señora Fifa, tratando sonsonarse el ayelamado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abroconjantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma y cuatro petricuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgándose de ida y de vuelta cuando se ve percivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas. –¡Payahas, Payahas! –crona el elegantorium, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar, cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolamas que para qué. 3 Edward Lear (1812-1888), autor de “Books of nonsense” (1848) y de célebres limericks, formas métricas tradicionales inglesas que constan de dos versos largos rimados entre sí, que usualmente definen a un personaje y una característica que le es propia; dos versos cortos, rimados entre sí, de acción; y un verso largo de remate, rimado con los dos primeros. 4 A juicio del autor, la mejor traducción pertenece a Jaime de Ojeda, publicada por Alianza Editorial, con un apéndice en el cual el traductor señala sus dificultades para aproximarse con fidelidad a las intenciones del texto en inglés. El lector interesado puede leer el texto original en lengua inglesa en un apéndice de este trabajo. Otra traducción interesante es la de Ulalume González de León.

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