Rúbricas 12

Rúbricas XII Literatura y Filosofía y su relación con otras disciplinas 65 Innerarity, & Palti, 2013: 35). Así, la propuesta de este autor ofrece herramientas teóricas para abordar una historia sincrónica y diacrónica de los conceptos. Con la teoría de los estratos del tiempo se intenta superar la oposición entre dos visiones de la historia que aparentemente son contrapuestas, a saber: la representación lineal del tiempo y la visión recurrente y circular de éste. Al respecto Koselleck afirma que “toda secuencia histórica contiene tanto elementos lineales como recurrentes”(Koselleck et al., 2013: 36). Tal superación es posible considerando la estructura dual, semántica y pragmática, del concepto. Recordemos que la semántica hace referencia a los significados propios del concepto, es por lo que se dice que todo concepto es palabra sin que necesariamente toda palabra sea concepto. La pragmática se relaciona con el uso particular de un concepto en cada uno de los casos, es decir, con la caracterización que el contexto le aporta al concepto, sin embargo, éste mantiene estabilidad debido a la semántica. Otra precisión importante es que un estrato de tiempo tiene tres elementos que la conforman, a saber: estructura de repetición, novedad y generatividad. La estructura de repetición funciona mediante la semántica del concepto, que provoca que la relación entre experiencia y expectativa mantenga estabilidad en el estrato. La novedad se relaciona a la pragmática y otorga el carácter de particularidad al estrato; mientras que la generatividad sirve de vínculo para comunicar entre generaciones las experiencias y expectativas. En suma, la semántica y la pragmática para los conceptos, y la generatividad para hablar de estratos de tiempo, expresan la tensión que existe entre el significado de las palabras y el contexto de la experiencia en el que éstas son usadas. Dicha tensión permite mostrar que una palabra se convierte en concepto porque adquiere “politicidad”; es decir, porque existe antagonismo en su significado cuando el contexto crea inestabilidad semántica y cuando éste, el concepto, es impugnable. Un gran problema en el concepto de filosofía es el de su definición. En este caso, no es necesario considerar que los saberes no-occidentales han generado y/o incrementado su inestabilidad semántica al concepto, de por sí la filosofía nació con este problema; sin embargo, pese a las distintas concepciones, definiciones o interpretaciones etimológicas sobre la palabra filosofía se puede afirmar que existe cierto consenso en aceptar usos del concepto filosofía para referirse al saber que requiere reflexión, sistematicidad y actitud crítica. Es a partir de este mínimo consenso que se hace necesario plantear que hay saberes no-occidentales, no-europeos, que, mediante la pragmática, impugnan la semántica de la filosofía. El Sur global, la periferia, el lugar que quedó al margen de la filosofía cuando lo que prevaleció fue lo conmensurable, calculable y por lo tanto abstracto, es un campo idóneo donde se politiza el concepto y contenido de lo filosófico. La politicidad del concepto filosofía radica en el reconocimiento de los saberes inconmensurables para: Escribir de otra manera. Delimitar la forma de un cierre que no tenga ya analogía con lo que puede representarse la filosofía bajo este nombre, según la línea, recta o circular, que rodea un espacio homogéneo (Derrida, 2010: 31). Entre la filosofía y sus márgenes podemos distinguir dos conjuntos de adjetivos que califica a los saberes: homogeneidad, unidad, unicidad y totalidad son algunos de los adjetivos que se pueden aplicar a la filosofía mientras que heterogeneidad, pluralidad y diversidad son los adjetivos de los saberes inconmensurables que formarían las filosofías que plantean el problema de su reconocimiento. Algunos casos de este reconocimiento los encontramos en las filosofías náhuatl y andina. Este tipo de manifestaciones en América Latina están ligadas con un proceso de reivindicación de lo propio, frente a una comunidad académica de tradición europea que utiliza eufemismos como etno-filosofía, cosmovisión o pensamiento mítico para evitar dotar de politicidad al concepto filosofía; es decir, para evitar crear polémica sobre el concepto, desestabilizarlo semánticamente e impugnar una definición de filosofía que El Sur global La periferia, el lugar que quedó al margen de la filosofía cuando lo que prevaleció fue lo conmensurable, calculable y por lo tanto abstracto, es un campo idóneo donde se politiza el concepto y contenido de lo filosófico. Erick Fernando Ramírez Medina. Desafíos desarrollo del pensamiento filosófico 1 bachillerato. México: Santillana. + DEL AUTOR

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