Rúbricas XII Literatura y Filosofía y su relación con otras disciplinas 49 vida. El bien es una fuente de inspiración porque produce la “verdadera grandeza” en todos los ámbitos humanos (E: 299), como el del pensamiento y la acción. Y esta inspiración que procede del bien, puede producir una verdadera conversión, un cambio de sí mismo y también un compromiso hacia los otros. En la perspectiva weiliana, la transformación del ser, el progreso moral y el compromiso tienen su origen en un deseo natural de verdad y bien inscrito en todo hombre. Pero, implícitamente, se trata de una respuesta al amor de Dios que es la Verdad y Bien absoluto. El deseo real de un Bien absoluto es eficaz en tanto que supone un verdadero progreso espiritual. Siguiendo a la autora, […] únicamente el deseo dirigido directamente hacia el bien puro, perfecto, total, absoluto, puede poner en el alma un poco más de bien que no existía antes. Cuando un alma se encuentra en este estado de deseo, su progreso es proporcional a la intensidad del deseo y al tiempo (PSO: 136). Si el deseo de bien es auténtico, inspira a quien lo experimenta a unir su pensamiento y vida y, más particularmente, a hacer descender el espíritu de verdad y de justicia en el mundo. Esto muestra que el deseo de bien no consiste en pretender que el bien descienda en uno mismo sin pensar en los demás, se trataría de un deseo egoísta e interesado. El deseo de bien consiste en dejarse inspirar por él y actuar conforme a él. Cuando se experimenta un verdadero deseo de bien, se busca aliviar lo más posible los sufrimientos de los otros, satisfacer sus necesidades más esenciales y a través del compromiso se trabaja para tener una sociedad más justa. El compromiso –sea social o político– tiene su origen en un genuino deseo de bien. Y es el bien el que conduce a este compromiso. Sobre esta cuestión, S. Weil nunca pudo permanecer indiferente ante situaciones de injusticia, pues para ella “el sentimiento de diversas obligaciones procede siempre de un deseo de bien que es único, fijo, idéntico a sí mismo, para todo hombre, de la cuna a la tumba” (E: 19). El auténtico deseo de bien que profesó la autora hizo que en su propia existencia se articularan la unidad de su pensamiento y vida, la intensificación de su experiencia espiritual y la intensificación de su compromiso. 4. La filosofía como compromiso El pensamiento y la vida de S. Weil estuvieron nutridos por diferentes niveles de experiencia como la obrera, social, política, religiosa y mística. Estos niveles de experiencia intensificaron su compromiso ante la desdicha humana, así como su vocación filosófica. Y la llevaron –hasta el final de su vida– a tener siempre en cuenta la cuestión de la condición humana y a manifestar un gran interés por la humanidad. A la imagen de Sócrates y Platón, S. Weil experimentó una preocupación por la salvación del alma. Pero, al igual que los filósofos de la antigüedad esta preocupación, así como su deseo de verdad y de justicia, no se reducen al plano intelectual. Ella piensa en la salvación del alma en la vida y en encarnar el espíritu de verdad y justicia en el mundo. Esto explica en gran medida su profunda reflexión sobre la condición humana y su vocación por unir su vida con la desdicha de los otros a través de su compromiso. Por consiguiente, la autora quiere conocer las circunstancias que causan la desdicha humana y el desarraigo. Y busca las condiciones que conduzcan a la construcción de una polis más justa, en donde la dignidad de todo hombre sea reconocida y se posibilite su arraigo en este mundo, más precisamente, su enracinement. A lo anterior se suma el hecho de que la autora siempre mostró gran interés y atención hacia los otros, no solamente desde el punto de vista reflexivo, sino también a partir de su propia experiencia. Su interés y atención se hicieron acción a través de diferentes tipos de compromiso que ella misma experimentó. En tal sentido destaca, por ejemplo, su compromiso en su trabajo como obrera en la fábrica, en la guerra de España, en su colaboración con la Resistencia y con la Francia libre. Lo precedente representa para S. Weil un verdadero deseo Experiencia filosófica La curiosidad de Simone le llevó a renunciar a su prometedora cátedra de filosofía y a dedicar un año de su vida a conocer la realidad del mundo de los trabajadores. Así fue como llegó a una fábrica de la compañía eléctrica Alsthom, donde vivir de primera mano las duras condiciones de los obreros de la década de los treinta transforma su vida.
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